Por: Redacción CRITERIO
Octubre 1,2018 / redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.-El
reconocido periodista, escritor e historiador Mario Hernán Ramírez, a
sus 84 años, enfermo y casi ciego sobrevive en una situación de
calamidad debido a la mísera pensión que recibe del ente de pensiones de
los comunicadores, mientras los directivos dejaron perder casi 5
millones de lempiras de transferencias estatales en su afán de evitar
que los audite la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS).
Las
operaciones administrativas y financieras del Instituto de Previsión
Social de los Periodistas (IPP), que ha gestionado más de 400 millones
de lempiras desde que empezó a operar en 1987, nunca han sido
supervisadas por la CNBS, a lo que los directivos se oponen de forma
obcecada, aunque aseguran que los fondos han sido manejados con “manos
limpias”.
Ramírez,
un personaje parte de la historia de la radiodifusión y del periodismo
escrito de Honduras por más de 60 años, autor de 12 libros y reconocido a
lo largo de su carrera con medallas, diplomas y pergaminos, recibe una
pensión de 3.000 lempiras mensuales del Instituto de Previsión Social
del Periodista.
“Mi
biblioteca tenía 5,000 ejemplares. La vendí toda para sobrevivir” y
sufragar gastos médicos y de manutención. De la biblioteca que adquirió a
lo largo de su vida y que mantenía con orgullo en su vivienda de una
populosa colonia de Tegucigalpa “ya no me queda nada”
Mario
Hernán, uno de los veteranos de la prensa y del mundo literario,
reconocido por su talento, de voz timbrada y firme, con una indumentaria
caracterizada por su sombrero de ala estrecha, es de los primeros
periodistas que se jubilaron en el IPP. Le dieron una pensión de 1,437
lempiras, que le fue aumentada, en el año 2015, gracias a las denuncias
publicadas por Criterio.hn sobre arbitrariedades y ocultamiento de
información en ese sistema de pensiones.
“Estoy
bien jodido, inválido, casi ciego y estoy perdiendo la audición”, dijo
Ramírez, que en su dilatada carrera trabajó como periodista en el
“Diario del Pueblo”, “El Cronista”, “Correo del Norte”, “La Prensa”, “El
Heraldo” y actualmente es articulista de “La Tribuna”.
El
destacado comunicador se desempeñó también por más de dos décadas en la
emisora HRN, y durante 40 años condujo en radio Comayagüela el programa
“Mensajero Informativo”, e incursionó como escritor, poeta e
historiador y es autor de obras como “Calendas I, II, III, IV y V”, “El
Sabor de la Pobreza”, “Gargantas de Oro de la Radiodifusión Hondureña” y
“Un poeta y Trece Locos”, entre otras.
La
situación de calamidad doméstica que enfrenta Mario Hernán, quien
recibió recientemente el Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa”
–entregado anualmente por el Ministerio de Educación– la sufren la
mayoría de los periodistas pensionados en el IPP, porque reciben pobres
pensiones, en un rango de 2.000 y 4.500 lempiras.
“Yo
soy miembro fundador del Colegio de Periodistas de Honduras y cuando
creamos el Instituto de Previsión Social del Periodista todos teníamos
la esperanza de tener una pensión digna, pero mire lo que pasó”, dijo
Ramírez rodeado de diplomas, pergaminos y caricaturas colgando de las
paredes de la sala de su casa.
Otro
veterano periodista, Mario Valladares Fonseca, hace dos años, tras más
de 20 años de aportaciones llegó al IPP en busca de su jubilación y el
eterno gerente del ente, Omar Calderón, le ofreció solo 1.000 lempiras
de pensión, similar a las pobres pensiones que reciben muchos obreros
del Instituto Hondureño de Seguridad Social, con la salvedad de que las
cotizaciones a este ente han sido ínfimas.
Lea además: Conozca la historia de un periodista hondureño que le ofrecieron una pensión de mil lempiras
Esta
vida de miseria que sufren los periodistas jubilados, en su mayoría
acosados por enfermedades, ocurre mientras los directivos del IPP
desisten desde el año 2014, de requerir las transferencias anuales
estatales establecidas en la ley de creación del ente, generando una
pérdida acumulada de casi 5 millones de lempiras a los afiliados y
jubilados de la institución.
Los
directivos del IPP desistieron de requerir las transferencias
estatales, para evitar ser sometidos a la auditoría y supervisión de sus
finanzas por parte de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros, y,
también, para no ser sujetos obligados de la ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública.
Los
directivos, entre ellos el presidente Dagoberto Rodríguez Coello, en
cuatro ocasiones han sido calificados con cero por ciento en
transparencia por parte del Instituto de Acceso a la Información Pública
(IAIP) porque no cumplen la normativa en materia de transparencia pese a
que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, les denegó un
amparo con el que buscaban sustraerse de la citada ley.
Prefieren que los fondos se pierdan
Los
directivos del IPP dejaron de gestionar a partir de 2014 los recursos
estatales que nutren en parte el ente de pensiones. En ese período han
presidido el Instituto: Juan Ramón Mairena, Eduin Natividad Romero
García y Dagoberto Rodríguez Coello.
Pero
los periodistas directivos del IPP, no solo han causado la pérdida de
casi 5 millones de lempiras de las transferencias estatales, sino que se
han gastado casi 300.000 lempiras, en honorarios de abogados que han
presentado ocho recursos de amparo ante la Sala de lo Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia para evitar entregar información sobre las
finanzas del ente, solicitada por periodistas afiliados.
Los
directivos del IPP conocen el infortunio en el que viven muchos de los
jubilados por la exigua pensión que les pagan, pero prefieren que las
transferencias estatales se pierdan porque es más fuerte su cruzada de
ocultar la información, como lo evidencian los ocho amparos que han
presentado contra la transparencia.
“Nosotros
hemos solicitado, hemos presentado nota para que se siga aportando ese
dinero, – las transferencias estatales – porque creemos que se pueden
mejorar las pensiones de muchos colegas periodistas”, dijo el presidente
del IPP, Dagoberto Rodriguez Coello, el 14 de septiembre de 2017 en una
intervención en la emisora HRN.
Sin
embargo, él no hizo ninguna gestión oficial para reclamar la
transferencia de los fondos estatales, más bien se fue en Amparo ante la
Sala de lo Constitucional y alegó en el escrito que no reciben fondos
del Estado, y que no están obligados a someterse al IAIP.
Noticia Relacionada: Directivos de periodistas pagan abogados para ocultar información
“En
el régimen jurídico, administrativo o financiero del Instituto de
Previsión Social del Periodista, no participa el Estado ni recibe fondos
de este”, dice la apoderada legal del IPP, Emy Claudet Asfura, aunque
la ley del Instituto en su artículo 27 lo establece.
El
Estado en cumplimiento de la ley de creación del IPP transfirió de 1987
a 2013, 53.2 millones de lempiras y en el presupuesto nacional ha
venido asignando fondos anualmente para esta transferencia pero los
periodistas directivos desistieron en forma arbitraria de gestionarlos.
Los jubilados en la lipidia y el gerente a cuerpo de rey
La
pobre pensión que recibe Mario Hernán, y otros periodistas jubilados,
contrasta con el millonario salario del gerente de “lujo” del IPP, Omar
Calderón, quien recibe mensualmente más de 81.000 lempiras más el pago
de bonos anuales y otros beneficios, lo que representa más de 1.3
millones de lempiras anuales, que es casi la mitad de los 2, 734,017
lempiras, destinados en 2017 para pagar las pensiones de 33 jubilados.
El
gerente es el mayor beneficiario de los excesivos gastos administrativos
en que incurre el IPP y que sumaron en 2017 la cantidad de 4,
792,478.75 lempiras, que superan en un 57 por ciento el monto total de
las pensiones pagadas ese mismo año.
“Con
esos gastos en sueldos y salarios, bonos y otros beneficios es
imposible que en el IPP tengan recursos para pagar pensiones dignas a
los periodistas jubilados”, comentóó el comunicador, Gustavo Palencia,
que también es afiliado al IPP desde 1989.
Mientras
en el IPP reina una bonanza salarial, Ramírez no alcanza a cubrir con
la pensión que recibe sus necesidades y las de su familia, y estaría
muerto si no hubiese accedido a otra jubilación de 6.000 lempiras en el
Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados Públicos
(Injupemp)
La
pensión del Injupemp le ha permitido a Mario Hernán acceder a servicios
médicos en el Instituto Hondureño de Seguridad Social, por empleos que
desempeñó en el pasado en el área de relaciones públicas de
instituciones gubernamentales.
“Afortunadamente yo tengo Seguro Social, si no fuera el Seguro ya me hubiera muerto”, dijo el veterano periodista.
El
IPP ofrece a sus pensionados 10 consultas médicas al año, cada una de
400 lempiras y 10 exámenes de sangre, orina y heces que no superan los
400 lempiras, lo que imposibilita a los jubilados someterse a un
tratamiento médico, cuando más lo necesitan, dicen los mismos jubilados.
Mario
Hernán enfrenta su situación con el leal cuidado y apoyo de su esposa
Elsa Ramírez, también escritora. Ramírez en su incesante trabajo
intelectual, dicta a su esposa sus memorias de 60 años de una rica
historia de vida, ligada a eventos trascendentes de Honduras.
Mario
Hernán dice con orgullo: “Yo les digo a mis hijos, yo no les voy a
dejar capital, no les voy a dejar dinero, pero les dejo una herencia que
es la dignidad, el decoro, nadie los va a señalar, porque no soy un
corrupto, un extorsionador, un chantajista”.
“Nací pobre, viví pobre y voy a morir pobre”, dijo.
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