11 octubre, 2016 |: A tu criterio |
Posted by: Redaccion
Por: Gloria Rodríguez
Hace
unos días coincidimos, en un centro comercial de Tegucigalpa, con un
colega interesado en debatir algunas ideas para hacer más apetecible
para las marcas a su periódico en línea. Me dijo como, desde hace un
año, están tratando junto con su esposa, de hacer de ese periódico en
línea, no sólo un punto disonante en el tinglado mediático nacional,
sino también una forma honesta de ganarse la vida.
Me
refirió cómo, los pocos anunciantes que ha tenido, llegado el momento
en que la agenda informativa les toque les intereses, han sucumbido a la
vieja tentación de hacer esa incómoda llamada telefónica para pedir que
“bajen” una nota o para escuchar lo que “debería” abordar con más
insistencia en sus páginas.
Después
de una hora de ir y venir por decenas de anécdotas, concluimos con
cierta frustración que sí: en Honduras se necesita con urgencia un medio
que diga lo que la mayoría de los periodistas no escriben, sea por la
censura impuesta por sus dueños o por la presión que ejercen sobre ellos
las propias fuentes, pero nadie quiere asumir el riesgo.
Y
sí, en Honduras hacer periodismo independiente es un riesgo, no solo
por la inversión económica que significa el empujar un nuevo negocio,
sino también un riesgo para la seguridad física de quienes se atrevan a
hacerlo. Las estadísticas del Comisionado Nacional para los Derechos
Humanos dan cuenta de que en los últimos 15 años han muerto, en
condiciones violentas, 63 personas relacionadas a los medios de
comunicación en este país, entre periodistas, comunicadores y
propietarios.
A
esto habrá que sumar los espacios informativos, incluido un canal de
TV, que han cerrado en los últimos años producto de la suspensión de sus
frecuencias, como del temido boicot comercial que los ahoga
financieramente.
Sí,
Honduras necesita periodismo independiente, pero lamentablemente los
mismos hondureños que reconocen esta necesidad, y demandan en redes que
se escriban las historias de corrupción y violencia que son del dominio
público, han sido incapaces, hasta ahora, de apoyar las pocas
iniciativas independientes que salen al mercado.
¿Qué
queda entonces? ¿A quién corresponde romper este círculo vicioso entre
censura, periodismo tarifado, impunidad, corrupción y violencia? ¿Se
puede y debe dejar esta responsabilidad solo a los periodistas? El
debate está servido, queda a discreción de cada ciudadano honesto
sopesar el rol que quiere cumplir para romper el cerco de silencio que,
hoy por hoy, reina en Honduras.
http://criterio.hn/el-periodismo-necesario/
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