Por: Pedro Arrojo/
Diputado de Podemos en el Congreso por Zaragoza
En la
madrugada del 2 al 3 de marzo de hace un año, Berta Cáceres, mi amiga y
hermana en el Premio Goldman, dirigente del COPINH y de las comunidades
LENCA de Honduras, fue asesinada en su casa. Otro buen amigo, Gustavo
Castro, que se alojaba esa noche en casa de Berta, quedó herido y lo
dieron por muerto.
Desde entonces lo pienso a menudo: si viviera en
Honduras, probablemente, ya me habrían matado.
“Fui a
las comunidades LENCA para dar un curso sobre energías renovables,
organizado por el COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e
Indígenas de Honduras), y Berta me ofreció su casa, donde tendría
Internet”, relata Gustavo Castro.
Gustavo Castro
“Estuvimos hablando en el porche hasta tarde, y nos retiramos a dormir. Estaba trabajando con el ordenador, en mi cama, cuando se oyó un fuerte golpe. Habían tirado la puerta de la cocina. Se abrió bruscamente la puerta de mi habitación y me vi encañonado, mientras oí a Berta enfrentar a sus agresores; varios disparos y cuando quien me apuntaba a la frente hizo el gesto definitivo de disparar, me encogí instintivamente y me tiré al suelo. El disparo me atravesó la oreja y la mano con la que me tapaba la cara. Me dieron por muerto y salieron huyendo”. Gustavo Castro es un buen amigo de Chiapas, dirigente conocido y reconocido en todo México y Centroamérica por su lucha en conflictos de grandes presas y minería.
“Estuvimos hablando en el porche hasta tarde, y nos retiramos a dormir. Estaba trabajando con el ordenador, en mi cama, cuando se oyó un fuerte golpe. Habían tirado la puerta de la cocina. Se abrió bruscamente la puerta de mi habitación y me vi encañonado, mientras oí a Berta enfrentar a sus agresores; varios disparos y cuando quien me apuntaba a la frente hizo el gesto definitivo de disparar, me encogí instintivamente y me tiré al suelo. El disparo me atravesó la oreja y la mano con la que me tapaba la cara. Me dieron por muerto y salieron huyendo”. Gustavo Castro es un buen amigo de Chiapas, dirigente conocido y reconocido en todo México y Centroamérica por su lucha en conflictos de grandes presas y minería.
Berta
lideraba desde el COPINH la resistencia del pueblo lenca frente al
proyecto de presa hidroeléctrica de Agua Zarca, promovida por una
empresa hondureña, DESA, vinculada a miembros del Gobierno y del
ejército, y financiada por la corporación alemana Voith Siemens, el
banco holandés FMO, el finlandés Finnfund y el Banco Centroamericano de
Integración Económica (BCIE), en el que participa España.
Desde el
Golpe de Estado de 2009, como dice el lema del Gobierno, «Honduras is
Open for Business»; es decir, las grandes corporaciones transnacionales
recibieron todo tipo de facilidades para desarrollar grandes proyectos
mineros e hidroeléctricos. Desde entonces, el Gobierno, no sólo facilita
el desplazamiento de comunidades y la ocupación de sus tierras, sino
que viene imponiendo un régimen de terror y criminalización de la
protesta que, como es natural, se multiplica en las comunidades
afectadas. Recientemente, Global Witness publicaba su Informe
“ Honduras: El país más peligroso del mundo para el activismo
ambiental”, en el que se documentan 123 personas asesinadas, desde 2010,
por enfrentarse a las empresas que destruyen ríos, talan bosques y
arrasan o acaparan tierras de las comunidades indígenas y garífunas.
En la
semanas que siguieron al asesinato de Berta, tuve el honor de participar
en la Misión Internacional de Observación “ Justicia para Berta
Cáceres”. En nuestras conclusiones constatamos y documentamos:
Una
manifiesta debilidad del Estado de Derecho y una flagrante falta de
independencia del poder judicial, tanto en la Fiscalía como en la
Judicatura;
Una
desconfianza generalizada de la gente en las instituciones, incluida la
Policía y el Ejército, que son temidos, como una amenaza y no como
garantía de protección;
Una
estrategia de criminalización de los dirigentes comunitarios,
especialmente centrada en el COPINH y en la Red de Defensoras de
Derechos Humanos;
Una
protección deficiente del Gobierno a las personas amenazadas, como
Berta, bajo medidas cautelares dictadas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos; la Misión constató 27 eventos relevantes de
agresión o amenaza a Berta, documentados antes del atentado que le costó
la vida.
Desgraciadamente,
ha pasado un año y la situación no ha mejorado. Siguen asesinando, bajo
una clamorosa impunidad, a dirigentes comunitarios, especialmente del
COPINH, como Nelson García o Lesbia Yaneth Urquía; al tiempo que siguen
las amenazas, detenciones y todo tipo de acciones represivas sobre las
comunidades.
Y todo
ello, mientras España y la UE mantienen programas de cooperación, como
EUROJUSTICIA, con más de 30 millones de euros, para fortalecer el Estado
de Derecho y el respeto a los Derechos Humanos, con un Gobierno que
hace sistemáticamente todo lo contrario.
Revisar y
auditar la clamorosa ineficacia (a los hechos nos remitimos) de estos
programas de cooperación; abrir espacios directos de apoyo a las
organizaciones de Defensores de Derechos Humanos; revisar la política
del Banco Centroamericano de Integración Económica, en el que
participamos, a la hora de financiar megaproyectos, en los que se
transgreden derechos humanos; apoyar la sistemática petición del COPINH y
de Defensores de los Derechos Humanos de investigaciones independientes
de los crímenes, como el de Berta Cáceres, bajo la supervisión de la
Comisión Interamericana de DDHH; … ; son algunas de las muchas cosas que
deberíamos hacer desde España y dese la UE, y que no hacemos.
Pedro Arrojo.- Es Doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza, con una tesis en Mecánica de Fluidos. Ha desempeñado igualmente en la universidad zaragozana los cargos de Vicedecano de la Facultad de Económicas y Empresariales, Delegado del Rector en el Centro de Cálculo, y Vicerrector. Actualmente es Profesor emérito del Departamento de Análisis Económico en Zaragoza, y diputado de Podemos al Congreso de los Diputados por la provincia de Zaragoza. Su investigación está centrada desde hace 15 años en la Economía del Agua.
http://criterio.hn/2017/03/05/honduras-ya-me-habrian-matado/
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