No
se puede ser feliz viviendo en las condiciones que vive el pueblo
hondureño y esto que se han gastado mas de 180 mil millones de lempiras
en la reducción de la pobreza
Por: Patricia Murillo Gutiérrez
A
pesar que un reciente estudio de las Naciones Unidas, ONU, colocó a
la población de Honduras, como la más infeliz de América y en el lugar
104 de 157 países analizados en cuanto a infelicidad. A pesar que
sabemos que eso así es, hoy hacemos homenaje a la Resistencia del pueblo
hondureño, quien aun sin saberlo en muchos casos, sobrevive a la
tristeza, a la depresión, a lo negativo cotidiano y cada día avanza en
este proceso de vida tan ingrato que hemos construido, unos por acción y
por omisión la enorme mayoría.
Los
factores que utilizan los expertos para medir la felicidad no son los
hormonales, que generan el estrés, no nos hablan de la sinapsis que se
dan en las neuronas, esas conexiones que transmiten los pensamientos,
que elabora el cerebro y nos conforman la personalidad y nuestra
conducta.
No,
los elementos que miden la felicidad de los pueblos son, a juicio de la
ONU, el Producto Interno Bruto y su per cápita, que le toca a cada
habitante, las expectativas y calidad de vida, las libertades
ciudadanas, la educación que tenemos, el ambiente social donde se
desarrollan las potencialidades de la gente, el menor grado de
corrupción y los valores o virtudes ciudadanas.
Si
el lector de Criterio.hn empieza a desglosar cada uno, rápidamente
concluirá que estamos más que aplazados en tales indicadores, necesarios
en un grado mínimo, para tener una convivencia decente y saludable.
Y
mucha responsabilidad han tenido los que rompieron el hilo democrático
que tejíamos los ciudadanos, ese fatídico 28 de junio de 2009, con el
Golpe de Estado que cual caja de Pandora, destapó los más bajos
instintos que estaban latentes y buscando depredar, arrasar y minar un
país, a fin de volverlo su botín personal y de grupos en detrimento de
ocho millones de hondureños.
El presidente de facto Roberto Micheletti su compinche en el golpe de estado Romeo Vásquez Velasquez
Y
fue Roberto Michelleti y toda su comparsa de dentro y fuera del país
que iniciaron la caída libre de la mediana felicidad que gozaba el
pueblo, seguido del gobierno post golpista de Porfirio Lobo y acentuada
al infinito por JOH, que desde el 2009 ha sido un actor principal en
las desgracias de nuestro pueblo.
De
allí hasta este 2016, cada día, cada mes, cada año se ha vuelto un
infierno peor que los que imagino el inmortal Dante Alighieri hace
varios siglos en la Divina Comedia, y la sentencia de las Naciones
Unidas sobre que somos el pueblo más infeliz de América, no viene nada
más que a certificar tan caótica y dura realidad.
Sin
embargo mi admiración manifiesta es hacia la capacidad de RESILIENCIA
humana del hondureño, de la hondureña, que es la capacidad de las
personas para hacerle frente a las crisis, que le genera su reducción en
desarrollo humano y valerse por sí mismas y adaptarse a esas críticas
situaciones.
La movilización de las antorchas es la mayor muestra de resistencia contra la corrupción y la impunidad
Ello
ha hecho que estos últimos 7 años, los y las ciudadanos podamos en
gran número, generar aptitudes vitales para sobrevivir, soportar y
recuperarnos ante semejantes y traumáticos indicadores de des-desarrollo
y retrocesos graves que estamos viviendo.
El
filósofo contemporáneo alemán Karl Popper, enunció el Principio de la
Minimización de la Infelicidad, con dedicatoria especial para los
políticos. Allí establece que la “acción política, como acción moral que
es, debe buscar reducir la INFELICIDAD del mayor número de miembros de
una sociedad, más que producir su FELICIDAD”.
Y
preguntamos ¿qué felicidad han producido los que nos desgobiernan desde
hace 7 años, que no sea la máxima para ellos, sus familias y el pequeño
círculos de allegados? sirviendo también intereses transnacionales a
quienes han entregado a Honduras y sus recursos y su futuro, llegando
al extremo de ser apátridas que incluso se han atrevido vender el país
en pedazos.
Estos
gobernantes de turno, únicamente cimentados en las bayonetas, en
halagar y dar canonjías a cerrados grupos empresariales, a propietarios
de ciertos Medios de Comunicación y a periodistas para crear falsas
conciencias en el pueblo y adormecerlos, ayudados por cúpulas de las
Iglesias católica y evangélica, son los autores del Viacrucis que sufre
nuestro pueblo.
Y
fortalecidos en la doble moral de gobiernos de países como los Estados
Unidos, Canadá y la misma Unión Europea que en tanto hacen públicos
reclamos ante la continua violación de los derechos humanos en Honduras,
llevado al extremo de asesinar a la mártir de los bienes comunes,
antimilitarista y defensora de los derechos humanos, Berta Cáceres,
siguen aprovechándose de estos malinches, para gozar de nuestras
riquezas y bondades geoestratégicas.
Esta
tierra bendita de nuestros próceres y heroínas como Visitación Padilla,
Clementina Suarez y ahora Berta Cáceres, por tanta desigualdad social
extrema pobreza vomita día a día, gran cantidad de su población joven ,
que se va de su Patria porque aquí solo encuentra explotación laboral
,muerte y violencia.
El asesinato de Berta Cáceres conmovió las entrañas del pueblo hondureño que exige justicia en las calles
Al
extremo, que al menos tres intentos fallidos de suicidio se registran
diariamente en el Hospital regional de San Pedro Sula, Mario Catarino
Rivas, por dar un dato emanado del mismo.
Esos
13 mil millones de dólares en deuda interna y externa y que se han
comido los nuevos esclavistas de nuestro pueblo, son la más pesada
carga junto a mantener una estructura armada al servicio de los nuevos
tiranos de este Siglo 21, de los faraones que en esta Semana Santa
siguen crucificando Honduras y su pueblo.
Esa
realidad que de alguna manera permitimos que la fueran modelando los
caballos apocalípticos de la perversidad, de la impunidad y la
corrupción que entronizaron los golpistas y sus cómplices, hoy hace
rebozar de infelicidad a los hondureños.
Sin
embargo, la experiencia diaria que nos da décadas de trabajo y vida,
nos hace intuir que el pueblo de Lempira y Morazán NO SE RINDE, tiene
RESILIENCIA, es como el Bambú, se dobla, pero no lo pueden quebrar. ES
UN AUTENTICO RENACIDO.
Y
cada día desarrolla más a pesar de la manipulación en todos los
sentidos y la fallida institucionalidad porque aquí no hay Estado de
Derecho, genera la capacidad para aprender las causas, el porqué de
esta dramática experiencia de vida que tenemos.
Y
está desarrollando capacidades para insertarse en la misma, aprender a
sobrevivir y en la borrosa penumbra de la incertidumbre que es la vida
en Honduras, tenerse fe, convencerse que podemos cambiar este nefasto
estado de cosas que alientan los nuevos monarcas que tiene peor que en
los tiempos bíblicos, a este noble pueblo.
A
pesar de tanto lastre, el pueblo hondureño en su mayoría, ve para
adelante, se proyecta a un mejor futuro empieza a reconocer
plenamente a sus verdugos y tiene ilusiones que no han podido robarle.
Y
esta lucha del pueblo por salir de esta caverna, nos hace más humanos,
más fuertes, más libres. Ojala que los lideres, los dirigentes
naturales y los políticos que no traicionan a esta generación de
hondureños y hondureñas, sean auténticos y finos orfebres, para que con
las herramientas del amor y la lealtad, colaboren en la construcción de
nueva Patria.
http://criterio.hn/pueblo-infelizmente-luchador-hondureno/
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