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Myrna Cunnigham / Foto de servindi.org |
La presidenta del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas
de Naciones Unidas, Mirna Cunnigham, dijo este jueves que
narcotraficantes están comprando niñas y adolescentes por 2.000 dólares
en comunidades de la etnia miskita asentadas sobre la ribera del rio
Coco, en la frontera noreste con Honduras.
Cunningham dijo conocer de la situación a través de las redes de mujeres de las comunidades indígenas. Según Cunningham, estas denunciaron que familias -que alegan estar en situación de extrema pobreza- "prácticamente están vendiendo a las niñas a los narcotraficantes que se las llevan a Honduras o no se sabe a qué lado".
No obstante, Cunnigham manifestó que no hay denuncias a la policía de parte de las organizaciones porque "la gente tiene miedo a hablar, tiene miedo a las represalias" y a la violencia de los narcotraficantes que operan en esas comunidades alejadas donde no hay presencia de autoridades.
Este fenómeno social "no lo podemos analizar fuera del contexto de la pobreza y el empuje de la frontera ganadera y agrícola desde Honduras y Nicaragua, así como la presencia del narcotráfico que esta incidiendo en esas comunidades, manifestó la líder indígena.
La directora de la Comisaria de la Mujer, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), Carmen Poveda, dijo a la AFP que no tienen denuncias sobre estos hechos pero que están investigando para documentarlo y realizar acciones.
Unas 100 comunidades indígenas de la etnia miskita, están asentadas sobre el río Coco y cada año son afectadas por inundaciones y perdidas de sus cosechas.
Cunningham dijo conocer de la situación a través de las redes de mujeres de las comunidades indígenas. Según Cunningham, estas denunciaron que familias -que alegan estar en situación de extrema pobreza- "prácticamente están vendiendo a las niñas a los narcotraficantes que se las llevan a Honduras o no se sabe a qué lado".
No obstante, Cunnigham manifestó que no hay denuncias a la policía de parte de las organizaciones porque "la gente tiene miedo a hablar, tiene miedo a las represalias" y a la violencia de los narcotraficantes que operan en esas comunidades alejadas donde no hay presencia de autoridades.
Este fenómeno social "no lo podemos analizar fuera del contexto de la pobreza y el empuje de la frontera ganadera y agrícola desde Honduras y Nicaragua, así como la presencia del narcotráfico que esta incidiendo en esas comunidades, manifestó la líder indígena.
La directora de la Comisaria de la Mujer, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), Carmen Poveda, dijo a la AFP que no tienen denuncias sobre estos hechos pero que están investigando para documentarlo y realizar acciones.
Unas 100 comunidades indígenas de la etnia miskita, están asentadas sobre el río Coco y cada año son afectadas por inundaciones y perdidas de sus cosechas.
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