Criterio.hn/ 2 agosto, 2016 | Lucia Vijil Saybe*
El
mercado de bienes y servicios nos acompañan desde hace siglos, siendo
este el espacio público donde los individuos y empresas intercambian
productos. A pesar de que muchos teóricos afirmen que la libertad es el
garante para el acceso a bienes y servicios, sabemos que en la
actualidad dicha libertad está determinada por un capital cultural, un
capital económico y la propiedad privada.
La
educación en todos sus niveles ha llamado la atención de las grandes
corporaciones y transnacionales “del conocimiento” y se apoderado de las
áreas que le deberían pertenecer a una educación pluralista,
interdisciplinaria, pública y de calidad. Desde sus espacios de
influencia, estos han introducido el término capitalismo académico:
“…el
cual permite explicar la orientación de las transformaciones
recientemente promovidas en las universidades públicas que tienen el
propósito de convertirlas en especie de empresas lucrativas que
persiguen maximizar sus ingresos y que entran en competencia con otras
empresas que operan en el mercado con el mismo fin: obtener la máxima
ganancia.” (Delgado, 2004)
Es
necesario dentro del concepto de capitalismo académico establecer la
diferencia entre información y conocimiento, siendo la creación,
distribución y manipulación de la información una parte fundamental de
las prácticas económicas, el capitalismo académico se apropia del ámbito
del saber, una nueva regulación de los mercados donde el saber y lo
cognitivo están en provecho de lo financiero.
En
ese marco inicia la mercantilización de la educación superior, donde
las empresas privadas gestionan la formación, el conocimiento
predominante internacionalmente es el único que está financiado, y la
pedagogía es sustituida por la productividad y por el máximo beneficio.
La instrumentalización agresiva de la educación superior, en ningún
momento generara espacios de aprendizaje, de academia y de participación
estudiantil, sino que las suprime de acuerdo al proceso de
mercantilización.
En
Honduras, la educación en todos sus niveles ya está privatizada, la
elección del “consumidor” está determinada por lo que puede pagar y no
por lo que “su libertad lo permita”. En una escala puedo partir del
hecho en que la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) está en
espacio que se denomina “Nuevas formas de mercantilizar la educación
superior”, lo que para mí se construye finalmente como: tercerización de
los servicios educativos.
Tercerización de los Servicios Educativos
El
concepto tercerización se “refiere al proceso por el cual un gobierno
proporciona servicios educativos o relacionados con la educación por un
volumen y cantidad definidos, a un precio acordado, de un proveedor
específico y por un período de tiempo delimitado. El acuerdo entre el
proveedor y quien financia el servicio queda establecido en un
contrato.” (Patrinos, 2005)
En
Honduras, la UNAH desde 1847 ha tomado protagonismo en la formación de
profesionales y ciudadanos(as) comprometidos. Es a partir de la década
de los 80s (como en todo el continente) donde las nuevas reformas a los
sistemas económicos y la influencia de la escuela de Cambridge, dan paso
a las universidades privadas mediante el Decreto No. 577-1978: “Ley de
las Universidades Privadas en Honduras”. Estas universidades no entran
bajo una concepción de universidades estatales, sino ya están definidos
sus espacios de interacción y planes de estudios homologados con la
marca que representan, su lógica ya es privada (no sufre proceso previos
de tercerización como servicios educativo).
La
reforma de la UNAH aún no establece la privatización, pero si se avala
como campo de entrenamiento para atender las necesidades de las
empresas, ofreciendo ventas de servicios y productos y avalando
gestiones gubernamentales (cumpliendo con la tercerización, un acuerdo
entre quien lo financia y las partes de la universidad).
¿Cuál es el peligro de la mercantilización de la educación superior en Honduras?
El
esquema de razonamiento es simple: si los clientes pueden elegir, los
centros que no ofrezcan “calidad” serán desechados (como supuestamente
ocurre con los productos de un mercado que no se compran) y, si no
mejoran, desaparecen.
Además, este sistema de elección de centros se les
vende a las familias con más dificultades como su oportunidad para
acceder a las mejores instituciones de educación superior. Por lo que,
según esta argumentación, esa política no sólo es eficaz/eficiente, sino
que también es justa por la cantidad de universidad privadas en
Honduras.
Además,
en un contexto en el que las universidades han de someterse a las leyes
del mercado, especialmente a la competencia, la UNAH está avanzando en
un proceso de selectividad de sus estudiantes, pues el hecho de aceptar
alumnado que haga descender los resultados en los exámenes, provoca el
detrimento de una “imagen institucional”, y por eso se argumenta que la
aplicación de la Prueba de
Aptitud Académica es formulada bajo este
contexto.
En
la mesura en que se juzga a las facultades y centros regionales según
una escala unidimensional de “excelencia académica” basada en los
resultados de las evaluaciones internacionales y en la clase social, los
estudiantes con “necesidades educativas” o de minorías no solamente son
costosos, sino que limitan el avance de los procesos de reforma y el
trabajo “académico” de sus autoridades.
Es
por eso que se vuelve más rentable y eficaz la asignación de los
escasos recursos a la publicidad y las relaciones públicas para atraer a
estudiantes “motivados”, manifestado en obras de infraestructura para
deportistas y gasto excesivo en banners publicitarios sobre los “avances
de la IV reforma” que eleven la posición en el ranking, que dedicarlos a
estudiantes con necesidades educativas.
La
tercerización de la educación desde mi punto de vista, contempla una
exclusión más violenta que la propia privatización, pues la primera
desgasta, desmoraliza (te hace pensar lo “inútil” que es el que no saca
buenas notas a pesar de sus condiciones) y te hace parte de una
segmentación en entre los que pueden y los que no, la segunda funciona
si la pagas en cualquier momento y sos un cliente “siempre bienvenido”.
En
otro momento se podrán abordar las soluciones y los elementos que
excluye una mercantilización de la educación superior en Honduras, lo
cual la desnaturaliza desde su visión inicial.
*Estudiante de Comercio Internacional UNAH http://criterio.hn/la-mercalizacion-la-educacion-superior-honduras/
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