Publicado en defensores - Por Sandra Rodríguez
De malos hondureños, señalan las autoridades gubernamentales a quienes
denuncian en el extranjero las violaciones a derechos humanos que se dan
en Honduras, incrementadas después del 28 de junio del 2009, con el
golpe de Estado político-militar- empresarial, que destituyó a Manuel
Zelaya Rosales.
Con el golpe de Estado, volvió un escenario que se creía en el
pasado, recordado por la gente mayor, sobrevivientes y familiares de
víctimas de violaciones a los derechos humanos en la década de 1980,
cuando se creía que los golpes de estado quedaban atrás y se empezaba la
era democrática.
En ese marco nace el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos
en Honduras, COFADEH, y lleva 35 años trabajando en favor de le memoria
para que hechos tan abominables y terribles como las desapariciones
forzadas las ejecuciones arbitrarias y sumarias, y el golpe militar de
Estado del 28 de junio del 2009 no se olviden. Y que lejos de olvidarse,
sirvan para generar conciencia ciudadana.
Para la coordinadora general del COFADEH, Bertha Oliva, no es
concesible que el pueblo ha olvidado, pero si es terrible pensar que
hace apenas ocho años está desmovilizada la reclamación y la voz popular
y social en la exigencia de tener una nueva Constitución de la
República participativa, incluyente y originaria; un nuevo pacto social,
es el sueño que deben tener todas las y los hondureños, ese pacto no
necesita parcharle, sino construirlo con el aporte de toda la
ciudadanía.
\ Dos Honduras
Esta fecha es para analizar la evolución y el retroceso que ha hecho
vivir el golpe a la población, “estamos viviendo en las dos Honduras”,
afirmó Oliva, la de antes y después del golpe de Estado, y con ello, lo
más grave es que los muros son tan fuertes que no les permite avanzar en
materia de participación, democracia, fortalecimiento de institucional
estatal y la tolerancia.
“Está la Honduras donde todo es éxito, progreso, avance,
funcionamiento democrático, inclusiva, del poder, de la importancia de
las políticas neoliberales, de quienes quieren seguir con estas
políticas y prácticas”.
Pero tenemos la Honduras de los desposeídos, en la que unos
sobrevivimos, otras apenas sobrevivimos y quienes no sobreviven. La
Honduras de los que el Sistema de Justicia no aplica a favor de ellos,
porque están en beneficio de la otra Honduras, de la gente que ordena
–por ejemplo- al Ministerio Público, MP, que le haga requerimientos
fiscales en contra de las juventudes que aún quedan rebeldes en nuestro
país, y me refiero a consientes, que exigen en sus centros de estudio,
refiriéndose específicamente a los criminalizados en la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras, UNAH.
Detalló que, lógicamente, esa Honduras es la de los de a pie, es la
que tiene conciencia de clase, que sabe lo que es sentir frío cuando no
se tiene cobija ni techo, la que sabe lo que es apretarse el estómago
cuando no hay que comer, la que sabe lo que es tener la bota militar y
policial encima, la que sabe lo que es enfrentar escuadrones de la
muerte, la que sabe lo que estar estigmatizado y que constantemente le
revisiones en sus hojas de vida, no porque tengan excelencia académica,
sino para descalifícalo por toda su existencia, acusados casi de
apátridas.
“Una ve desconcertada que si así vivimos no es un país que avanza en
democracia, no se pude decir que es un país que hace y aprueba leyes
para fortalecernos, sino para excluir a la mayoría y hacer fuerte y
potente a esa minoría que realmente sabe lo que es ejercer el poder,
abusivo y prepotente, esa es la Honduras que nosotras no queremos”,
afirmó Bertha Oliva.
Queremos una Honduras donde exista respeto por la dignidad humana,
que se escuche la fuerza consiente y fresca de los jóvenes, que se
escuche a las juventudes de nuestro país, pero que no exista un
ejército, policía o seguridad privada para someternos y detenerlos, y a
esa Honduras le vamos a estar diciendo ¡así no te queremos!
“Le vamos a decir siempre a las autoridades que abusan -porque están
rebosadas de poder- que eso se puede y se les va a terminar el poder,
pero no lo queremos hacer en términos amenazantes, sino en términos de
seguridad plena de que al abusador algún día se le llegará su momento”.
Antes del 2009, el COFADEH luchaba por el fortalecimiento de un
Estado incluyente, y aunque tenían dificultades, no pensó ver lo que hoy
tiene el país.
Y es que, los impunes, criminales, corruptos, torturadores,
ejecutores de hombres y mujeres pensantes del pasado –declaró Oliva-
son los que nuevamente asesoran a jóvenes para que hagan lo mismo que
ellos hicieron en el pasado, cuando hablamos de impunidad, hablamos de
eso.
La defensora considera que el Estado necesita sentarse y replantear,
pero como el Estado también es la población, no solo las autoridades,
ahí está lo difícil. ¿Cuándo vamos a tener autoridades que puedan
entender la dinámica de las grandes mayorías? ¿Qué no exijan que
nosotros reconozcamos cuándo hacen una cosa en nombre de los derechos
humanos y obligan a sus propias víctimas a que reconozcan esos avances?
cuando es obligación de todo servidor público como acción primordial el
respeto a los derechos humanos, y eso no debe ser visto como
“clientelismo político”.
Golpe disfrazado
Oliva afirmó que estamos en pleno golpe, y lo peor es que está
disfrazado de democracia, paz y justicia, pero como podemos llamar a
eso, que estamos en un país avanzado, que se ha vuelto a restituir la
institucionalidad, si el pueblo acude a las instancias públicas y no lo
atienden, y si hace una denuncia lo ven como responsable y no víctimas
del hecho.
Para el caso, los campesinos son criminalizados, a ellos se les
revierte la denuncia, y son sometidos a golpes, torturas, pues no hay
instituciones públicas diligentes, que deberían actuar de oficio en
favor de las víctimas de violaciones al derecho humanos. Si sucediera lo
contario, Bertha Oliva cree que jamás se actuaría contra los hechores,
no se deducirá responsabilidad a los que dan la orden a los ejércitos
armados para que repriman.
“Nuestra propuesta desde el COFADEH es que haya igualdad de justicia,
son distinción, se necesitan operadores de Justicia que tengan nivel de
conciencia y actúen con independencia, de lo contario el golpe de
Estado continuará en nuestro país”.
De esa forma quedará muy claro, explicó Oliva, que –el golpe de
Estado- beneficia a unos pocos, ya que ha aumentado las familias ricas
–en Honduras- de unas 12 a 17, con jugosas reparticiones de poder y
economía, y uno vuelve a las grandes mayorías en total abandono y
sometidas de una forma que no se vería antes del 2009.
“Soñamos con una sociedad desmilitarizada, aspiramos a que los
gobiernos que apoyan la propuesta de fortalecer las fuerzas militares y
policiales que se abstengan, vean los resultados del país, nadie le
puede quitar el puesto de país más violento, y eso no lo queremos, no
podemos tener gente reprimida por exigir una educación pública”.
Concluyó expresando que, ahora el temor de los padres y madres de
familia, ya no es que a sus hijos van ser reprimidos por la inseguridad y
violencia social, sino por las autoridades en sus centros de estudio.
“Estamos en un país al revés, nos estamos quedando en un lugar sin
techo seguro, porque las autoridades se convierten en el verdugo de las
juventudes, y ese es un llamado a quienes tienen el poder, que dejen de
ordenar al MP que hagan requerimientos fiscales y que vean lo que han
hecho en contra de ellos”, refiriéndose a la criminalización estudiantil
a nivel universitario, que tiene con medidas sustitutivas a la prisión a
30 jóvenes, entre ellos tres condenados por usurpación.
E hizo un llamado a las autoridades a que no deberían esperar que
vayan organizaciones de derechos humanos, sino actuar de oficio, pues
cuando hay violaciones a derechos humanos es porque hay una autoridad
que los violente.
http://defensoresenlinea.com/a-ocho-anos-del-golpe-la-honduras-que-no-queremos/
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