por La pupila insomne
Lejos de ser un retroceso, el discurso de Donald Trump lo que hace es dar inicio a un escenario político completamente nuevo. Las posibles situaciones a partir de la implementación de su Directiva Presidencial serán, respecto a los escenarios anteriores en el conflicto Estados Unidos-Cuba, totalmente inéditas.
La nueva política presidencial es, en actitud y retórica, indudablemente retrógrada. Pero los efectos de su emisión no pueden verse aislados de las condiciones ya establecidas por la política anterior en las que esta viene a producirse.
Este
16 de junio pone fin al aire de incertidumbre en el ambiente
contrarrevolucionario que se inició cuando Hillary Clinton, continuadora
de la política de ¨ vía diplomática¨ de Barack Obama hacia Cuba, perdió
las elecciones presidenciales frente al republicano Donald Trump.
Desde
entonces el tratamiento que el nuevo gobierno daría al aparato neo
contrarrevolucionario y su circuito de medios de comunicación creados
por su antecesor fueron una incógnita. Pocas veces en la historia se ha
presentado una pugna tan enconada entre los grupos de intereses en la
política cubano-estadounidense hacia Cuba.
Con
la presencia en la Administración Trump de impulsores de la política
más agresiva, un indicio significativo fue la carta dirigida al
Presidente por militares de alto rango retirados, sugiriéndole que
continuara la política del anterior gobierno. En ese momento, la
posibilidad de que lo planteado en la carta se lograra, podía llevar a ¨un factor común que evidencia,
no una diferencia de política demócrata-republicana sino una
continuidad, que de desarrollarse podía llamarse Doctrina Obama-Trump,
donde el presidente de turno juega a ser el policía bueno con
determinado país (Cuba) y el policía malo con otros (Venezuela, Siria).¨
El
16J, en cambio, lo que evidenció es la falta de capacidad del gobierno
de Donald Trump para poder desarrollar esa política exterior por
separado, ni siquiera a favor de los propios intereses imperiales de los
Estados Unidos. El juego obamiano indudablemente requería una habilidad
política y diplomática de la que Trump y su gabinete carecen.
Pero
sobre todas las cosas, el brusco cambio, significa el rompimiento del
pacto o ¨consenso contrarrevolucionario¨ ocurrido durante el gobierno de
Barack Obama, entre la contrarrevolución tradicional representada por
el senador Marco Rubio y la neo contrarrevolución centrista representada
por el empresario cubanoamericano Carlos Saladrigas. En un encuentro
auspiciado por la Heritage Foundation y Google ideas,
celebrado el 21 de marzo de 2012 en Washington, ambos representantes
llegaron a un acuerdo para un cambio de estrategia hacia Cuba bajo la
idea de utilizar Internet “para descongelar una isla congelada en el
tiempo”.
Es
público que cada año el gobierno norteamericano asigna un presupuesto
de 20 millones de dólares para proyectos de subversión en Cuba. Es muy
probable también que exista una cantidad de dinero que se emita para
estos fines de forma encubierta. Estos fondos son utilizados por la CIA y
por la USAID para favorecer a grupos políticos de origen cubano de
diversa tendencia.
Tradicionalmente
el mayor beneficio de esos fondos había estado en manos de la
contrarrevolución tradicional, sosteniendo la industria del
anticastrismo en la ciudad del Miami, que daba sostén económico,
beneficios electorales y capacidad de cabildeo a una mafia política
establecida durante décadas.
Igualmente de esta corriente se beneficiaban los grupos de disidentes tradicionales en la isla, ya muy desprestigiados y despreciados por los propios norteamericanos, pero aún existentes.
La
pérdida alarmante de terreno electoral de los republicanos en la
Florida, la actitud favorable al acercamiento de la mayoría de los
cubanos emigrados, y el empuje de las nuevas tendencias de ¨tercera vía¨ para el caso cubano, obligó a las fuerzas de Marco Rubio a aceptar el acuerdo.
La estrategia de penetración diplomática del socialismo cubano, diseñada para el gobierno de Obama por Arturo Lopez -Levy y otros, comienza a desarrollarse.
El
dinero es re-direccionado de sus antiguos usos a nuevos. Las antiguas
tendencias principales pasan a ser secundarias pues la nueva estrategia
prefiere apostar más al desarrollo de medios ¨alternativos¨ en
Internet, la fabricación de ¨líderes de opinión¨, el cultivo de una
zona política centrista entre los intelectuales cubanos y la creación de
una izquierda no comunista,
a continuar poniendo su patrocinio principal en los disfuncionales
grupos de disidentes cubanos vinculados a Miami. Aunque estos últimos
continuaban siendo sostenidos, pasan a tener un rol secundario.
El
dinero comienza a usarse para eventos en Europa y Estados Unidos, donde
se reúnen los nuevos actores de la estrategia centrista. Bajo
financiamiento surgen varias páginas web, mientras otros proyectos ya
existentes se unen la nueva estrategia, creándose un circuito de
comunicación neo contrarrevolucionaria.
En
ese tránsito de la debilidad al fortalecimiento aparecen, sobretodo,
nuevos bolsillos. Las viejas fuerzas de Miami observan el nuevo panorama
mientras tragan en seco.
Pero
llegan las elecciones y el descontento de los estadounidenses con la
gestión demócrata hacen que los republicanos, con Trump como Presidente,
vuelvan a la Casa Blanca. La alfombra roja vuelve a tenderse para la
fauna política de Miami.
Con
el desequilibrio de las relaciones de poder, ya no necesitan estar
sometiéndose a ningún pacto. Significativamente en días previos al
discurso, de forma oportuna José Daniel Ferrer y su empresa política
UNPACU pertenecientes a la disidencia tradicional venida a menos,
publica una carta abierta al Presidente pidiéndole un cambio de
política. Finalmente Marco Rubio sonríe y aplaude junto a los demás tras
la tribuna del Teatro Manuel Artime de Miami.
Se rompe el ¨consenso contrarrevolucionario¨.
Veamos algunas reacciones emitidas por el circuito de medios centristas:
La
Sra. Elaine Díaz, quien fuera beneficiada durante el gobierno de Obama
con una beca en Harvard y con el financiamiento de su publicación
digital Periodismo de Barrio, comenzaba: ¨Las medidas que
anunció hoy, presidente Trump, son patéticas. (…)Las medidas que anunció
hoy no son irrespetuosas con el gobierno cubano, son irrespetuosas con
los ciudadanos cubanos. Son irrespetuosas conmigo¨ y terminaba: ¨Puede que el trato con Obama se haya jodido; pero nuestra dignidad sigue intacta¨
El Sr. Hugo Cancio, propietario de la revista On Cuba,
quién ha defendido ante otros panelistas en la televisión de Miami el
acercamiento diplomático y comercial hacia Cuba, así como el intercambio
cultural Cuba-USA en el que participaba con su empresa Fuego
Entertainment, emitió en un Editorial con el título ¨Un mejor acuerdo ¿Para quién?¨:
¨Cuando
Donald Trump ganó las elecciones en noviembre pasado, todos sentimos
que vendrían cuatro años de mucho trabajo. Las escasas declaraciones
hacia Cuba del hasta entonces candidato presidencial no eran
precisamente alentadoras. En todo caso, la variable Obama en el proceso
de normalización había sido determinante. Y esa variable estaría desde
ese momento fuera de la ecuación¨
Cerraba el Editorial: ¨¿Para
quién un retroceso con Cuba sería mejor? El único beneficiado podría
ser el pasado. Y todos, cubanos y estadounidenses, vivimos en el
presente. Permítasenos trabajar para el futuro¨
Cuba Posible, un proyecto que ha sido promovido a través de la fundación Open Society
del magnate norteamericano George Soros (la misma que financió la
creación de grupos disidentes en el antiguo Campo Socialista) creado por
antiguos integrantes de la revista Espacio Laical, los que en
el 2012 tienen un encuentro en La Habana con Carlos Saladrigas, solo dos
semanas después de logrado el acuerdo con Rubio; y que en la víspera
del 16 de junio había presentado su reorganización en el evento de
Washington Office on Latin América (WOLA), ya desde los días previos se
declaraba desde los encabezados: ¨La preservación del legado de Barack Obama. Apostando por los que construyen¨, leyéndose más abajo: ¨El
presidente puede sentirse influido a hacer concesiones ante las
presiones de la derecha cubanoamericana en agradecimiento por el voto de
miembros de este grupo a favor de su nueva legislación en materia de
salud (…) Trump sabe que necesita aliados en el predominante panorama de
impopularidad dentro del que se mueve en su propio circuito¨
Apenas pronunciado el discurso CP emitió una Nota Pública contraria al cambio de estrategia política.
Cartas desde Cuba
del Sr. Fernando Rasberg, el mismo que propalara la grave falsedad de
que el ejercicio militar Bastión 2016 se realizaba como respuesta del
gobierno cubano a la elección de Donald Trump, emitió el título poco
antes del discurso: ¨¿Se acabará la tregua entre Cuba y EEUU?¨, en el que pronunciaba:
¨Es
muy cínico repetir que se puede aplicar un bloqueo económico contra
Cuba, afectando solo a la clase dirigente sin lastimar al cubano de a
pie. La disidencia, que hoy festeja, parece no entender que su
aislamiento proviene justamente por apoyar a Washington contra su propia
gente. Albert Einstein nos recomendaba que “Si buscas resultados
distintos, no hagas siempre lo mismo” …¨
Es entendible que los neo contrarrevolucionarios tengan motivos para expresar rechazo al cambio que ha realizado Trump.
Pero si llega a llevarse a la práctica, un cambio del centrismo como estrategia principal a secundaria, no significa que el apoyo y financiamiento a este desaparezca.
Su patrocinio está insertado dentro de planes de estrategias
programáticas que no depende del Presidente de turno, sino del tipo de
operaciones que la CIA y otras estructuras del aparato de inteligencia e
intervención geoestratégica de los Estados Unidos determine
desarrollar.
El
gobierno de Obama asumió su estrategia públicamente luego de que la CIA
durante años estudiara las posibilidades de aplicar el uso de la
penetración cultural y la guerra psicológica, y no al revés.
Los
proyectos de comunicación ¨alternativos¨ seguirán siendo financiados.
La contraposición de sectores intelectuales y artísticos con las
instituciones cubanas seguirá siendo fomentada. El sabotaje al debate
revolucionario y sus procesos legislativos seguirá siendo intentado. La
idea de una socialdemocracia como solución nuestros problemas
nacionales seguirá siendo introducida. Continuarán trabajando sobre los
estudiantes y profesores universitarios, como sobre los periodistas. Se
continuará armando en las redes sociales una maquinaria de fabricar
rumores que permita introducir matrices de opinión. La seudo revolución
continuará siendo aprovechada al servicio de la neo contrarrevolución.
Todo lo que divida seguirá siendo utilizado al máximo.
No
dudemos en que veamos nuevas reacciones ¨anti Trump¨ en los medios
centristas. Incluso que estas se vuelvan habituales hasta convertirse en
parte misma de la estrategia. El circuito de comunicación centrista
tendrá dos razones para emitirlas:
1-La práctica. Al ser una pérdida de terreno como tendencia en el juego de la política norteamericana.
2-La comunicacional. Que le permite utilizarlo para ganarse las simpatías de los cubanos que pudieran identificarse con ese rechazo.
En
este segundo aspecto es que deben los revolucionarios, como lectores
individuales o como medios de comunicación, organizaciones e
instituciones debemos estar más claros que antes.
Ahora es más necesaria que nunca una tremendísima claridad. Andar como decía Fidel que estaba el Che: ¨Más claro que las aguas de Varadero¨
Porque
los medios neo contrarrevolucionarios harán en mayor escala lo mismo
que hicieron con el episodio del individuo con la bandera estadounidense
en el desfile del 1ro de Mayo: Utilizarlo como herramienta para
convenientemente ¨distanciarse¨ de un hecho tan aborrecible y dividirnos
a partir de cómo lo enfrentamos. No hay manera racional de simpatizar
con Donald Trump, ni cubanamente de hacerlo con Marco Rubio. Los
centristas asumirán como parte de su agenda ese rechazo y lo utilizarán
como camuflaje. Intentarán atraer con eso a personas honestas e incluso a
revolucionarios. No se descarta que lleguen a pretender un espíritu de
supuesta ¨unión cubana¨ ante el ¨carácter maligno¨ de Trump. Pretenderán
engañarnos, haciéndose pasar por patriotas cuando sabemos que no lo
son. Intentarán envolvernos diciendo que el verdadero enemigo de la
Revolución, del Socialismo y del pueblo cubano es la tendencia de Trump y
no la de ellos.
Cuando
se habla de alianzas con un poder extranjero, no hay diferencia entre
un Marco Rubio y un Carlos Saladrigas. El carácter común está en sus
fines: Derrocar la Revolución, restablecer el capitalismo como sistema y
la dominación estadounidense en Cuba.
Por
eso la posición de los revolucionarios debe ser común. El centrismo y
sus exponentes son y seguirán siendo por su naturaleza parte de la
contrarrevolución. Ni jugando debemos caer los revolucionarios en
musarañas de estar mirando el ¨mal menor¨ y creer que quienes se
preocupan más por el “legado de Obama” que por la soberanía cubana
pueden ser nuestros aliados. Frente a nosotros sus diferencias son solo
de método, pero en el fondo no las tienen ni ideológicas, ni políticas.
Ambos quieren la Revolución derrotada. De la misma manera en que los
norteamericanos han construido un aparato de comunicación
contrarrevolucionaria, y no lo van a desarmar, nosotros debemos seguir
construyendo nuestro frente de comunicación revolucionaria sin perder
tiempo, superar a la seudo revolución, identificar a la neo
contrarrevolución, e integrar a los revolucionarios nuevos.
Definir para unir.
Nunca
perder lo que nos identifica que es lo que ellos no tienen: nuestro
carácter martiano, guiterista y fidelista. En esos medios podrán
aparecer todo tipo de cosas, con todo tipo de intenciones, pero lo que
nos diferencia abismalmente es que nosotros ante un nuevo Presidente del
imperialismo yanki decimos lo que ellos nunca van a decir: Patria o Muerte.
Con Patria, vivos y vencedores.
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