Por Gilberto Ríos Munguía.
Primero quisiera presentar mis condolencias para todos aquellos que
disfrutan del aporte al arte y la cultura del recientemente fallecido y
homónimo de la fórmula —al menos en su nombre artístico—, Juan Gabriel,
mexicano de exquisitas composiciones mundialmente conocidas.
Acá en Honduras —muy lejos del arte y la cultura— los medios de
comunicación hegemónicos han destacado en los últimos días la
precandidatura a la Presidencia de República por el Partido Liberal de
la Diputada, ex presidente del Banco Central, ministra de finanzas en el
gobierno de facto de Roberto Micheletti y catedrática universitaria
Gabriela Núñez.
Pero este no era un gran debate hace un par de semanas atrás; por más de
siete años el escándalo ha girado en torno a los anhelos de reelección o
continuismo de los presidentes de turno, incluso este fue uno de los
principales argumentos para justificar el golpe de Estado contra Manuel
Zelaya Rosales.
Los medios al servicio de la oligarquía aducían que la Consulta no
vinculante del 28 de junio de 2009, sobre colocar una Cuarta Urna en las
elecciones Generales preguntando acerca de la importancia o necesidad
de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, era una iniciativa
que ocultaba la perversa intención del mandatario de prolongarse en el
Poder.
No obstante el Partido Nacional, actualmente en el gobierno, ha hecho
todo lo necesario para garantizar de las maneras más ilegales,
ilegítimas y descaradas que la reelección del Juan O. Hernández tenga
una imagen apegada a Derecho, sin que sus campañas hayan podido
conseguirlo, al menos en la gran mayoría de la población informada o
pensante del país.
Honduras vive una extraña normativa legal luego del golpe de estado. La
oligarquía y sus representaciones políticas el Partido Liberal y el
Partido Nacional, hacen malabares para hacer creer que hay algún
respecto por el texto constitucional, mientras el orden de la
explotación de los trabajadores/as y el saqueo del Estado está
garantizado por la represión del pueblo en diversas manifestaciones.
Juan O. Hernández y Gabriela Núñez son entonces la fórmula “Juan
Gabriela” de la oligarquía para asegurar la continuidad del bloque en el
poder que permite el uso y abuso permanente del Estado para sus fines
particulares. Pero no hay que confundir los representantes con
representados; Juan O. es la figura de la oligarquía financiera que más
creció con los fraudes al Estado en la primera versión del
neoliberalismo de los años noventa. Gabriela por su parte es la ficha
incondicional de Carlos Flores Facussé y los capitales “liberales” —por
llamarlos de alguna manera—, que controlan medios de comunicación, parte
del capital financiero y otros emporios. Ambos cuentan con la bendición
de la embajada norteamericana.
La jugada es clara, las negociaciones también; Liberales y Nacionalistas
(ambos neoliberales), montarán el teatro electoral haciendo creer por
todos sus medios que son los protagonistas de la democracia en Honduras,
nada más lejano a la realidad. Se trata del espectáculo para desplazar
en el imaginario colectivo la postulación de Xiomara Castro, digna
candidata de la oposición que ya en una ocasión derrotó a Juan O.
Hernández en las urnas mientras redujo al partido liberal a la vergüenza
de historia política nacional.
Cabe apuntar que también Gabriela tratará de suplantar el lugar de
“mujer” de Xiomara y expondrá sus títulos universitarios —no su moral—.
Juan O. utilizará la fuerza de las instituciones del Estado para
asegurar recursos y repetir el fraude electoral.
Una jugada de pizarrón de la oligarquía que cuenta ya con sus actores;
la única variante que está fuera de esta ecuación es la capacidad que
tenga el Pueblo a través de Libre de hacer valer sus derechos para que
por fin prevalezca la verdadera democracia.
http://elpulso.hn/juan-gabriela-la-formula-contra-xiomara-opinion/
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