19 Noviembre,2016.
Por: Arturo Rendón Pineda
El
descontento, la ira, la frustración y la incertidumbre con que el pueblo
se levanta todos los días, es cosa común. Diariamente se escucha a la
gente manifestar acerca de cómo piensan resolver el problema en que nos
ha metido la corrupción de los políticos, a la vez que deciden como
solución indeclinable, que la forma de castigarlos son las elecciones
próximas, como única solución para vencer sistema que está llevando al
país a honduras abismales.
Las
personas se están revelando en número creciente sin distingo de clases
sociales y de banderas políticas que nos han venido llevando al
descalabro total. Para quienes han instaurado “la limpieza social” como
método de extermino y la corrupción como sistema de enriquecimiento
fácil, el verdadero salvajismo, solo aplica a las clases populares
desposeídas y excluidas de toda participación social.
Descalifican
a quien se atreva a insinuar que la actual crisis económica fuera
diseñada por la élite, con la finalidad de enriquecerse y acumular poder
a costillas de los bolsillos de los contribuyentes.
Sienten
auténtico pavor ante cualquier protesta o reclamo popular que haga poner
en riesgo los privilegios conseguidos a costa de engañar al pueblo que
dicen representar, a grado tal, que no vacilan en poner precio a los
votos que los electores confiadamente depositaron en las urnas
electorales, porque para que esta nueva casta de políticos de la nueva
ola “la democracia” que ellos practican consiste en ganar las
elecciones a como haya lugar, aunque para ello tengan que entregarle el
alma al mismísimo diablo.
La tesis
conque pretenden sustentar sus trillados pretextos, consiste en defender
“la gobernabilidad” del orden establecido, el statu quo del que se
benefician, con el argumento de que sin él, el país sería un caos
entregado al salvajismo de la “izquierda radical”, donde campea—según
ellos—la antropofagia, la barbarie y la criminalidad.
Los
mismos medios que publican “las bondades del régimen”, a la hora de
publicar las mentiras oficiales, no dejan un espacio para la duda
razonable, porque para eso los recompensan de manera generosa y al país
que se lo lleve el diablo. Dependiendo de la verdad que nos haga creer
el sistema mediático, seremos clasificados y etiquetados, porque grandes
mayorías se niegan a abandonar el encasillamiento mental al que por
muchos años nos han venido sometiendo para que no usemos nuestro
intelecto para poder viajar entre las ideas y opiniones propias sin
limitaciones que imponen con ideas ajenas a nuestra verdadera libertad.
Es
lamentable pensar porqué nuestro pueblo se niega a abandonar las
estructuras mentales impuestas que nos abarrotan con mentiras y sueños
de fantasía y cuentos de camino real, cuando la sociedad necesita con
urgencia que todos nos despojemos del patrón publicitario impuesto con
el dinero de los contribuyentes como una estrategia alienante que no nos
permita dimensionar la verdadera realidad que estamos viviendo, que nos
ha despojado de nuestra propia dignidad.
Es
indudable que estos sistemas de control mental al que desde hace mucho
tiempo nos tienen sometidos trae grandes implicaciones, ya que una vez
programada toda una sociedad, cualquier idea o concepto por equivocado
que sea, es acatado por la mayoría.
Cualquier
planteamiento que contradiga la verdad oficial, se tilda como
terrorismo y de “izquierda radical”, siguiendo la expresión peyorativa
para aquellos que disientan de sus propósitos y protesten por la
enajenación del país, pretendiendo que olvidemos que son los corruptos
ladrones de cuello blanco que ha saqueado el país y permanecen tan
campantes gozando de impunidad adornando los más refinados espacios
periodísticos de “nuestra culta sociedad”.
La lucha
contra el crimen organizado y la seguridad nacional ha sido una
verdadera coartada para otros fines que nadie ignora y el pueblo no
necesita una lupa para identificar a los secuestradores del patrimonio
nacional, a los exterminadores de salarios, a los asesinos del empleo, a
los traficantes del miedo que son los más peligrosos porque te condenan
a la parálisis, y es así es como pretenden justificar el incremento de
la policía militar.
Ese odio
encarnizado al enemigo, divide a la población en seguidores enconados de
los respectivos medios de comunicación conservadores o progresistas,
golpistas y anti-golpistas, y de esa manera su visión camuflada de la
realidad nacional, queda reducida al submundo de la lucha entre las
grandes mafias políticas y económicas que tienen idiotizado al país.
Toda esa venda mediática que han puesto frente a los ojos del pueblo,
permite que los grandes poderes económicos que realmente lo controlan
todo desde la sombra, prosigan con sus actividades sin nadie que se les
oponga, pues todas las energías de la población quedan dispersadas en
ese enfrentamiento entre supuestas izquierdas y derechas, que es a donde
nos han venido llevando para mantenernos vendados y embrutecidos donde
los corruptos continúan con su fiesta, mientras el pueblo se muere de
hambre.
La
confianza del pueblo se perdió a partir del golpe de Estado del 28/6/09
en que fue rota la Constitución y el contrato social fue destruido por
lo que algunos llamaron de manera cínica “sucesión constitucional”.
Cada día que pasa se hace más evidente que el daño causado al país con
el golpe nunca fue restaurado con elecciones fraudulentas ni con el
gobierno sucedáneo del golpe.
¿Cuánto
tiempo puede sobrevivir una sociedad desarticulada y excluida en tales
circunstancias? El pueblo está consciente de que la única solución para
volver a la normalidad y a la recuperación del país, pasa concretamente
por la “refundación nacional”, porque dado el desbarajuste a que han
llevado al país con leyes obsoletas que nadie respeta, ha comprendido
que el contrato social ha dejado de existir y que es urgente
restituirlo.
http://criterio.hn/2016/11/19/contrato-social-ha-dejado-existir/
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