Así
lo dijo este lunes a Efe el científico Marco Tulio Medina sobre la
repercusión que está teniendo la pandemia desde que se comenzó a
expandir en Honduras, en marzo, principalmente en sectores más
vulnerables.
"Esa
es la otra gran epidemia que médicos que trabajamos en el sector hemos
observado de una manera bastante evidente entre nuestros pacientes, que
sus cuadros depresivos se han incrementado o se ha iniciado a
consecuencia del estrés gravísimo al que han estado sometidos", enfatizó
Medina.
Agregó
que los problemas que están enfrentando los pacientes "están asociados a
la pérdida de familiares, el temor a infectarse con la COVID-19, la
posibilidad de no tener lo necesario para sobrevivir o la depresión".
Según
el profesional hondureño, la depresión está afectando "gravemente" a
diferentes grupos de la población, incluyendo jóvenes adultos y de la
tercera edad.
SE HAN INCREMENTADO CASOS DE ANSIEDAD
En
lo que respecta a la ansiedad, es otro de los trastornos en la salud
mental que, según Medina, se ha incrementado en muchas personas.
"Actualmente
están presentando un incremento de ansiedad, incluso personas que
tienen trastornos de pánico que muchas veces lo confunden", subrayó el
científico.
Entre
los pacientes también se ha venido observando ataques de pánico con
sensaciones como dificultad respiratoria y miedo a morir, y en muchos
casos las personas lo asocian con una complicación de la COVID-19.
"También
hemos observado un incremento del insomnio en personas de cualquier
edad, incluso pacientes en los que se ha agravado este trastorno, además
de casos de crisis epilépticas", añadió Medina.
Los
médicos están observando, además, lo que se denomina "estrés
postraumático", una condición relacionada a una situación como de mucho
estrés, que condiciona angustias, pesadilla, ansiedad y una alteración
en su estado mental bastante grave.
Se
suman los casos de las enfermedades que los médicos conocen como
"psicosomáticas, entre ellas dolor de cabeza tensional, en el cual las
personas empiezan a sentir un empeoramiento de síntomas que están
ligados a molestias psicosomáticas como fibromialgia, o colon
irritable".
"Se
trata de enfermedades asociadas a un estrés significativo que la
población hondureña ha venido registrando, con síntomas asociados a una
situación inusitada en su vida y que es necesario prestarle mucha
atención", según el profesional, ex decano de la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).
Para
agravar la situación, muchos de los casos no están siendo atendidos por
la poca capacidad para brindarles terapia o medicamentos para que
mejoren, debido a las circunstancias actuales por la crisis causada por
la COVID-19.
TEMA DE LA SALUD MENTAL ES UN GRAVE PROBLEMA
Medina
expresó que el tema de la salud mental en Honduras "es un grave
problema que se ha incrementado" y que "sus alteraciones se dan en
muchos cuadros", entre ellos "la tendencia al sobrepeso, porque algunas
personas de hecho se la pasan más comiendo, sin hacer ejercicio".
"La
otra cara de la moneda son los muchos pobres que están sufriendo por
falta de alimentos", enfatizó el científico hondureño, quien recordó que
después del paso devastador del huracán Mitch, a finales de 1998, se
agravó el problema de desnutrición en niños menores de cinco años, según
un estudio de la Unah y la Universidad Internacional de la Florida, de
Estados Unidos.
Esa
situación, indicó Medina, también se está incrementando entre el 35 %
de la población que vive debajo de la pobreza, en un país donde los
pobres representan más del 60 % de los 9,3 millones de sus habitantes.
"En
esa pobreza extrema las personas más vulnerables son los niños, recalcó
Medina al explicar sobre los problemas nutricionales en el país.
Añadió
que, en el otro extremo de la población, existe un porcentaje que tiene
acceso a alimentos, que representan como el 20 por ciento, entre los
que el trastorno de ansiedad y la inactividad física puede incrementar
su peso y agravar su salud por males como la hipertensión o la diabetes,
lo que los médicos denominan "síndrome metabólico".
"Estamos
con una doble carga en el aspecto nutricional, por un lado un 35 % con
riesgo de desnutrición y hambruna, sobretodo la gente en extrema
pobreza.
Por otro, el 20 % que tiene acceso a alimentos de forma
significativa, con síndrome metabólico, en el que están los de
sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión arterial o aumento del
colesterol", indicó Medina.
En ambos grupos, según el profesional hondureño, hay "un empeoramiento de su estado de salud".
Entre
otros problemas sanitarios, sociales y económicos, la COVID-19 ha
causado en Honduras al menos 1.368 muertos y 42.685 contagiados.
https://www.proceso.hn/actualidad/7-actualidad/hondurenos-pobres-en-riesgo-de-desnutricion-y-hambruna-a-causa-de-la-covid-19.html
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Sin medicinas y con miedo se acorazan los tolupanes
Lunes, 03 Agosto 2020 - 21:45 / Autor del artículo:
Proceso Digital
Tegucigalpa - Los
miembros de la etnia indígena Tolupán se acorazan en La Montaña de la
Flor, en Orica y Marale, norte de Francisco Morazán, donde viven con
miedo y sin medicinas ante la posible llegada del COVID-19.
- Tolupanes se acorazan en Montaña de la Flor para no dejar entrar la pandemia.
Aunque
hasta el momento no se reportan contagios por el virus, que por ahora
cobra la vida de 1 mil 377 personas en 146 días de pandemia, la etnia
Tolupán se mantiene agazapada a la espera que no llegue a sus
comunidades desposeídas e históricamente marginadas.
Los
tolupanes viven en los municipios de Yorito, El Negrito, Morazán,
Victoria y Olanchito, en el departamento de Yoro, así como en Orica y
Marale, en Francisco Morazán. Se estima que actualmente su población es
de aproximadamente 20 mil personas y están constituidos en 28 tribus
distribuidas en ambos departamentos.
Restricción en entrada y salida
Gertrudis Bustillo, líder Tolupán, dijo a Proceso Digital que
hasta la fecha en su tribu no se registran contagios de COVID-19.
“Gracias a Dios no hay contagios, nos mantenemos con las instrucciones
de no salir de la montaña a lugares donde se cree que existe el virus”.
La
Montaña de la Flor, está situada en el municipio de Orica, al norte del
departamento de Francisco Morazán, a unos 150 kilómetros de la capital
Tegucigalpa. En este sector habitan cinco tribus que conforman la
comunidad Tolupán de Honduras: San Juan, La Ceiba, EL Lavandero, Guaruma
y Antiguo Paraíso de Marale.
La
montaña colinda con las comunidades de Santa Cruz, Guayape, Orica;
entre otras, en ellas ya se registran algunos casos de COVID-19, comentó
Bustillo, quien asegura que para poder mantenerse libres del virus, han
tenido que restringir la salida y la entrada de pobladores en la zona.
Medidas de prevención
“Para nosotros sería terrible que nos pegue una enfermedad de esas, prácticamente sería la muerte, porque no tenemos cómo poder viajar a un hospital, sabemos que si alguien de nosotros se contagia, no lo van a poder atender, porque hemos escuchado que no hay espacio en los hospitales”, dijo.
El
líder Tolupán contó que hay muchas personas que han querido llegar a La
Montaña, pero “han sido muy pocas a las que se les ha permitido entrar y
ha sido a una distancia considerable, sin tener contacto, porque
queremos que todos aquí estemos tranquilos, es la única forma en que
nosotros podemos cuidarnos”.
La
tribu de San Juan es la más poblada de todas, las demás mantienen
poblaciones debajo de las 800 personas, entre niños, jóvenes y adultos.
Todas conforman una asociación en la que comúnmente se reúnen para tomar
decisiones que conciernen a la protección de su población.
Producción golpeada por la pandemia
Sin
embargo, esta pequeña población, ha sentido en su producción de granos
básicos, efectos de la pandemia en Honduras, porque el hecho de cerrar
sus comunidades, no les permitió el acceso a contribuciones que
comúnmente reciben, para producir en sus parcelas de tierra maíz y
frijoles.
“Este
año será muy poco lo que podremos sacar, porque las siembras no
recibieron el tratamiento adecuado”, expresó Bustillo, asimismo asegura
que en años anteriores, han logrado sacar entre todas las tribus, hasta
500 quintales de frijoles e igual cantidad de maíz “este año será mucho
menos, porque nada ha funcionado”, acotó.
Sin medicinas y con miedo al COVID
“En
la alcaldía de Orica, que siempre nos ayuda, nos dijeron que este año
no se podría proporcionar la contribución porque no había dinero”,
indicó Bustillo, quien agregó que en La Montaña de la Flor, hay un
centro de salud, que apenas consta de un médico y una enfermera “no
tenemos medicamentos y eso es un problema porque no podemos salir porque
tenemos temor de contagiarnos”, afirmó.
No
obstante dijo que otras enfermedades como fiebre, diarrea y neumonía
han estado afectando a los pobladores y que de momento no se han podido
tratar medicamente porque prefieren no salir y de esta manera evitar
riesgos para contagiarse de coronavirus “estamos luchando porque esa
enfermedad no llegue, confiamos en Dios que podremos seguir con salud”,
concluyó.
Se facilitan brigadas médicas
El
encargado de operaciones del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos
(Sinager), Julio Quiñonez, señaló a Proceso Digital que el gobierno
transfirió recursos a las alcaldías para que puedan darles asistencia a
los habitantes de zonas marginadas a través de brigadas médicas o salas
de triajes.
En
el caso de los tolupanes, Quiñonez indicó que se transfirió recursos a
la municipalidad de Orica para que puedan brindar asistencia a este
grupo étnico a través de brigadas médicas que puedan cruzar la Montaña
de la Flor.
“El
traslado de los recursos a los gobiernos locales para que ellos puedan
organizar los equipos de respuesta rápida que es un grupo de médicos que
tendrían la capacidad de subir a la montaña, llevarles el medicamento y
darles la atención”, dijo Quiñonez.
Explicó
que con las brigadas médicas permite que los tolupanes tengan acceso a
salud y no tengan que llegar a la parte baja de la Montaña de la Flor.
“Es
más fácil que el alcalde pueda tomar decisiones como esta porque son
los que conocen su zona, el alcalde de Orica debe tener en su
planificación la atención de los grupos que están en la Montaña de la
Flor”, aseveró.
Sin
embargo, el subcomisionado indicó que hasta el momento no tiene
conocimiento que existan casos de COVID en la Montaña de la Flor.
Definió
que los tolupanes son cuidadosos debido que viven solos y limitan el
acceso de personas ajenas a su grupo en la Montaña de la Flor.
Quiñonez aceptó que es difícil el acceso a salud para los tolupanes debido que no cuentan con un centro de salud o un cesamo.
Última visita en mayo
Dijo
que durante la pandemia hicieron, en mayo pasado, una visita a la
comunidad Locomapa, junto a la Secretaría de Salud y Policía Nacional,
en la que comprobaron que la seguridad alimentaria en ese lugar “es
precaria”.
“En
esa oportunidad la Secretaría de Salud les entregó insumos de
bioseguridad, se envió un médico y se revisaron algunas personas. Se les
pudo dar medicamento de las enfermedades que estaban padeciendo en ese
momento en ningún momento presentaron síntomas de COVID”, externó.
Rodríguez
dijo que igualmente dieron seguimiento a la repartición de víveres en
las comunidades tolupanes, especialmente en Locomapa.
Reveló
que en los últimos meses recibieron seis quejas por parte de afectados
tolupanes en vista que tenían dificultades en salud y alimentación.
Puntualizó
que “damos seguimiento a lo que sucede en la zona, aunque no tenemos
presupuesto para entregarles víveres o insumos médicos”.
Apuntó que tanto Locomapa como la Montaña de Flor “se necesita que el Estado esté más presente”.
Se activó el Codem

Adalberto Ramos, Alcalde de Marale
En
tanto, el alcalde de Marale en Francisco Morazán, Adalberto Ramos, dijo
que se activó el Comité de Emergencia Municipal (Codem) para impedir
que el virus haga estragos en esas comunidades indígenas.

Adalberto Ramos, Alcalde de Marale
En
comunicación con Procedo Digital, el edil relató que los miércoles y
fines de semana se permite el ingreso de algunos comerciantes
procedentes de Orica para que lleven productos básicos a las partes
bajas que son las que las llevan hasta la montaña. Estas personas son
escogidas y van con todas las medidas de bioseguridad.
Explicó que hay 12 comunidades en la Montaña de la Flor, entre los municipios de Orica y Marale.
“Esta
zona la conocemos como la zona del puerto, donde está La Rosa, La
Sabana, El Puerto, Los Ayotes, Los Sarros y otras. Estimo hay unos 500
habitantes entre estas 12 comunidades”, manifestó.
El edil Ramos externó que entregaron víveres a los líderes de estas comunidades para ser distribuidos entre sus miembros.
Desglosó que “se trata de zonas alejadas, donde no hay mayor circulación de personas que puedan llegar de otras comunidades”.
Esperemos que el virus no llegue
Finalmente, el presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh), Hugo Maldonado, indicó que el coronavirus es una enfermedad que está golpeando a todos los pueblos.
Dijo
que el pueblo Tolupán siempre ha estado en el abandono, “esperamos que
si son afectados por el virus tengan la atención respectiva”.
Expuso
que debido a los patrones culturales, estas personas prefieren quedarse
en sus casas aún con la enfermedad porque no creen que puedan fracasar,
por lo que expresó: “Ojalá que los personeros de salud que hay a su
alrededor puedan reaccionar oportunamente para atenderlos si ese fuera
el caso”.
Maldonado
citó el caso de los misquitos en La Mosquitia, quienes se estaban
muriendo por el virus ante la apatía de las autoridades sanitarias, pero
gracias a la labor de los medios de comunicación se logró que voltearan
la mirada a esa zona postergada del país
“Esperamos
que el coronavirus no se asiente en estas comunidades tolupanes.
Es una
responsabilidad de la Secretaría de Salud con todos los pueblos
indígenas y máxime con uno como los tolupanes que han estado sucumbidos,
escondidos e invisibilizados”, acentuó.
https://www.proceso.hn/portadas/10-portada/sin-medicinas-y-con-miedo-se-acorazan-los-tolupanes.html
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