Tegucigalpa, (Conexihon).-
“Eduardo Enrique…” el niño servicial y noble. El joven apasionado de la
política y que, sin pensarlo dos veces, se involucró en las luchas del
movimiento social y popular hondureño. El que compaginó sus estudios de
Historia con la de dirigente estudiantil en la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras (UNAH). Hoy ese niño, ahora joven, no está en sus
dos hogares; su casa y su patria.
Doña
Nubia Urbina, madre- abuela de Eduardo, se aferra a los recuerdos, a
las llamadas telefónicas en donde se reportaba “estoy bien”. Con llanto
incontenible por segundos, logró contarle a la prensa la ida forzosa de
“su muchacho”.
En
conferencia de prensa, convocada por la familia de Urbina, el Comité de
Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), defensores
y defensoras de derechos humanos, así como liderazgos sociales, este
martes 20 de marzo dieron a conocer la situación que enfrenta Eduardo
Urbina e información actualizada sobre su estadía.
Antes
de la “cacería judicial” en su contra, Eduardo formaba parte del
Partido Libertad y Refundación (LIBRE), participó en el proceso
electoral interno de este partido como aspirante a una regiduría de la
Alcaldía de esta capital.
Urbina
tuvo que salir del país el 10 de diciembre del año pasado, fecha que
coincide con el día internacional de los derechos humanos; pero ese
domingo, él salía por persecución y amenazas a muerte.
En
medio de las protestas contra el fraude electoral, que desconocía el
voto popular en las elecciones del 26 de noviembre e impusieron en la
presidencia al ilegalmente reelecto Juan Orlando Hernández; Urbina ya
era vigilado, de acuerdo con su abuela.
Cinco
días después de su salida, las protestas continuaron en diferentes
puntos del territorio nacional. Una de ellas el 15 de diciembre en la
colonia El Carrizal de Comayagüela, ubicada en la salida que conduce a
la zona norte de Honduras.
En
la protesta hubo una quema de un camión militar, en el que se
responsabilizó a los miembros de la Alianza de Oposición contra la
Dictadura. Horas más tarde, tanto en las redes sociales como en los
medios de comunicación corporativos, señalaron a Eduardo Urbina como el
responsable de estos hechos.
El
17 de diciembre, el Juzgado de Letras de lo Penal, con sede en
Comayagüela, emitió una orden de captura contra Eduardo Urbina, quien
era acusado “con pruebas suficientes” por los delitos de incendio
agravado en perjuicio de la Secretaría de Defensa, atentado y uso de
explosivos o material de guerra, en perjuicio de la seguridad interior
del Estado de Honduras.
Doña Nubia, acompañada de los recuerdos de su hijo, catalogó esta acción judicial como “la mentira más grande que han cometido estas autoridades”.
Ante
la acción judicial, en aquella oportunidad la coordinadora general del
COFADEH, Bertha Oliva catalogó como “irresponsable” dicha acusación
contra el joven universitario.
“Han
quedado muy mal, porque si existiera un sistema de justicia que
funcionara en protección de las víctimas, este joven estaría a las
puertas de una demanda, ya que irresponsablemente han dirigido las
acusaciones contra Eduardo Urbina quien fue que incendió un camión
militar. Él no está en el país debido a la persecución”, sostuvo Oliva,
ante medios de comunicación.
“Cacería judicial”
En
ningún momento dejó de mencionarlo, de recordarlo. De sentir la
tristeza de su forzosa ausencia. Doña Nubia, agarró fuerzas y narró
diferentes episodios que marcaron la persecución que ya tenía su
“Eduardo Enrique”.
Uno
de estos hechos que contó doña Nubia, con las lágrimas como nostálgica
compañía, fue cuando fueron a dejarle la orden de captura contra
Eduardo. Su madre-abuela contó que fue una señora que en un principio se
hizo pasar por agente de cobranzas de una tienda y quien inició
preguntando por la madre del joven, Tania Ayala.
“Yo
sabía de lo que se trataba”, refirió doña Nubia Urbina en la
conferencia de prensa. Describió que esta mujer que se presentó a su
hogar portaba un folder al que ella alcanzó a ver fotografías de
estudiantes de la UNAH. “Era una galería de fotos y a colores”, detalló.
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Luego
de las fotografías, sacó la orden de captura contra el líder
universitario, preguntó si vivía en la casa y doña Nubia lo afirmó
añadiendo que Urbina se encontraba fuera del país.
La respuesta de quien se apersonó al hogar de la familia fue tajante, recordó Doña Nubia “ah pues ya hablamos”.
“Me
duele tanto que nuestras autoridades estén en contra del pueblo. El
–Eduardo- un joven que le gusta la política y que sea dirigente
estudiantil no es un delito, es un derecho”, comentó la madre-abuela de
Eduardo Urbina.
Agradezco a todas las organizaciones y grupos de personas que han estado apoyando a Eduardo Enrique, puntualizó su familiar.
Tenemos esperanza
“Imagínense,
irse fuera del país mi muchacho, tanta falta nos hace”, enfatizó su
madre y abuela, quien lo crio desde bebé. En el ambiente familiar, los
nietos (menores que Eduardo) preguntan por él, por ese joven que
representa “el palo donde recostarme”, quien la llevaba donde ella se lo
pidiera.
Así,
con el llanto que no cesa, exteriorizó lo que es separar a un miembro
de la familia. “no hay día de la vida que derrame lágrimas por mi
muchacho”.
Ella
y el resto de la familia guardan la esperanza de que esta situación se
resuelva en favor de Eduardo “aunque no sea un proceso fácil” contó en
un régimen que como dictadura los sitúa en indefensión.
En
los últimos días, circuló información en la que Eduardo Urbina sería
deportado al país por el proceso por el que se le acusa, ser una de esas
voces que se alzó contra el fraude electoral de noviembre de 2017, por
salir a las calles junto a sus compañeros y compañeras.
El
COFADEH, junto al Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
(CEJIL), realizan un trabajo en conjunto para que sea reconocido ante la
Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para que obtenga
el estatus de refugiado en el país donde se encuentra; y pueda esperar
hasta el momento de reencontrarse con su familia y su patria.
Mientras tanto, donde esté, no lo llamen extranjero.
http://www.conexihon.hn/index.php/dh/619-mi-muchacho-tanta-falta-nos-hace
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