Dr. Raúl Alconada Sempé
Análisis exclusivo
EL LIBERTADOR / Publicado: 01 Septiembre 2017
El
pasado 21 de agosto, la Organización de los Estados Americanos (OEA)
emitió un comunicado de prensa en el que “rechaza irresponsables e
infundadas acusaciones de candidato”. El pronunciamiento es muy claro y
contiene un inequívoco cuestionamiento a uno de los candidatos que
participan de la campaña electoral en Honduras.
También
es cierto, que las declaraciones del candidato Nasralla contuvieron
imputaciones genéricas a funcionarios de la OEA, y se comprende que la
Secretaría General de la OEA pretenda dejar a salvo la conducta y
actuación de la Organización, rechazando cualquier imputación de este
tipo.
El
problema que se le presenta ahora a la Secretaría General es tener que
optar por mantener el cuestionamiento hecho al candidato Nasralla, e
iniciar las acciones que pudieren corresponder; o continuar con la
Misión de Observación Electoral en Honduras.- Lo que no podrá pasar es
que avancen ambas alternativas.
La
situación política en Honduras es delicada, especialmente a partir del
28 de junio de 2009, cuando se produjo el golpe de Estado que destituyó
al Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales; y más teniendo
en cuenta las materias pendientes del “Acuerdo para la Reconciliación
Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de
Honduras”, tal como se expresa en el párrafo 59 de la sentencia del 5 de
octubre de 2015 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el
caso López Lone y otros vs. Honduras.
Por
lo tanto, la OEA está ante un dilema de una enorme complejidad, ya que
por un lado ha aceptado la invitación formulada por el Gobierno de
Honduras para realizar la Observación Electoral del proceso en marcha, y
por el otro, está estudiando tomar medidas legales pertinentes para
salvaguardar” su reputación, contra uno de los candidatos de las
elecciones que deberá observar.
En
el caso de que la OEA decidiere tomar medidas contra el candidato
Nasralla, sería un dato objetivo la confrontación entre las dos partes;
la Misión de Observación Electoral de la OEA, y el candidato Nasralla.
Esta confrontación objetiva, inhibe cualquier posibilidad de
neutralidad, por parte de la OEA, en su tarea pendiente de Observación
Electoral.
Confío
en que la Secretaría General de la OEA tomará la decisión más
conveniente para el Sistema Interamericano, la consolidación del sistema
democrático en el continente y para Honduras.
*
/ Ex-Director del Departamento de Sustentabilidad Democrática y
Misiones Especiales de la OEA, representante por Argentina al Grupo
Contadora y Viceministro de Relaciones Para América Latina de Argentina.
Presidió la Misión de Acompañamiento de la OEA a la Cuarta Urna de
Honduras en 2009 como Enviado del Secretario General Insulza y fue
declarado non-grato por Roberto Micheletti como Presidente del CN días
antes del golpe de Estado.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2412-el-dilema-de-la-oea-en-honduras
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