Honduras
Invierte 85 centavos de dólar diarios (menos de 20 lempiras) en cada
niño y niña. Así lo revela Belinda Portillo, directora de Plan
Internacional en su último informe “Presupuestos
Públicos: Cómo los gobiernos deberían invertir el dinero a favor de los
derechos de niñas y niños”; mientras aproximadamente el costo diario de
un Policía Militar es de 1,000 dólares (23 mil lempiras).
Jhonny L. Sevilla
Redacción Central / EL LIBERTADOR / Publicado: 29 Noviembre 2016 Tegucigalpa. -
¿Una historia? Ummm. No sé, -Si, contame una historia que te haga feliz-
¡Ya sé! Un viaje con toda mi familia, antes que mis papas se separaran y
salimos una vez, no me acuerdo adonde creo que era Amapala, era en el
mar y… estuvimos juntos una semana, fue la última vez que estuvimos
juntos, después tuvieron bastantes problemas. Eso siempre… siempre lo
voy a recordar… -¿Por qué llorás?- “Estoy feliz”.
Esta
es la historia alegre de una niña sin nombre, pero con memoria. Ella
fue una de esas 15 mil niñas y niños que esta noche dormirán en las
calles de Honduras, frente a la impasible lejanía del sistema estatal y
del opulento y selecto grupo onegeísta protector de la niñez y, desde
luego, de una sociedad sin cariño.
- ¿Qué es lo que más te gusta?
- Me encanta estudiar, leer, jugar con mis amigos, bueno lo que más me gusta hacer es leer.
- ¿Qué leés?
-
Estuve leyendo hace poquito, un libro de un chavo de Comayagua que no
tiene manos y toca con los pies la guitarra, se llama… ummm no me
acuerdo ahorita, ¡jajajaja!
- Lo que más te gusta es leer historias.
-
Ujum, pero la historia de él me impresiona, me gusta porque él ha
logrado mucho, un gran esfuerzo el que ha hecho, por tocar con los pies
hasta se ha sacado sangre.
- ¿Cómo te sentís hoy?
- Relajada, tranquila, no me siento nerviosa.
- ¿Qué querés ser cuando grande?
-
Quiero ser doctora, me gusta ver el nacimiento de los niños, obstetra…
bueno estuve hablando con una maestra y ella me dijo que así se llama
eso.
- ¿Por qué te gusta?
- No sé, me gusta bastante, es que en sí me gustan los niños, cuando sea grande quiero tener una familia bastante grande.
- ¿A que le temés?
- La soledad… no me gusta, no me gusta estar sola.
- Contame ¿Por qué decidiste ser doctora?
-
Desde pequeña, siempre me han gustado los niños, siempre he compartido
bastante con los niños; para ser eso me estoy esforzando bastante, llevo
buenas notas, ¡Soy excelencia académica!
- No decís con 60 por ciento paso y listo.
-
Jajajaja, ¡noooo! es para que me tire el suelo y me ponga a llorar; Si
saco bajas notas me pongo triste, aunque nunca saco malas notas.
- ¿Qué pasó con tu mamá?
-
Pues vivía con mi mamá, pero decidí, bueno decidí separarme de ella
porque tenía muchos problemas con ella, yo quería estudiar y ella no,
ella no quería ponerme a estudiar, perdí dos años y como siempre me ha
gustado el estudio.
-Tengo muchos hermanos también.
- ¡Ah! Pues, por ahí viene lo de la familia grande.
- ¡Sí! -¡jajajaja”!- tengo siete hermanos, bueno si hablamos de los que tiene mi papa regados, no sé.
- Entonces ¿no te llevabas bien con tu mamá?
-
Ella tenía muchos problemas, ella pasaba frustrada, yo me sentía mal
porque para mí los estudios siempre ha sido lo primero y como no podía;
bueno ahora puedo decir que me da cólera porque ya estuviera más
avanzada casi por terminar, entonces cuando me acuerdo no me gusta.
-Pero bueno no importa el tiempo no se puede recuperar, pero puedo ser alguien siempre.
- ¿Qué hiciste en esos dos años?
- Eeeehhh... bueenoo yo estaba con mis hermanos y ella trabajaba, yo cuidaba a todos mis hermanos.
- De ahí viene el amor a los niños.
- Sí, de ahí; aparte que ahora los hijos de mis hermanas me quieren bastante –jajajaja-
- Ya me constaste una experiencia positiva, ¿hay algo más que me querrás contar?... por ejemplo, hay algo que no te guste.
- ¿Algo malo?, no, no hay nada.
- ¿Sabés? Te voy a regalar algo, que era de mi hermano y el me lo dio a mí. Es un libro de un escritor inglés.
- ¡¿En serio?! Gracias, muchas gracias.
Ella
está en rehabilitación, es una excelente alumna, las personas que
cuidan de ella explican que es una persona que explota con facilidad,
tiene lapsos de ira, no soporta que no le presten atención o que le
levanten la voz, un día llego a la institución, donde estuvo su hermana
alguna vez.
Nos
despedimos sin cumplidos, sonriendo, le dí gracias. Agradecí también a
la psicóloga que nos acompañó durante el diálogo...
Responsabilidad Histórica
Según
el premio Wola 2016, Guadalupe Ruelas, hay muchos factores que
conspiran para sacar a una niña o niño en situación de calle, iniciando
por una irresponsabilidad histórica, de los gobiernos, la falta de
solidaridad y valores en la familia, nos referimos a una obligación
solidaria como sociedad, estamos llenos de prejuicios, se cree que esa
niña o niño no es nuestra responsabilidad.
Ellos
saben que en la calle no les pertenece nada, el semáforo, el carro, el
dinero, el cono que come un niño de su misma edad, ellos saben que lo
que les damos es lo que nosotros no queremos, las sobras. ¿Cómo se puede
sentir una persona que lo que se le da, es para que deje de molestar,
como si no tuviera derecho a recibir?
Además,
explica –hemos golpeado tanto su autoestima, que si nos sonreímos les
molesta,ni siquiera les preguntamos sus nombres, es decir han sido tan
dañados en sus casas, en la calle, que cualquier gesto que se tenga lo
miran como algo negativo, la reacción de ellos es normal.
¡Como si fueran basura!
Las
reacciones negativas de ellos, son culpa de la población que los ha
desechado, están buscando en la basura porque somos una sociedad que a
esos niños los trata como si fueran basura, y ellos lo saben, lo ven en
nuestros ojos, lo escuchan en nuestros tonos de voz, lo sienten en
nuestra risa, cuando nos cambiamos de acera y luego nosotros pensamos
que son ellos los que nos agreden y pensamos que es de ellos de quien
tenemos que cuidarnos, entonces el miedo que tenemos se convierte en
excusa para excluirlos.
La calle es adicción
Según
el director de programas de Casa Alianza, Ubaldo Herrera, la calle es
una adición en el sentido que nadie les dice nada, no los regañan, ni
los mandan, a pesar de recibir mucha violencia y, entonces, eso que no
tengan que dar cuentas a nadie se convierte en un aliciente para estar
ahí. A cambio saben que no pueden dormir en las primeras horas, porque
es el tiempo de los depredadores, por eso duermen tarde y se levantan
temprano, es un mecanismo de defensa.
Hay
personas que consideran que un niño que está en la calle, no tiene
derecho de asistir a una escuela. Guadalupe Ruelas, director de Casa
Alianza –dice- yo les cuento de una niña que estando en la calle, logró
graduarse de sexto grado con excelencia académica, y ellos se
sorprenden. Hay una visión equivocada de que si soy pobre no puedo
entrar en Casa Presidencial, no puedo saludar al presidente o al
diputado; es decir si puedo estar pidiendo en algún edificio cercano,
pero no me pueden tratar como ciudadano, esos son privilegios de los
ricos; ¡hasta en los contenedores hay estratificación!. Como población
hemos aprendido a no ver, a señalar culpables: los padres, el gobierno,
las ongs, hay algo que no queremos decir y es: yo también soy culpable.
Un tema de cobardía
Hay
personas que pueden tener miedo, pero otras que lo justifican con
cobardía y eso es peor: voy de prisa, ayudo en la iglesia o les doy
algún dinero para que dejen de molestar. La cobardía de dejar que otros
tomen las decisiones, el votar también puede ser resultado de esto y se
debe a que hemos recibido violencia a nivel histórico, en un país donde
todos podemos victimizarnos, entonces nos aislamos.
El ciclo de la explotación
Una
niña o niño en la calle pueden recolectar en un día unos 200 lempiras, y
omitiremos los fines de semana porque hay menos tráfico, significa que
se generara unos 4 mil lempiras al mes; la realidad es otra, de los 200
lempiras el niño tiene que entregar 180 al que lo tiene ahí, así mismo,
este tiene que dar 120 al dueño de la zona y muchas veces el dueño de la
zona debe dar a la autoridad, para que no desalojen a los niños, porque
pedir está prohibido.
Ruelas
narra –la mayor dificultad para sacar a un niño de la calle es que
llegue al convencimiento que las cosas pueden cambiar, recuperar su
autoestima y ser capaces de trazarse metas, cuando un niño sale de las
calles y le preguntas “¿Ajá y que queres ser cuando grande?” yo quiero
llegar a lejos, “¿Qué es llegar lejos?” volar alto y “¿Qué es volar
alto?”, cumplir todos mis sueños “¿Y que son todos tus sueños?” ser
feliz “¿y qué es ser feliz?” pues llegar hasta donde yo pueda; Unos
meses después les preguntamos y ellos dicen “pues terminar mis
estudios”, ya cosas más concretas. Entonces es un proceso de que la
gente crea en ellos y se van planteando metas más reales. Es difícil
decirle a un niño que tenga proyecto de vida, cuando hay familias sin
proyecto de vida, comunidades que no tienen proyecto de vida y, a veces,
ni la sociedad no tiene proyecto de vida.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/1884-la-calle-de-ninas-y-ninos-una-historia-cobarde-sin-importancia
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