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Foto EFE tomada de: Terra Noticias
Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*)
La derecha más
reaccionaria, que tiene en la mira al gobierno de Ollanta Humala,
dispara hoy su artillería pesada contra la política exterior peruana.
Para encubrir propósitos orientados finalmente a quebrar el espinazo de
la administración nacionalista, apunta su fuego contra el canciller
Rafael Roncagliolo, con quien tiene, por cierto, viejas cuentas que
ajustar.
El Canciller
peruano, una personalidad independiente de dilatada trayectoria, tuvo
siempre posiciones progresistas y hoy colabora desde Torre Tagle en la
aplicación de su política exterior independiente y soberana, acorde con
el proceso peruano. Cumple su deber con altura y dignidad, lo que desata
el odio más fiero de los áulicos del Imperio.
Es bueno que se
recuerde, por lo pronto, que por mandato constitucional, la política
exterior la dicta el Presidente de la República y se ejecuta a través de
la Cancillería. En ese marco, la idea de asegurar para el Perú una
política exterior de este corte, no es atribuible al ministro del
sector, sino al Jefe del Estado. Precisamente él escogió a quien es
ahora titular de ese portafolio, para aplicar tal política, y no otra. Y
porque esa es la línea de trabajo del gobierno, la Cancillería ha
impulsado acciones que la derecha senil recusa enceguecida.
Hoy, hay dos temas
que sirven para definir el marco general del debate en esta materia: la
actitud del Perú ante el gobierno de los Estados Unidos, y la posición
frente a Cuba. Para el gobierno del Presidente Humala, Estados Unidos y
Cuba son dos países iguales, amigos nuestros, con los que queremos -y
debemos- tener buenas relaciones, ejerciendo ante ambos una política
independiente y soberana y no aceptando injerencia en los asuntos
internos, que sólo competen a los peruanos.
Esa óptica, no la
comparte la derecha más reaccionaria y sus sicofantes instalados en
posiciones de Poder o en Medios de largo aliento. Para unos y otros,
Estados Unidos es “la primera potencia mundial” y está por lo tanto en
la capacidad y el derecho de decidir el rumbo de la humanidad. Nosotros
debemos admitir, ante USA, nuestro papel de fuerza subordinada y
dependiente. Debemos aceptar, humildemente, dominación y vasallaje. Así
doblan la cerviz ante los poderosos.
¿Y Cuba? Cuba es
para ellos, algo así como la oveja descarriada en nuestro continente.
Hay que castigarla hasta que admita su error, vuelva al redil y se
someta a Washington como ocurrió con el Perú durante muchos años.
La actitud ante la
Casa Blanca es la piedra de toque que sirve a la derecha más
reaccionaria para diferenciar amigos de enemigos. Sus amigos, más allá
de nuestras fronteras, son quienes viven de rodillas ante el garrote del
Imperio. En el pasado reciente era fue la actitud de Menen y otros
figurones latinoamericanos; y hoy es, por cierto la de los gobiernos más
derechistas de América. Con ellos, García inauguró no hace mucho su
“alianza del Pacífico”.
Y, por cierto, la
actitud ante Cuba es clave. Si eres amigo de Cuba, si le tiendes la mano
a ese país, si lo defiendes, o si sólo no te sumas a la jauría que
clama por hundirla en el mar; entonces eres “enemigo de la democracia”
y “cómplice el totalitarismo”. En ciertas ocasiones la derecha va más
allá, abre el abanico. Por eso demoniza al Comandante Hugo Chávez, pero
también a Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa, a los que juzga
“aliados de Castro” en el escenario latinoamericano simplemente porque
recusan la política agresiva del Imperio contra la Patria de Martí y de
Fidel.
Como parte de su
estrategia de confrontación, y en el empeño por aislar al gobierno
peruano del concierto latinoamericano, los voceros inoficiosos de la
reacción concertada, atacan a la Cancillería porque proclama su respeto a
Cuba y demanda la libertad de los 5 antiterroristas encarcelados desde
hace casi 14 años en las prisiones de los Estados Unidos; porque está
dispuesta a concertar acuerdos petroleros y de otra índole con Caracas;
porque no se suma a la campaña contra el Presidente Correa; porque ve
con simpatía a Evo Morales y su gestión boliviana; en suma, porque obra
en el concierto de una nueva correlación de fuerzas en la región, que no
favorece precisamente las orientaciones del Imperio.
Pero, en el fondo,
lo que saca de quicio a los Aldos y a las Cecilias de este concierto
melifluo de voces francamente isabelinas, es que el Canciller haya
declarado hasta en dos oportunidades -en Madrid y en Montevideo- que
Estados Unidos ya no es “la única potencia”, que hoy, hay un mundo
multipolar en el que juegan un papel destacado China, la India, la Unión
Europea y UNASUR, es decir la unión de países sudamericanos. A ellos
hay que incluir ahora la Comunidad de Naciones de América surgida
recientemente. Una declaración de ese tipo ha sido considerada algo así
como una bofetada en el rostro de la Casa Blanca, con la que debiéramos
tener -a juicio de ellos- “las mejores relaciones”, de sometimiento y
dependencia, por cierto.
Sin argumentos para
sostener ahora sus puntos de vista, esos críticos, particularmente
indignados por el reciente incidente con los británicos, en torno a la
frustrada “visita” de La fragata HMS Montrose con tropas y misiles,
procedente de las Malvinas y en torpe gira por la región; han optado por
soltar brulotes insustentables y se disponen incluso a tentar una
Interpelación al Canciller de la República en busca de su censura o
dimisión. Al borde del llanto y de la histeria por “la afrenta” a los
británicos dicen que ése, fue “un horroroso desaire” al gobierno inglés,
un “gesto inamistoso”, que no revela sino la “incapacidad diplomática
de la Cancillería”.
Por si todo eso
fuera poco, y mostrando su desesperación galopante, aseguran que
Argentina “nos traicionó”, vendió armas al Ecuador en los días de la
Guerra del Cenepa, siendo uno de los países Garantes del Protocolo de
Río. Nada más despistado, por cierto. Argentina no nos traicionó. Quien
nos traicionó fue Carlos Saúl Menen, el Presidente Neo Liberal de
entonces en el país gaucho. Fue él quien le vendió las armas a nuestro
vecino del norte en ese conflicto, prevaricando su condición de “País
Garante” del Tratado de Límites de 1941. Los argentinos, ni supieron de
ese embrollo.
¿Y quién fue Menen?
Amigo y admirador de Fujimori gobernó su país con el mismo “modelo”
que impuso aquí “el chinito de la yuca” y robó a su antojo todo lo que
tuvo a la mano, como ocurrió con el hoy privilegiado reo de la DINOES.
En otras palabras, Menen y Fujimori fueron uña y mugre. Por eso se
parecieron tanto. Y por eso hicieron negocios comunes y defraudaron al
unísono a sus pueblos. Pero hay un asunto adicional en la materia:
Cuando ese infausto acontecimiento ocurrió, el Presidente del Perú era
Alberto Fujimori. Y su Ministro de Relaciones Exteriores, nada menos que
Francisco Tudela. Pues bien ¿Qué hicieron estos personajes de opereta
para denunciar la felonía y castigarla como era su deber? ¡Nada!. Ni
siquiera la informaron al país, que supo de eso posteriormente y a
través de medios de información del exterior. Años después, el Canciller
de ese entonces diría
impúdicamente que no dijeron nada “para no deteriorar las relaciones
con Argentina”.
Cuando Keiko Fujimori dice en su cuenta de Tiutter al actual Canciller peruano “recuerde que Argentina hablaba de paz, pero le vendió a Ecuador armas con las que dispararon a nuestros soldados”,
debiera decir también que eso ocurrió cuando con el cómplice silencio
de su padre, y de su Canciller el flemático Francisco Tudela.
En el fondo, lo que
no entienden estos caballeros -y nunca habrán de entender- es que en
temas de este tipo se manejan dos elementos complementarios: la unidad
regional indispensable para todos los efectos, y la adhesión a un
esquema de lucha contra el colonialismo y toda forma de opresión y
dependencia. Por lo demás, existe un ineludible compromiso multilateral
de solidaridad con Argentina, que respaldan todos los países de UNASUR.
La presencia de la
fragata inglesa en aguas de América constituye, en las condiciones
actuales, una abierta provocación, que se inscribe en la política
guerrerista de la OTAN. No otra cosa explica el que el Reino Unido esté
involucrado en una estrategia de guerra dictada por la Casa Blanca y que
afecta gravemente la paz mundial. En esa línea, hoy desafía a nuestra
región y maltrata a Argentina, a la que niega soberanía sobre las
Malvinas.
Y es que ahí asoma
el segundo elemento clave: nosotros tenemos que confirmar un rumbo
internacional de rechazo al colonialismo en todas sus formas, a la
presión imperialista, y al ejercicio de mecanismos coactivos contrarios a
la libertad y a la dignidad de los Estados. América debe respaldar
unida la causa argentina sobre las Malvinas, del mismo modo como debe
luchar por el fin de todas las modalidades de opresión en nuestro
continente. Y debe hacerlo en el marco de una estrategia global que
comprometa a cada uno de los países de la región. Para decirlo en
términos más claros, en esa causa están no sólo nuestros amigos, sino
también nuestros intereses.
Así lo entiende el
sentido común; pero así, precisamente, lo detesta la furia desatada por
los seniles súbditos del colonialismo inglés (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- CANCILLER PERUANO CONVOCA A EMBAJADOR BRITÁNICO POR TENSIÓN SOBRE FRAGATA
El
ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Rafael Roncagliolo, asiste
hoy, viernes 23 de marzo de 2012, a la sede del Congreso en Lima (Perú),
donde está citado para responder un pliego de preguntas junto al resto
del Gabinete Ministerial. Roncagliolo anunció que convocó al embajador
británico en Lima para solucionar la tensión ocasionada por la
suspensión de la visita de la fragata HMS Montrose al puerto de El
Callao.
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