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Galel Cárdenas Amador |
La
Comisión de Cultura LIBRE ante el deceso de nuestro cantautor Guillermo
Anderson (1962-2016) envía a sus familiares su más sentido pésame y
las nuestras muestras de solidaridad por el deceso de tan
extraordinario músico, que poseía un talento especial, cultivado a lo
largo de su vida de estudioso de la identidad nacional, de la literatura
y de la música como expresión estética de los sentimientos de amor por
nuestra patria.
Es
imprescindible anotar que la formación literaria de Guillermo Anderson
lo condujo a realizar la más connotada producción musical siguiendo las
pautas de la poesía popular.
Esa
formación fue asumida en Estados Unidos al obtener en la Universidad
de California en la Ciudad de Santa Cruz, el título de licenciado en
Letras con énfasis en literatura hispanoamericana (1986), al tiempo que
realizó estudios de teatro y música.
Ejecutó
los oficios de actor, músico y compositor. Poseedor de una energía
impresionante, al regresar a Honduras, en 1987, hubo de montar un
espectáculo donde combinó cuatro disciplinas artísticas como son la
danza, el teatro, la música y la literatura (su especialidad académica),
la obra se denominó Sabor a Sombra basada en la poesía del magnífico poeta ceibeño Nelson Merren.
Del
algún modo también ejerció la profesión de antropólogo de manera
empírica, pero sobre la base de un estudio y conocimiento científico
que lo llevó a investigar y usar los instrumentos musicales de las
etnias indígenas y garífunas, sus ritmos, la música caribeña popular, y
como también debió ser natural, los usos y costumbres de la ciudadanía
hondureña, la costeña, la rural y la citadina.
Por
ello empleó la guitarra, el acordeón, las maracas, los tambores
garífunas, y una serie de elementos instrumentales étnicos. Viajó
constantemente a diferentes zonas de población garífuna, misquita,
lenca, chortí, o pech, con el ánimo de percibir el alma recóndita de sus
visiones indentitarias étnicas. Es así como introduce en su música la
parranda y la punta garífuna.
Fue
tanto su entusiasmo por las características culturales de Honduras, que
nunca descansó de trabajar, estudiar, componer, montar espectáculos,
asistir a seminarios antropológicos, musicales o simplemente
antropológicos.
De
algún modo captó la psicología cultural del pueblo hondureño, sus
tradiciones y sus costumbres que tuvo la genialidad particular de
introducirlas en sus célebres canciones y ritmos melodiosos.
Cantautor de trascendencia continental participó en los más diversos escenarios nacionales, centroamericanos, latinoamericanos, europeos y asiáticos.
Lanzó
numerosos álbumes como Encarguitos del Caribe, Costa y Calor, Pobre
marinero, El tesoro que tenés, Desde el fondo del mar, Mujer canción
mujer, Del tiempo y del trópico, Para los chiquitos, Canciones para un
país mejor, Lluvia con sol, etc.
Recibió numerosos premios, de los cuales habrá que destacar la orden Laurel de oro del Ministerio de Cultura.
Fue
un apasionado y vehemente intelectual de la música, la cultura, la
literatura y la antropología, su legado artístico es incalculable y las
generaciones jóvenes deberán repasar su historia humana, artística, su
producción intelectual y su amor descomunal por un país como el de
Honduras, sumido hoy en una crisis general, en donde la gobernanza
actual mantiene a la nación en estado de verdadera postración.
La
Comisión de Cultura LIBRE del Partido Libertad y Refundación se siente
conmovida por este deceso que llena de luto a la nación, a
Centroamérica, al continente y al resto del mundo de las artes musicales
y de las investigaciones sociales y antropológicas.
Descanse en paz este guerrero invencible de la música patriótica popular.
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