Ayer lunes el Gobierno mexicano ha capturado violentamente a cientos de migrantes que viajaban “aislados”, tratando de alcanzar una caravana de al menos 3,000 personas que cruza actualmente el Estado de Chiapas.
Entre enero y febrero, México expulsó a 13,450 centroamericanos, la mayoría hondureños, y además, desde el 16 de abril el INM deportó a 4,102 migrantes provenientes de Honduras.
Agencias / EL LIBERTADOR
México. The
Associated Press (AP), ha reportado que ayer lunes, el Gobierno de
México ha realizado la mayor redada de migrantes desde que en octubre
del año pasado, empezaran a llegar miles de personas a ese país,
buscando llegar a Estados Unidos.
Los
cientos de viajantes detenidos, son grupos aislados que pretendían
alcanzar la caravana de 3,000 migrantes, grupo que partió de Honduras el
pasado 10 de abril y fue sumando a ciudadanos de Guatemala, El Salvador
y Cuba.
Según
el reporte de AP, este grupo, actualmente está cruzando el Estado de
Chiapas, en la frontera sur de México, a más de mil kilómetros de la
frontera con Estados Unidos. Las personas de este nuevo éxodo, también
pretenden pedir asilo para entrar al país que gobierna Donald Trump.
Las
capturas se realizaron de forma violenta, ya que mientras los migrantes
se reunían en lugares a la sombra, la Policía Federal y varios agentes
del Gobierno, que pasaban con camiones y furgonetas de la policía, los
obligaron a subirse a los vehículos.
Las
camionetas los llevaron a los autobuses, presumiblemente para llevarlos
a la estación de inmigración más cercana y comenzar los procedimientos
para deportarlos. Hasta 500 migrantes pudieron haber sido recogidos en
la redada, según AP.
Entre
el forcejeo de migrantes para no ser capturados, los gritos y el llanto
de mujeres y niños, hizo eco en el mundo, por un drama que no se
detiene, pues en los países del Triángulo Norte, según expertos en
economía, la migración es un “negocio perverso”.
Sólo
en Honduras, en los últimos tres años, los indocumentados produjeron
más dólares que las exportaciones totales del país, según lo revela una
investigación publicada en EL LIBERTADOR impreso, edición de marzo de
2019.
México
recibió a las primeras caravanas el año pasado, pero la recepción se ha
vuelto más fría ya que decenas de miles de migrantes abrumaron los
cruces fronterizos de EE.UU., causando retrasos en la frontera, enojo y
odio entre los residentes mexicanos.
En
ese contexto, una hondureña de 22 años, de apellido Mendoza, ocultando
su nombre a la prensa internacional, porque huyo del país con miedo a
que su esposo, un oficial de Policía, le hiciera daño, dijo que pensaba
que en el camino le ayudarían con su bebé, porque una tía le comentó que
el pueblo mexicano ayudaba a las mujeres. La ayuda no llegó.
La
solidaridad masiva que recibieron previas caravanas de migrantes
centroamericanos al cruzar México con destino al norte ahora son apoyos
con cuentagotas, bien por el cansancio de los pobladores o, como señalan
algunos expertos, porque se ha divulgado un discurso que aviva los
prejuicios en su contra.
Atrás
quedó la ayuda de iglesias, particulares y organizaciones locales que
ofrecían comida o transporte gratuito en plataformas de tráileres,
camiones o vehículos pequeños para aligerar la travesía que ahora solo
tienen lugar de forma muy esporádica. Y todo eso ha incrementado la
frustración de muchos de aquellos que huyen de la pobreza o la violencia
en Centroamérica.
“Lo
que más me angustia es que el bebé me pide comida y ha habido días que
no pude darle”, lamentó Mendoza, que el sábado llegó a Mapastepec, una
localidad un poco más al norte de Escuintla pero todavía en el Estado de
Chiapas.
En
tanto, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador que prometió en un
principio dar libre paso a los migrantes, en las últimas semanas ha
reanudado en los hechos la política de deportaciones de la anterior
administración.
En
enero y febrero de este año, el Gobierno mexicano expulsó a 13,450
centroamericanos a sus países, un promedio de 227 por día; la mayoría
son hondureños y 1,876 son menores de 12 años, según los datos de la
Secretaría de Gobernación.
La
crisis va en aumento, según reporta la revista Proceso, ya que desde el
16 de abril, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha deportado a
4,102 hondureños, 273 por día.
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