Artículo introductorio de la edición 539 (febrero) de la revista
América Latina en Movimiento, de ALAI: "Por el patio trasero"
América Latina en Movimiento, de ALAI: "Por el patio trasero"
ALAI AMLATINA, 20/02/2019.-
Con la mira puesta en el petróleo y
demás recursos estratégicos venezolanos, Estados Unidos ha recrudecido
sus políticas injerencistas en ese país, blandiendo incluso la amenaza
de una intervención armada, con el manido argumento
de ser adalid de la democracia, para dar el golpe de gracia al gobierno
bolivariano de Nicolás Maduro y al “mal ejemplo” de su proyecto
soberano.
Aunque
esta argucia debería estar desgastada por lo ocurrido en las ocupaciones
bélicas registradas últimamente en países del Medio Oriente ampliado,
para no hablar de la larga historia de intervenciones
en nuestra región que dejaron una estela de dictaduras, los gobiernos
derechistas de la región han cerrado filas con esta arremetida, poniendo
en riesgo el compromiso de mantener a Latinoamérica y el Caribe como
“Zona de Paz” que fue adoptado por unanimidad
en la II Cumbre de la CELAC, el 29 de enero de 2014.
Como para
no dejar dudas a dónde van los tiros, la Casa Blanca designó a Elliott
Abrams como enviado para "restaurar la democracia" en Venezuela.
Sí, el mismo que durante el gobierno de Reagan participó en la
dirección de las operaciones contrainsurgentes en Nicaragua, El Salvador
y Guatemala, en los años ’70 y ’80, las cuales se apoyaban en el
apuntalamiento de grupos paramilitares y de exterminio
en dichos países.
Operaciones
silenciosas que salen a luz con el escándalo Irán-Contra nicaragüense,
debido a que para financiar a ésta se monta un mecanismo de venta de
armas a Irán y de drogas del Cartel de Medellín
en Los Ángeles. En el proceso abierto por estos
acontecimientos, Abrams se declara culpable de haber ocultado
información, pero George Bush padre al iniciar su gobierno le indulta.
Y es así que, posteriormente, aparece como asesor de seguridad
nacional en las guerras en Irak y Afganistán durante la presidencia de
George Bush hijo.
Y ahora, como procónsul en la intentona golpista en Venezuela.
En el
plano interno, como operador en el tablero intervencionista aparece Juan
Guaidó, un político prácticamente desconocido, integrante del partido
Voluntad Popular de extrema derecha que entre
2014 y 2017 protagonizó las llamadas “guarimbas”, para propiciar un
golpe de Estado por medio de disturbios violentos que dejaron el
lamentable saldo de casi 200 personas asesinadas (70% chavistas) y miles
de heridos.
De hecho,
es un cuadro formado por el Centro para la Acción No Violenta y
Estrategias Aplicadas (Canvas, por sus siglas en inglés), que instruye a
jóvenes derechistas en las técnicas de los “golpes
de estado blandos” formuladas por Gene Sharp, pues “en 2005 fue captado
como ‘líder estudiantil’ venezolano para viajar a Belgrado, Serbia, y
comenzar a entrenarse para una insurrección”.
Operación financiada “en gran parte a través de National
Endowment for Democracy (NED), una creación de la CIA que funciona como
el brazo principal del gobierno de Estados Unidos para promover el
cambio de régimen”[1].
El 5 de
enero, Guaidó es designado presidente de la Asamblea Nacional y 18 días
después en un mitin callejero se autoproclama “presidente encargado”.
Washington le reconoce de inmediato y en seguidilla los países que conforman el Grupo de Lima.
Sin embargo, y pese a las presiones de ese país, no logran que suceda lo mismo en la
Organización de los Estados Americanos, más allá de que su secretario general, Luis Almagro, por su propia cuenta si lo hace.
Tampoco consiguen que este cometido prospere en la Organización
de Naciones Unidas pues en la votación extraordinaria convocada por
EE.UU. la mayoría de sus Estados miembros se pronuncia en contra.
Y la Unión Europea no ha fijado una decisión.
Si bien
desde que inicia en 1998 el gobierno bolivariano presidido por Hugo
Chávez, EEUU mantiene una línea desestabilizadora, que incluye el
fallido golpe de Estado en abril de 2002, es a raíz
de la caída del precio del petróleo que las sanciones económicas se
intensifican –habida cuenta que Venezuela no ha logrado superar el
rentismo petrolero– para revertir el proyecto en curso al crear un clima
de malestar por la carencia de bienes básicos.
El 9 de
marzo de 2015, aduciendo que Venezuela representa un "riesgo
extraordinario" para la seguridad de EE.UU., Barack Obama aprueba un
primer paquete de medidas, que posteriormente se incrementan
bajo el Gobierno de Trump. Se estima que las
pérdidas por las medidas coercitivas unilaterales (embargos comerciales,
bloqueos financieros, apropiación de activos, como en el caso de la
empresa CITGO, etc.) bordean los 34 mil millones
de dólares, que equivalen a 8 años de comida y medicinas para los
habitantes de la tierra de Bolívar.
Con este
telón de fondo, la intensa campaña mediática global se ha ocupado de ir
creando las condiciones psicosociales para la intervención, sobre todo
para “posicionar la matriz de que Venezuela
entra en una etapa de crisis humanitaria por falta de
alimentos, agua y medicamentos; hay que continuar con el manejo del
escenario donde Venezuela está ‘cerca del colapso y de implosionar’
demandando de la comunidad internacional una intervención
humanitaria para mantener la paz y salvar vidas”, conforme establece
Kurt Tidd, jefe del Comando Sur de EEUU, en las 12 recomendaciones de la
Operación Venezuela Freedom-2 develadas en 2016
[2].
En las circunstancias, esta es la carta que está en juego.
Se trata de un operativo previsto para el 23 de febrero con
epicentro en la ciudad colombiana de Cúcuta, bajo la figura de la “ayuda
humanitaria” desplegada por la fuerza militar del Comando Sur del
Pentágono, con show incluido.
En este punto cabe destacar la posición de la Cruz Roja al
señalar que tal operativo carece de todo carácter humanitario, cuanto
más que está gestionado por fuerzas militares que amenazan con invadir
un territorio soberano.
Como han señalado varios analistas: un Caballo de Troya
acompañado de flashes y cámaras para desencadenar un incidente militar
de consecuencias inciertas.
Y es que esta es la misma trama seguida en las ocupaciones de Irak, Libia, Siria, entre otras.
Si
efectivamente se tratara de una preocupación por las carencias que la
población de Venezuela efectivamente padece y no un “cambio de régimen”,
bastaría poner fin al bloqueo y sanciones financieras
que impiden recibir el pago que le corresponde por sus exportaciones
billonarias.
En lugar de abarrotar depósitos en Cúcuta unilateralmente, EE.UU.
debería canalizar esos aportes a través de los canales instituidos en
la ONU.
La
cuestión es que Trump al reconocer (de hecho, designar) al
autoproclamado “presidente”, pretende arrogarse potestades que
atropellan un principio básico del derecho internacional: la legitimidad
del voto popular, que en Venezuela se pronunció a favor de Nicolás
Maduro.
En esta línea, busca avanzar en la tramoya del golpe de Estado
que está en curso desde hace 20 años, contando con el respaldo de
gobiernos de la región que consideran que sus países deben permanecer
como patio trasero del vecino del Norte.
Paradójicamente, aunque han demostrado ser incapaces para
garantizar derechos sociales básicos, ser proclives a la criminalización
de la protesta social, establecer mecanismos de judicialización de la
política para anular opositores, entre otras cosillas,
ahora pretenden erguirse como tribunos de la democracia para juzgar al
gobierno legítimo de Venezuela.
Y entonces cabe la pregunta: ¿con qué calidad moral?
- Osvaldo León, comunicólogo ecuatoriano, es director de información de ALAI.
Publicado en la revista de ALAI
América Latina en Movimiento, No. 539 (febrero), titulada: "Por
el patio trasero"
https://www.alainet.org/es/revistas/539
URL de este artículo:
https://www.alainet.org/es/articulo/198277
[2] Operación Venezuela Freedom-2, 25-02-2016,
https://bit.ly/2TXh5LG
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Revista No. 539 - Febrero 2019
Recrudecen
las políticas injerencistas de EEUU en América Latina, con preparativos
para una intervención armada en Venezuela –que evocan Siria o Iraq– y
la tramoya de golpe de Estado en marcha. Cuentan con el respaldo de
varios gobiernos de la región, que paradójicamente pretenden erguirse
como tribunos de la democracia para juzgar al gobierno de Venezuela,
cuando ellos mismos violan derechos sociales básicos, criminalizan la
protesta social, judicializan la política para anular a opositores.
Esta edición recorre estas contradicciones país por país.
Golpe de Estado en marcha
Osvaldo León
Bolsonaro: peón de Trump para intervenir en Venezuela
Renata Mielli
Colombia: corrupción y asesinato de líderes sociales
Pedro Santana Rodríguez
El imperio, Venezuela y el Perú
Hugo Cabieses
Diplomacia de guerra contra Venezuela:
Argentina: Desinformación, cinismo y doble vara
Fernando Vicente Prieto
Ecuador: ¿Hay derecho moral a criticar a Venezuela?
Omar Ospina García
Diálogo con Tomás Hirsch:
Chile: un sistema profundamente inhumano
ALAI
El gobierno paraguayo contra el proceso bolivariano
Hugo Ruiz Díaz Babuena
Un ojo ciego y una mano dura:
La OEA y la democracia
Laura Carlsen
La democracia hondureña, espejo de Donald Trump para Venezuela
Javier Suazo
Contra el proyecto de la emancipación de la Patria Grande:
Guatemala en el eje del neo-golpismo
Simona Violetta Yagenova
Panamá sigue la línea de EEUU en su política hacia Venezuela
Marco A. Gandásegui, hijo
Osvaldo León
Bolsonaro: peón de Trump para intervenir en Venezuela
Renata Mielli
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Pedro Santana Rodríguez
El imperio, Venezuela y el Perú
Hugo Cabieses
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Fernando Vicente Prieto
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Omar Ospina García
Diálogo con Tomás Hirsch:
Chile: un sistema profundamente inhumano
ALAI
El gobierno paraguayo contra el proceso bolivariano
Hugo Ruiz Díaz Babuena
Un ojo ciego y una mano dura:
La OEA y la democracia
Laura Carlsen
La democracia hondureña, espejo de Donald Trump para Venezuela
Javier Suazo
Contra el proyecto de la emancipación de la Patria Grande:
Guatemala en el eje del neo-golpismo
Simona Violetta Yagenova
Panamá sigue la línea de EEUU en su política hacia Venezuela
Marco A. Gandásegui, hijo
Disponibles en nuestra web:
- Osvaldo León 20/02/2019
- Pedro Santana Rodríguez 20/02/2019
- Hugo Cabieses Cubas 20/02/2019
- ALAI 20/02/2019
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