En
el ascenso al poder de estas almas gemelas juega el infortunio y la
torpeza.Después de años de guerra entre Austria y Francia, ambas
potencias destrozadas, decidieron la paz y unir familias; sin esta causa
histórica María Antonieta hubiera sido una princesa más, casada con
algún príncipe y no se recordaría. En Honduras un estúpido golpe de
Estado provoca la grieta histórica para que un personaje sin ninguna
cualidad especial se convierta en presidente, sin esa coincidencia en el
tiempo, Juan seguiría en el anonimato, olvidado, quizá ya no sería
diputado.
Publicado: 06 Marzo 2017 / EL LIBERTADOR
Dante Montenegro
Los
títulos nobiliarios, arraigo en el poder, familia y las posiciones
nublan la mente al comparar una existencia y otra. Al margen de esa
verdad, son dos seres humanos que chocan en las líneas de la historia
por falta de contenido; las acciones de cada uno, en su tiempo, se
entrelazan y siguen un camino. Los rasgos de cada personalidad y el
código genético no los determina ser reina y presidente; fueron atados
por sus conductas íntimas cuando tuvieron las riendas de una nación.
NUNCA TRABAJARON
María
Antonieta, archiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y
Navarra, por obvias razones nunca tuvo la oportunidad de forjar el
carácter mediante el salario fijo que surge del arduo trabajo privado,
fue el pueblo desprotegido y hambriento quien pagó facturas de joyas,
viajes, bailes y cualquier pequeño capricho, conocida a sus 20 años como
“pequeña reina” de Francia. El actual presidente de Honduras, tuvo
condiciones similares para no sudar el rico capítal concentrado ni
sufrir para superarse, a sus 20 años fue presidente de la asociación de
estudiantes de Derecho de la UNAH, estudió becado por el Estado en
Honduras y en Estados Unidos; a los 22 años, en el Congreso, fue
asistente de su hermano Marco Augusto Hernández Alvarado; siete años
después fue electo diputado, incluso no renunció a la “dolce vita”,
cuando por ley estaba inhabilitado para ese cargo; ya con 42 años se
convirtió en presidente del Poder Legislativo y en 2013, con 45 años
presidente de la república. Ahora busca la reelección presidencial.
Jamás ha trabajado, su confort siempre ha sido pagado con impuestos y
restricción social. La nutrida real familia de María llenó su opulencia
del pulmón de cada austriaco y francés, y la vasta familia de Juan
culminó la vida mejor con el costo real que soporta todo hondureño.
María,
decimoquinta y penúltima hija de Francisco I del Sacro Imperio Romano
Germánico y de la emperatriz María Teresa I de Austria, se casó en 1770,
a los catorce años con el Delfín Viennois (príncipe heredero al trono
de Francia) y futuro Luis XVI. Tuvo cuatro hijos. Juan nació en Rio
Grande, departamento de Lempira. Es decimoquinto y antepenúltimo hijo de
Juan Hernández Villanueva y Elvira Alvarado Castillo, se casó con Ana
Rosalinda García Carías. Tiene cuatro hijos.
INICIO DEL FIN
María
demostró desde niña una formidable inclinación hacia lo banal, los
ilustradísimos maestros que la instruían, se preocupaban por el
desinterés en las artes, la cultura y la música. De pensamiento ligero,
la aburría el protocolo y la etiqueta. Juan, a pesar que su padre, fue
líder político en la zona de Lempira, confiesa que en su niñez no le
interesó la ciencia política, prefería la caficultura, y ya en altos
cargos del Estado no se siente cómodo en el fino neón púrpura y fiestas
desbordantes de alta moda de la “socialité”, prefiere deslizarse por la
noche a departir tragos con un novato presentador de Televicentro. En el ascenso al poder de estas almas gemelas juega el infortunio y la torpeza.Después
de años de guerra entre Austria y Francia, ambas potencias destrozadas,
decidieron la paz y unir familias; sin esta causa histórica María
Antonieta hubiera sido una princesa más, casada con algún príncipe y no
se recordaría.
En Honduras un estúpido golpe de Estado provoca la grieta
histórica para que un personaje sin ninguna cualidad especial se
convierta en presidente, sin esa coincidencia en el tiempo, Juan
seguiría en el anonimato, olvidado, quizá ya no sería diputado.
VIAJES Y BANQUETES
Los
primeros días en el poder definen cómo será el reinado de un
gobernante. La duquesa María inconsciente de sus actos no midió cómo
repercutían en la población francesa, no se interesó por conocer las
ciudades, su gente, ni sus necesidades; se diluyó entre viajes,
banquetes, retratos y fiestas. A cinco días de haber sido electo, sin
tener aun la banda presidencial, Hernández, hacía su primera gira por
Panamá, Costa Rica, Nicaragua, México y Estados Unidos.
La
reina consorte cometió un error cardinal que marcaría el camino de la
carreta fúnebre, despreció a las clases poderosas de Francia y creó su
propio grupo de “amigos”, los enriqueció y tomaban decisiones de Estado:
Los Polinac. “A Juan no le gustan los árabes”, contó alguien cercano a
la familia Hernández y con el tiempo se miró cierto, en su régimen se
rodeó de su propia gente, excepto, los Atala.
HUMILLAN A REPUTADOS
Una
vez que estos grupos rodean a la víctima, encuentran su fuente de
dominio en la adulación que conduce al “pozo”. María cometió el
sacrilegio de avergonzar frente a otros poderosos de Francia, al
cristianísimo cardenal de Rohan. En tanto, funcionarios de Hernández,
exhibieron al empresario Schucry Kafie, decretándole detención judicial
en el Primer Batallón de Infantería que sólo evitó una recaída en la
salud del empresario; aún así la prensa tradicional hizo chiste
informando hasta lo que comía en el hospital; La Familia Rosenthal fue
humillada y despojada de bienes, perdieron empresas centenarias.
Mientras la iglesia católica optó por pedir perdón al pueblo y se alejó
prudentemente del gobierno.
“PETIT TRIANON”
Poco
a poco la reina de Francia se fue del palacio de Versalles, lo
consideraba indigno de su investidura, además que se volvió un símbolo
de las aburridas reuniones de la corte, asuntos de Estado y bailes para
las familias antiguas; entonces construyó para ella un pequeño palacio,
lleno de joyas y lujos un templo de vanidad dedicado a la fiesta y al
juego que llamó “Petit Trianon”. Juan ha ordenado la construcción de una
nueva casa de gobierno que consta de tres torres a un costo para el
pueblo de unos cinco mil millones de lempiras.
“MONSIEUR DÉFICIT”
Los
peinados extravagantes, la adquisición de joyas y las apuestas con sus
amigos, generaron brecha en las finanzas públicas que fue uno de los
detonantes de los ciudadanos franceses. Alguien tenía que pagar y no
serían las castas privilegiadas, se cargaron más tributos a los pobres y
desdentados; este comportamiento le heredó el apodo de “Madame
Déficit”. Los hondureños están abrumados por la carga tributaria, la más
alta de Centroamérica, cierre de empresas de tradición, aumento en
factura eléctrica, hasta la creación de un monotributo para que los más
pobres cumplan al Estado, tasa de seguridad, entre otros. A cambio Juan,
compra buques de guerra, armas, crea su policía, un jet presidencial y
prisiones modernísimas.
Esos
excesos de María fueron el detonante que obligó a los franceses a
salvar su vida, buscar pan y desahuciados el 14 de julio de 1789,
destrozaron los portones y tomaron la Bastilla. La monarquía por primera
vez se sentó a negociar con el pueblo. Fue el inicio de la Revolución.
En Honduras en mayo de 2015, después de pruebas irrefutables del robo al
Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y Hernández aceptando
que su partido recibió de esos fondos, surgió la primera “Marcha de las
Antorchas”, movimiento escandalosamente multitudinario y decidido que
exigía la instalación de una “Comisión Internacional Contra la Impunidad
en Honduras (Cicih)”. Juan salió de la indiferencia y solicitó una
“Misión de apoyo contra la corrupción y la Impunidad en Honduras
(Maccih).
MILITARES Y GUILLOTINA
Las
Antorchas y la Bastilla aún no eran el fallo inapelable que emitiría el
“hombre masa”. Cesaron. El rey y la reina activaron nuevos grupos de
guardias en Versalles; los recibieron como militares privilegiados,
bebieron, comieron y les dieron nuevos trajes; en medio del festín este
cuerpo militar gritó “Viva el rey, viva la reina”, para desgracia de los
regentes, esa lealtad sólo dura lo que el cuerpo tarda en la digestión.
Una de las derrotas más claras del presidente Hernández, fue en el
Congreso Nacional cuando no se elevó a rango constitucional la Policía
Militar, creada por él y para él. Mientras insiste en este grupo,
condenó la Policía Nacional a un eterno coma.
El
poder no es absoluto ni es eterno, son leyes aunque no parezca. Y “sólo
el pueblo es eterno”, tarde lo supo María, pues en su reinado no era
parte el soberano, no pudo gobernar. Cuando abrió los ojos, todo era
borroso, el verdugo si entendía la responsabilidad, le apretaba la soga
al cuello, era el último suspiro de María. Rodó Su cabeza.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2135-honduras-perfil-vidas-paralelas-maria-y-joh
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