Por Oscar Miguel Marroquín
La desventurada participación de la canciller hondureña María Dolores
Agüero en la reciente Cumbre de la OEA en México, puso al descubierto
el permanente ataque ideológico que la derecha latinoamericana mantiene
contra el gobierno de Venezuela y su modelo económico.
Esta
incompatibilidad, ha despertado los más rancios discursos de la derecha
escuchados con anterioridad durante la política de seguridad nacional o
porque no decirlo más claramente durante la época más negra del
anticomunismo.
Al margen del escaso coeficiente intelectual
mostrado por la canciller hondureña; bien se puede denotar que su
prefabricado y sesgado discurso resguarda el nostálgico sentimiento de
épocas obscuras para la convivencia democrática de los pueblos. Hay
pues, en gobiernos derechistas como el de Honduras la necesidad plena de
anular todo aquello que dé muestras de avance democrático real.Los
acontecimientos generados tras el golpe de Estado del 2009 son solo una
pequeña muestra de la antidemocracia que se vive en Honduras.
Sucede
pues que, desde que el Estado venezolano rechazó seguir la ruta del
modelo económico neoliberal, éste se ha convertido en el centro de los
más virulentos ataques por parte de los sectores oligárquicos más
conservadores de toda América Latina; pero, además, estos ataques
también han trascendido al continente americano. Mariano Rajoy
presidente de España y reconocido representante de la derecha española
suele atacar constantemente al gobierno venezolano quizá rememorando la
sangrienta época de la colonia española en el continente americano.
Vistas,
así las cosas, Venezuela se ha convertido hoy por hoy en el enemigo
ideológico a vencer por parte de la derecha, así como un día lo fue la
Cuba gobernada por Fidel Castro o el gobierno de Salvador por Allende,
quien fuera asesinado en el marco ideológico de la política de seguridad
nacional.
Dentro de esta perspectiva, las peripecias ideológicas
por el Estado hondureño no dieron resultado alguno en la cumbre de la
OEA, la realidad contrastante que vive la mayoría de los hondureños puso
en entredicho el discurso de María Dolores Agüero, el cual terminó
convertido en letra muerta.
Por otra parte, cabe afirmar que Luis
Almagro juega el triste papel de preparar el respaldo institucional
desde la OEA para sacar del poder al gobernante venezolano Nicolás
Maduro, y no precisamente por la vía democrática, a no ser que, Almagro
entienda por democracia el terrorismo que está llevando a cabo la
derecha venezolana en complicidad de gobiernos como el de Honduras.
Este
respaldo institucional que busca a toda costa Almagro tiene ya vieja
data. En 1965 la OEA jugo un deshonroso papel en contra de la soberanía
de Republica Dominicana al ser invadida militarmente por el ejército de
los Estados Unidos y otros países entre los que se encuentra Honduras,
que hizo su aporte militar con un total de 250 soldados.
Siendo
la cosa así, resulta claro, el interés permanente que tiene el gobierno
de Honduras en el intento incesante por lograr una declaración desde la
OEA en contra del gobierno venezolano. Tras esta necesitada declaración
se esconde la creación de respaldo institucional que justifique en su
momento una posible invasión en contra del territorio venezolano para
destruir por completo el sistema establecido desde el extinto Hugo
Chávez Frías.
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