Una hora de emisión radial a la semana equivale a casi nada en el inmenso universo de programas flotando en el éter nacional.
Pero 240 minutos al mes durante 20 años
equivalen a una gota taladrando la dura roca de la opinión pública. Eso
es Voces contra el Olvido. Una gota. Un pañuelo blanco en una plaza. Un
taladro.
En el año 2000, recién pasado el huracán
Mitch, Honduras vivía una de las peores etapas de su vida política,
tanto como lo fue después del golpe de Estado. En ese momento después de
los vientos brutales nacimos como identidad pública a través de Radio
América.
El régimen de Flores Facussé, rebasado
absolutamente por la inmensa devastación, pero mejor aún, rebasado por
la inmensa ciudadanía activa, recurrió al alineamiento forzado de los
medios de comunicación para evitar la soledad. Para centralizar su
poder.
A través de cadenas de radio y de
televisión todos los días, y del control editorial de todos los
periódicos, Facussé impuso su imagen sobre todas las cosas. Y fue la
primera vez que todos los medios de Honduras elaboraron listas de temas y
de fuentes que estaban terminantemente prohibidos en el debate público.
Por aquel control abusivo de las
frecuencias y de las imprentas, el Estado de Honduras fue denunciado por
primera vez ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Los
periodistas Thelma Mejía, Félix Molina, Renato Álvarez y Vilma Rosales
comparecieron ante la CIDH, en Washington, acompañados por el Cofadeh.
Las denuncias fueron documentadas entre
los años 2000 y 2002, y apuntaban hacia las partidas confidenciales como
fuentes de control de personas, espacios y empresas de comunicación, y
también señalaban el uso del código penal para criminalizar los llamados
delitos contra el honor.
Como resultado de aquella situación
violatoria a la libertad de expresión, nacieron el Foro Ciudadano, el
Comité por la Libre Expresión (C-Libre) y el programa Voces contra el
Olvido, el 30 de agosto del año 2000. Para entonces, el Cofadeh figuraba
en la lista de organizaciones que no debían ser consultadas en los
medios debido a su posición anti corrupción y pro justicia.
Las leyes del mercado se impusieron. Los
familiares de los detenidos – desaparecidos tuvimos que pagar para
poder difundir. Una factura que siempre fue de menos a más en el
transcurso de los años.
Voces contra el Olvido fue, además, una
reacción contra la postura política e ideológica de las élites
responsables de la desaparición forzada que inventaron el cuento de la
Nueva Agenda en la cual no había nada, era una agenda vacía de
contenido, pero llena completamente de olvidos. La agenda huía del
pasado. Se corría a grandes zancadas de la responsabilidad de la APROH,
del Partido Liberal y Nacional, culpables de la desaparición de personas
en Honduras.
Por eso, unos años más tarde,
presionamos al Congreso Nacional que dirigía Porfirio Lobo para crear el
Día Nacional contra la Desaparición Forzada. Ese día es mañana domingo
30 de agosto. Y qué mejor podía ser que el mismo día del nacimiento de
este programa!. Un día de pura memoria viva, porque ese problema sigue
siendo hoy el problema del Estado de Honduras. Hablamos de las Fuerzas
Armadas. De los liberales y de los cachurecos juntos. Y del Pentágono
criminal, por supuesto, con su Comando Sur y su ministerio de guerra.
Hoy seguimos aquí, cayendo como gota
constante sobre la conciencia colectiva, como un pañuelo blanco en medio
de la gran plaza virtual, y como un pequeño taladro que penetra hasta
hacernos recordar.
Mañana, en el teatro virtual Memorias en
transmisión a través de youtube a las 18 horas locales, tres
personajes: Paulina, Gerardo y el doctor Roberto Miranda, representan
“la Muerte y la Doncella”, la impactante obra del escritor
argentino-chileno Ariel Dorfman, que denuncia la trama permanente de la
impunidad que se nutre del poder y el terror. Esa estrategia perversa
que busca impedir la permanente demanda de justicia de las víctimas de
torturas y desapariciones. Así ocurrió en Argentina en 1978 y así
ocurrió en Honduras en 1985, en 1989 y después de los acuerdos de paz en
Centroamérica, y después del golpe de 2009.
Bajo la dirección del dramaturgo
hondureño Tito Ochoa, el Teatro-Memorias nos hace vivir esta historia en
triple acontecimiento: Día Nacional del detenido-desaparecido, día
internacional contra la desaparición forzada, y 20 aniversario de este
programa.
Vamos, pues, a conmemorar. Con su permiso.
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 29 de agosto de 2020
https://www.defensoresenlinea.com/20-anos-contra-el-olvido/
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