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jueves, 24 de marzo de 2016

Honduras: Del Estado degradado al Estado fallido // Otro caso en esta misma semana: Por amenazas de mareros familias de colonia capitalina empiezan a abandonar viviendas // Mara 18 ahora piden desalojo de 30 familias de la colonia Las Torres de Tegucigalpa

victor meza
Por: Víctor Meza
Me ha conmovido profundamente ver el espectáculo de numerosos vecinos de la Colonia Reparto Lempira, en San Pedro Sula, mientras abandonaban sus viviendas luego de recibir una especie de ultimátum de parte de un grupo de pandilleros que operan en la zona. El éxodo forzado ante la amenaza de los delincuentes fue la única salida viable que encontraron las víctimas para poner a salvo sus vidas. El dramatismo de su situación se vio agrandado por la solemnidad religiosa de la Semana Santa. Las víctimas tuvieron su propio calvario en forma anticipada.

El hecho en sí encierra muchas lecciones y permite sacar algunas conclusiones en torno a la profunda crisis y virtual colapso que sufre el sistema de seguridad pública en el país. La indefensión casi absoluta en que se encuentran los vecinos, junto a la ausencia casi total de las fuerzas de seguridad del Estado, son la contraparte siniestra de la impunidad que disfrutan los delincuentes y la libertad de acción que aprovechan. Mientras la institucionalidad estatal se evapora y debilita, la fuerza de la delincuencia crece y se consolida.

La primera pregunta que surge  ante este cuadro tan desolador y preocupante es la siguiente: ¿en dónde está el Estado? Si la seguridad es un bien común y por lo tanto es un derecho ciudadano, el Estado está en la obligación de garantizarlo y defenderlo. Para eso existen las fuerzas policiales y demás entidades dedicadas a administrar el sistema de justicia. Para eso se invierten millonarios y crecientes recursos públicos que paga la población con sus impuestos. Por lo tanto, es el Estado el primer responsable por el deterioro y virtual colapso del sistema de la seguridad pública.

Estamos viviendo un lento pero efectivo proceso de evaporación de la institucionalidad estatal. Los grupos de la delincuencia organizada, poco a poco, van ampliando sus redes de influencia y el correspondiente ámbito territorial de sus operaciones delictivas. Al mismo tiempo, con audacia alarmante, invaden los espacios otrora exclusivos del Estado y le disputan su jurisdicción institucional y el monopolio legítimo de la fuerza. Ahora los delincuentes cobran los mal llamados “impuestos de guerra”, controlan sectores completos de la geografía urbana y rural, imponen castigos y penas a la población indefensa, crean estructuras criminales abiertas y no vacilan en aplicar la pena de muerte a quienes consideran sus adversarios o competidores. En las zonas que dominan, se comportan como si fueran los dueños de vidas y haciendas. Imponen restricciones a la libre circulación de las personas y los vehículos, cobran cuotas y tarifas para permitir el ingreso a determinados barrios y colonias, amenazan, intimidan, abusan de la gente y, al final, terminan construyendo sus propios guetos de terror y violencia. Y, lo más indignante, es que esto sucede en forma abierta y cada vez más ampliada, bajo las propias narices de la autoridad estatal.

Cabría entonces preguntarnos lo siguiente: si los grupos del crimen organizado, en este caso concreto las pandillas, ejercen violencia sistemática, poseen armas prohibidas, cobran impuestos, controlan territorio, dominan población y construyen sus propias comunidades delictivas, ¿no estarán entonces edificando estructuras paralelas que desafían la cohesión y el monopolio coercitivo del Estado? ¿No estaremos entonces viviendo ya un proceso que habrá de conducir de manera casi inevitable al Estado fallido? Parece que sí, que así es.

Cuando los espacios institucionales del Estado se debilitan o desaparecen, se abren las posibilidades para la autogestión ciudadana y la libre iniciativa de los individuos en procura de su seguridad personal y colectiva. Así nacen los grupos que luego se convierten en milicias de autodefensa armada, tal como ya ha sucedido en otros países de la región. Aunque, justo es decirlo, muchos de estos grupos corren el riesgo de derivar hacia formas autoritarias y abusivas de paramilitarismo desbocado, por lo que la supuesta medicina podría resultar peor que la enfermedad.

Vale la pena reflexionar sobre estos desafíos que enfrentamos actualmente, en tanto que Estado y sociedad. Si la situación continúa deteriorándose y la delincuencia sigue creciendo y fortaleciéndose, el futuro del país no presagia nada bueno para nadie, ni para los gobernantes ni para los gobernados. Es el presagio del caos y la disolución social. 
Por eso, al presenciar las escenas del éxodo forzado de los vecinos del Reparto Lempira, no puedo menos que pensar en la fatídica transición desde el Estado degradado, que ya tenemos, hacia el Estado fallido que se avizora. 

http://criterio.hn/del-estado-degradado-al-estado-fallido/  
                          

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 Por amenazas de mareros familias de colonia capitalina empiezan a abandonar viviendas 

 Autor del artículo: Proceso Digital  /  Jueves, 24 Marzo 2016  - 09:50

Tegucigalpa – Debido a amenazas de miembros de la Mara 18, al menos 30 familias del sector conocido como “El Hoyo” del sector dos de la colonia Las Torres de Comayagüela, localizada al sur de la capital, comenzaron este jueves a desalojar y abandonar sus viviendas.
Vecinos del lugar que pidieron el anonimato, indicaron que el miércoles llegaron varios mareros con pasamontañas y portando armas de grueso calibre, les dieron un plazo hasta mañana viernes a las 7:00 de la mañana para que abandonen sus viviendas.
Este es un caso similar al ocurrido esta misma semana en la colonia Reparto Lempira de San Pedro Sula, sector Pradera.
“Ayer vinieron como a las 8:00 de la noche y se metieron a una casa andaban encapuchados y con AK-47 y nos dijeron que nos daban 48 horas para que desalojáramos toda la cuadra, todas las familias que vivimos aquí”, dijo uno de los vecinos que empacaba sus pertenencias para huir del lugar.
 militares
Otro vecino dijo: “vamos a buscar un cuarto, esta casita es mía, vivimos cuatro con mis hijos, pero nos vinieron a decir que desalojáramos, tengo como 12 años de vivir aquí”.
Tras conocer la información, un fuerte contingente de efectivos de la Policía Militar y la Policía Preventiva, prácticamente se han tomado el lugar, pero eso no detiene la acción de los vecinos de abandonar el sector.
Uno de los policías indicó que tienen orden de estar en ese lugar de manera permanente para vigilar y proteger a los vecinos ante cualquier ataque de los pandilleros, pero hay mucha gente que está desalojando.
 http://www.proceso.hn/component/k2/item/121232-por-amenazas-de-mareros-familias-de-colonia-capitalina-empiezan-a-abandonar-viviendas.html   
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Mara 18 ahora piden desalojo de 30 familias de la colonia Las Torres de Tegucigalpa 

Por: Redacción CRITERIO
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa. Las amenazas a los vecinos de las colonias pidiendo el desalojo de sus casas porque si no los van a matar, es la nueva estrategia que está utilizando las maras en Honduras y  ahora le tocó el turno a la colonia Las Torres de Tegucigalpa.
Las Torres
Ayer miércoles en horas de la noche los vecinos del sector # 2 calle al río Guacerique de la colonia Las Torres, recibieron la amenaza directa cuando un grupo de la “mara 18” portando fusiles AK 47 llegaron haciendo disparos y dándoles el ultimátum a 30 familias que tienen 24 horas para desalojar sus viviendas, caso contrario los van a matar a todos.

Un vecino de la zona, quien por razones de seguridad pidió omitir su nombre nos manifestó que llegaron a la casa de su madre haciendo disparos y haciéndole la advertencia de desalojo.

Él informante, quien tiene 22 años de residir en la colonia junto a su madre, relató a Criterio.hn que ya unas cinco familias han desalojado por completo sus casas y otros siguen sacando sus cosas en el “lomo” (cargándolas) porque no poseen dinero para pagar camiones de mudanza.

La policía llegó ayer al momento que se dio la amenaza y estuvo hasta las 4 de la mañana de este jueves, luego a las 8 de la mañana llegó otra patrulla integrada por militares estuvo un rato y se fueron y ahora ha llegado una patrulla de la policía con tan solo tres agentes y otra patrulla de Fusina con 4 soldados.

Los vecinos, quienes están nerviosos y sumamente preocupados por la amenaza,  ven que ni la policía nacional ni los miembros de Fusina le están dando la seriedad al caso la seriedad debida.

Los pobladores hablaron con los miembros de la policía reclamándoles porque no les brindan seguridad permanente y estos respondieron que para instalar una posta deben recolectar firmas y enviarla la petición a la Secretaría de Seguridad, relató la fuente.

Los vecinos no han dejado de sacar sus cosas ni desalojar las casas,  porque esta respuesta timorata de la policía y de los militares, no les brinda ningún a seguridad a sus vidas, señaló el vecino encubierto.

Las colonias Las Torres y La Pradera que están en el sector noreste de la capital de Honduras son zonas “calientes” y de alta peligrosidad asediadas por los mareros donde ya se han registrado asesinatos múltiples y varios crímenes.
 http://criterio.hn/mara-18-ahora-piden-desalojo-30-familias-la-colonia-las-torres-tegucigalpa/

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