Por: Carlos Zelaya Herrera
De
forma somera trasciende del Congreso Nacional de la República la
aprobación en primer debate de un marco legal que reconoce y concede los
derechos laborales para el empleo doméstico en Honduras, a propuesta de
la bancada del partido nacional.
Ante todo, me alegraría que, de aprobarse dicha iniciativa legislativa, los presuntos “padres de la patria” que apoyan la misma expliquen a la población asalariada del país de dónde sacará dinero extra de sus bolsillos para suplir el ingreso y los derechos laborales al que las y los trabajadores de un hogar equis se harán acreedores
Ante todo, me alegraría que, de aprobarse dicha iniciativa legislativa, los presuntos “padres de la patria” que apoyan la misma expliquen a la población asalariada del país de dónde sacará dinero extra de sus bolsillos para suplir el ingreso y los derechos laborales al que las y los trabajadores de un hogar equis se harán acreedores
Siendo
un asalariado más, la mayoría mal pagados, por cierto, veo una imagen
de desempleo, más pobreza e inseguridad para los hogares y menores de
edad de los que se encargan de acompañar.
Con
tantas dificultades intento cavilar de qué estructura económica de
miles de familias que perciben un pírrico salario saldrá ese dinero; qué
han visto ustedes, señores congresistas para identificar y erigir su
desventurada propuesta y más aún ahora que en las redes circula la
intención que tienen los diputados nacionalistas de destinar el décimo
cuarto mes de salario a la construcción de recreo vías, que solo
interesan a la dictadura cachureca.
Qué
les pasa insensatos, insensibles, en qué mundo viven ustedes porque a
todas luces su “gran idea” es demagógica, vulgar, barata, carente de
pies y cabeza. Y el pueblo, hasta cuándo continuará soportando tanta
injusticia, corrupción e impunidad de la desgracia que desgobierna
Honduras.
Cuánto
gana cada quincena o mes una persona asalariada, el ingreso mínimo, el
que se le antoje al patrono o lo que gana un burócrata de altos vuelos.
Pondré mi familia como ejemplo.
Mi
pareja es empleada pública desde hace 30 años, nunca ha recibido un
aumento salarial y para mejorar en algo la casa que por 20 años pagó al
ente de jubilaciones y pensiones, se ha tenido que endeudar con
cooperativas y bancos para acomodar a tres miembros que conformamos el
grupo familiar en ese espacio que es nuestro hogar.
Ha
sufrido hostigamiento, estigmatización, sectarismo y visto el arribo de
activistas del régimen de turno, sin formación alguna, pero cobijados
por la administración, que fusionaron hasta tres plazas para completar
un salario de unos 25 mil lempiras mensuales.
Pero
sí ha vivido en carne propia el sectarismo político cavernario de
funcionarios públicos liberales o nacionalistas, engordados con la
corrupción e impunidad y hoy son prósperos “emprendedores”.
En el sector
privado persiste el mismo o peor panorama de iniquidad.
Con
cuatro años casi de laborar nunca ha habido una mejora en el salario
para la mayoría de empleados; en tanto otros, con 11 o menos años de
bregar ahí, tampoco han gozado de la consideración económica y respeto a
las leyes laborales.
Con
la óptica de este régimen ilegítimo, ilegal y carente de equidad, solo
los policías, militares, rescatistas y operadores de justicia, en una
lista muy corta, tienen derecho a un buen salario, a una casa un tanto
digna, a gozar vacaciones sin que esto no tenga más significado que un
período de encierro involuntario en el hogar.
El
resto es invisible y orbita en un limbo social gracias al mísero y
servil enfoque de periodistas y medios de comunicación, obsequiosos con
Juan Hernández Alvarado y los oscuros y egoístas intereses que éste
representa.
Claro
que el empleo doméstico merece respeto y consideración, de eso no
existe ninguna duda, el gran problema es que de la misma correa sale
para otros fines; una nueva faceta extractiva de los pocos recursos con
los que cuenta la masa salarial cada mes y año.
Recuerdo
una canción infantil cuya metáfora calza perfectamente con la
demagógica con que estos diputados dan viento a esta medida. “Un
elefante se balanceaba sobre la tela de una araña y como vieron que
resistía fueron a llamar a otro elefante”, así, exactamente de imposible
para la actualidad económica que vivimos la mayoría de los hondureños
se asimila la propuesta de los nacionalistas.
Cuántos
patronos respetan los derechos laborales y el salario mínimo; cumple el
gobierno las demandas vencidas y derechos laborales en todas las
instancias de la Corte Suprema de Justicia por despidos injustificados;
cuándo fue la última vez que hubo un aumento general de salarios en
Honduras.
Si
el régimen dictatorial sanciona esa iniciativa qué va a pasar si el que
contrata el empleo doméstico ya vive en precarias condiciones; qué
hacer con el aumento constante de los productos de la canasta básica;
del imparable ascenso de la factura de energía eléctrica; pago de
impuestos e incluso, del mal llamado canon de guerra que imponen en
barrios, colonias y comercios las maras y pandillas, engendros del
modelo neoliberal.
Señores
congresistas, expliquen cómo haremos los ya atribulados trabajadores de
Honduras, porque, así como plantean las cosas vamos a mayor desempleo,
riesgos innecesarios de menores por falta de compañía o resguardo y una
puerta más que se abre a la necesidad de delinquir por un mendrugo.
Como
bien entona el canta autor cubano, Silvio Rodríguez: “Si alguien roba
comida y después da la vida qué hacer. Hasta dónde debemos, practicar
las verdades, hasta dónde sabemos…”. Las familias de Honduras ya no
podemos más, el ingreso no ajusta para necesidades básicas y mucho menos
para un rayito de sol de ocio sano y ustedes, “padres de la patria”,
vienen a engolosinar con quimeras a tanta gente que al igual que el
resto de trabajadores estamos ya jodidos.
Por
una vez en la vida pónganse a trabajar con amplia y justa visión en
favor de las mayorías, de la clase media que con esto recibirá el golpe
de gracia en la línea de flotación de la economía de millones de
familias en este desventurado país.
Saquen
el corazón de la venta de vísceras en donde lo tienen; y el cerebro del
envoltorio de papel celofán en donde lo conservan desde que lo
recibieron. Estrénenlos y tendrán el beneplácito y reconocimiento del
pueblo en general.
https://criterio.hn/2018/02/22/ley-del-empleo-domestico-demagogia-pura-acto-iniquidad-mas-del-partido-nacional/
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