Enero 21,2018 / Por: Delfina Bermúdez
La
crisis económica y política ha mostrado la esencia del Partido
Nacionaldictatorial, oportunista, acaparadora y violenta; y su papel
servil e instrumental para los grandes grupos económicos nacionales y
trasnacionales que desangran y se alimentan de las entrañas de la
patria.
A
partir de los 1990’s en Honduras- como en América Latina- las
estructuras de los partidos políticos han sido cooptadas por el poder
económico que ha asumido el control directo de los partidos políticos y
ha ampliado su capacidad de compra de los puestos de elección para
aprobar leyes y recursos creando un marco “favorable” para sus
beneficios. Al mismo tiempo, han consolidado la guerra jurídica
“Lawfare” mediante el control del poder judicial y los medios de
comunicación oligopólicos cómplices para aleccionar a los políticos
“revoltosos” que no se ajustan a su mandato y en última instancia
destituir gobernantes mediante golpes de estado como a Mel Zelaya en
Honduras (2009), Fernando Lugo en Paraguay (2012) y Dilma Rousseff en
Brasil (2016); o los intentos de inhabilitación política hoy en día de
Lula en Brasil, Cristina Kirchner en Argentina y Jorge Glass en el
Ecuador.
Consumado
el golpe de Estado a la presidencia de Manuel Zelaya en 2009, los
grupos económicos – y la clase política servil del Partido Nacional y
Liberal – han actuado de manera desenfrenada en un festín en el que han
profundizado la caída de la cobertura de servicios sociales, la
privatización de lo público, las exenciones tributarias a sus empresas,
las concesiones del territorio a las grandes transnacionales y la
monopolización de todos los ámbitos de negocio; conjuntamente con la
militarización de la sociedad y el endeudamiento usurero del país.
El
modelo económico de Honduras no da para más, es un proyecto neoliberal
salvaje de ganancias extraordinarias para beneficio de unos pocos que no
“derrama” a la gente… la economía crece, pero las mayorías se hunden.
En 2017, 600 mil personas se sumaron a las masas empobrecidas que
alcanzan al 70% de la población. Cerca de la mitad de las familias de
Honduras sobreviven en la extrema pobreza con ingresos familiares de
menos de 4500 lempiras mensuales (190 dólares al mes) que no alcanzan
para comprar una canasta básica de alimentos mucho menos para vestirse,
educarse, acceder a salud o tener algún momento de recreación.
Un triunfo contundente de la Alianza por sobre el fraude electoral cachureco
La
cúpula empresarial y el Partido Nacional embriagados de poder
consideraron que la posibilidad de manipular y engañar a la población no
tenía límites. Persistieron en avasallar la Constitución nacional y
escogieron reelegir a Juan Hernández – quien ha sido funcional como
artífice político del saqueo de la patria. El maridaje político
empresarial de cúpulas del Partido Liberal y Nacional y sus socios
transnacionales ratificaron apoyar económicamente la campaña de Juan
Hernández, negaron a los partidos de oposición la representación en el
Tribunal Electoral, cerraron cualquier opción de reforma electoral e
inscribieron seis partidos de maletín para contar con una cómoda
representación en las mesas electorales.
La
torpeza, el descaro y el cinismo en el robo electoral han sido
monumentales, tanto que ni las Misiones de Observadores de la OEA y la
UE – que en otras ocasiones han sido funcionales a farsas electorales –
pudieron esta vez avalar los resultados y dar la cara por los
cachurecos. El robo electoral ha incluido la emisión de documentos de
identidad y suplantación de hondureños que viven en el exterior,
falsificación masiva de las firmas en los cuadernillos electorales;
violación de las urnas para rellenarlas de votos planchaditos recién
impresos y marcados a favor de Hernández, falsificación de actas de
mesas electorales y manipulación en general del sistema de cómputo
electoral.
Fue
tan contundente el triunfo de la Alianza y tan descomunal el robo
electoral que la gente comenta abiertamente cómo ganó la Alianza en la
urna de su pueblo, de su barrio… lo cuentan las delegadas de cualquiera
de los partidos, unas con orgullo y otras con vergüenza reconocen
abiertamente que la Alianza ganó masivamente.
Tomas y protestas en la calle y silencio en los grandes medios de comunicación
Las
tomas de calles, la protesta, el ruido de las cacerolas y de las redes
sociales se han mantenido durante el mes de diciembre y contrasta con el
silencio y el ocultamiento de la verdad desde las grandes cadenas de
radio y televisión, y las cúpulas de las iglesias y los empresarios.
Solamente se escuchan las voces de la radio jesuita “Radio Progreso” y
la televisora UNETV – con alcance en las ciudades con conexión por cable
y en las redes sociales; que se han convertido en los únicos medios que
informan de la realidad del país marcando aún más el contraste con el
silencio oficial y de la corporación mediática.
La
policía por un instante pareció sumarse al pueblo indignado pero la
sublevación fue efímera y acallada con “mordidas” millonarias para los
comandantes y promesas de beneficios para la tropa. La respuesta del
aparato represivo ha sido sumamente violenta. En diciembre el
levantamiento espontaneo de la población, en especial en la Costa Norte –
heredera de las luchas por los derechos de los obreros y por la reforma
agraria- ha sido reprimida de manera violenta con el uso indiscriminado
de bombas lacrimógenas y balas “vivas”, el asalto a las viviendas, las
redadas nocturnas y el levantamiento de perfiles por parte de las
fuerzas represivas armadas y entrenadas en la represión y el espionaje
por parte de los ejércitos de EE. UU., Colombia e Israel. Ya se acumula
un saldo de más de 45 asesinatos de líderes comunitarios.
Al desnudo la complicidad y patrocinio del empresariado y las iglesias para perpetuar el despojo económico
El
ideal liberal propone la participación ciudadana de igual a igual sin
importar raza, género o nivel socioeconómico; y una sociedad de
oportunidades para todos. La actual crisis política electoral y la
respuesta violenta desde el Estado han desnudando el verticalismo del
Partido Nacional – representante genuino de las grandes empresas- lo
que no deja ni un resquicio al debate interno, la disidencia, y el
ejercicio democrático. Esto ha permitido que su esencia dictatorial y
su fin de saqueo del estado, pasen de un secreto velado a un tema de
debate nacional. Todo lo que una vez fue opaco hoy se ha vuelta
traslucido, prístino, claro.
Ahí
se acaba la farsa, se alinea el pensamiento, empresarios, iglesia,
políticos conservadores y fuerzas armadas son uno solo que por acción o
por omisión sostiene la payasada en que se ha convertido el ejercicio
electoral y el intento de reelegir a Juan Hernández. Hoy Honduras es
otra, y ante la torpeza de las fuerzas conservadoras los líderes de la
Alianza y diversas figuras de la oposición instalan en el debate el
fondo de la cuestión: el hecho de que el despojo electoral se realiza
para perpetuar el despojo económico.
Hoy
se llama en las redes sociales a boicotear el consumo de productos y
servicios de las grandes empresas a quienes se condena y señala. Es
momento de aprender y descreer lo que nos han venido martillando en la
cabeza en la radio y la televisión, la buena estima que teníamos a las
iglesias y el respeto y la creencia en la buena fe y justeza de los
abnegados y probos empresarios que “hacen crecer a Honduras”.
Una nueva generación lidera la insurrección
La
Alianza Opositora contra la Dictadura es una representación heterogénea
de una mayoría nacional en la que destaca una nueva generación -nacida
en el Siglo XXI- que ha crecido afectada fuertemente por la migración
forzada de sus parientes, la violencia y la marginalidad; que vive desde
su niñez la crisis política a partir del golpe de estado de 2009; y que
ante el robo electoral asume un liderazgo inusitado como sujeto
político en los pueblos, en los barrios, en las universidades. Ante el
cerco mediático utiliza nuevas formas de comunicación en las redes
sociales. Son hombres y mujeres, trabajadores, estudiantes, mareros
excluidos o Nini que desafiantes se toman las calles, desconocen a los
viejos liderazgos de todo el arco partidario y reclaman nuevos espacios
de democracia real y participación. Son la vanguardia en las calles y en
las tomas que está dispuesta a dar la cara en la insurrección de enero y
gritan: “se metieron con la generación equivocada, #FueraJOH”
Esto
contrasta con mucho con el viejo liderazgo a lo interno de la
Alianza: nacidos en la política bipartidista, verticales, manipuladores,
sindicalistas y líderes sociales enquistados en el poder y sus
bebesaurios en busca de cargos; que intentan perpetuarse como clase
política. Quizás para bien de todas y todos, ésta también sea una
oportunidad para despojarlos de sus caretas, dejarlos en evidencia y que
surja de esta crisis nuevos y múltiples liderazgos honestos y
democráticos para bien de Honduras.
La
coyuntura ha permitido desmontar la hegemonía ideológica del
bipartidismo oligárquico y del viejo liderazgo sindicalista y
gremialista corrupto. El dilema que hoy plantea la crisis política
electoral no es ya más procedimental y de reparto de cuotas y
diputaciones entre las élites partidarias. Las elecciones y su saldo de
manipulación y fraude han dado paso a una sociedad incrédula de su clase
política que comprende su función de títeres del empresariado. En esta
coyuntura de caída de telones y caretas, está la oportunidad del
liderazgo de las fuerzas progresistas de escuchar las voces del pueblo y
cohesionar un movimiento insurreccional.
https://criterio.hn/2018/01/21/las-fuerzas-conservadoras-al-desnudo/
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