Poco a poco están saliendo a luz pública las concesiones que se
dieron de los bienes de la naturaleza durante el gobierno de facto de
Roberto Michelleti, en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa y en el actual
gobierno de Juan Orlando Hernández. Muchas comunidades están alzando su
voz de protesta por la presencia de empresas transnacionales que con
apoyo de algunos empresarios hondureños cuentan con una licencia en mano
para instalar una minería, una represa o talar el bosque y sacar la
mejor madera para exportarla.
Ahora es normal y casi cotidiano escuchar que se
han iniciado acciones de defensa de los ríos, de los bosques en
comunidades de los departamentos de Lempira, La Paz, Atlántida, Santa
Bárbara, Yoro, Cortés, entre otros. Todo el país está concesionado.
Y la defensa de los bienes comunes de la naturaleza
se hace aún sabiendo que le puede costar la vida a los líderes que la
impulsan porque ese fue el mensaje que también mandaron a los líderes
ambientalistas con el asesinato de la guardiana de los ríos y lo
bosques, Berta Cáceres.
Como resuenan, cobran fuerza y se ensaña como un
mandato para todos y todas las palabras de Bertita cuando nos manda a
decir “despertemos humanidad, ya no hay tiempo”. Palabras que calan en
la vida de las comunidades pero que aún no hacen efecto en nuestros
gobernantes que siguen poniendo el territorio hondureño a disposición de
la industria extractiva para que venga a explotar los minerales que
tiene nuestra tierra sin importar las consecuencias que estas prácticas
generan en la población.
No sólo se trata de los desplazamientos y expulsiones
de las familias de sus comunidades, sino que se atenta contra la salud y
la vida de los habitantes, se desmejora la calidad de vida y se atenta
contra la relación y conexión que tienen las familias con el ambiente.
Se destruyen las fuentes de agua, los bosques y se destruyen los
nutrientes de la madre tierra llevándola hasta la esterilidad. El único
objetivo de las mineras es llevarse nuestros recursos dejando más
miseria, luto y dolor entre las familias.
Pero hay, hoy por hoy, y van a seguir surgiendo
muchas comunidades que se van a declarar en lucha permanente. Las
comunidades han dejado muy clara su postura que aunque el gobierno
entregue los bienes comunes de la naturaleza, los explotadores no podrán
entrar a las comunidades. Ese es el grito en contra de la industria
extractiva que se convierte en un grito por la vida.
Escuchar y descargar Nuestra Palabra
Derechos compartidos,citando la fuente l Contáctenos l Misión l Historia l www.radioprogresohn.net
Si no se ha suscrito a Nuestra Palabra, envíe un correo electrónico a multimedia@radioprogreso.net con el mensaje de suscripción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario