El
próximo año comienza la etapa más dinámica del período gubernamental,
caracterizada por la aceleración de la propaganda oficial con la
finalidad de retener, a como haya lugar, el control del poder político y
asegurarse el continuismo del régimen.
Bajo
las actuales circunstancias, la clave del continuismo reside en la
conservación del sistema electoral a través de la Ley Electoral y de las
Organizaciones Políticas (LEOP) sin modificaciones sustanciales, esto
es conservar intacto su modelaje bipartidista.
De
acuerdo con la LEOP vigente, el plazo para adecuar la legislación
electoral al multipartidismo, de hecho establecido con la participación
de los nuevos partidos de base, LIBRE (Libertad y Refundación) y PAC
(Anticorrupción), vence el 23 de enero/15, cuando finaliza la tercera
legislatura, para que tal reforma electoral pueda ser ratificada en la
siguiente cuarta legislatura, sin lo cual no surtiría efecto en el
proceso electoral entrante.
La
condición fundamental para el funcionamiento del multipartidismo es la
adopción del balotaje o segunda vuelta electoral, pues de no ser así el
bipartidismo continuaría incólume, independientemente de la presencia
múltiple de partidos que participan en la justa comicial.
El
avance democrático al multipartidismo es indispensable para revestir de
legitimidad el Poder Ejecutivo, o sea la administración general del
Estado, que en el modelo bipartidista actual simplemente lo asume el
partido que obtiene la mayoría relativa de los votos directos de la
ciudadanía, sin importar si el porcentaje de los votos es muy inferior a
la mayoría absoluta del sufragio, lo cual contribuye, entre otros
perjuicios, a la desnaturalización de los procesos políticos y de las
instituciones estatales.
La
renuencia a la reforma electoral por parte del Partido Nacional (PN)
“hecho poder” se ha evidenciado a lo largo de los últimos dos años,
aunque aparentando lo contrario, como es común en los escenarios
políticos. Eso tiene que ver, con la consolidación del régimen fascista,
cuya vertebración militarista y paramilitar abarca actualmente todo el
aparato estatal.
La
presidente del PN, Gladys Aurora López, al referirse al tema de la
reforma electoral, jura besando la cruz, que su partido no se opone a
las reformas políticas electorales. Sin embargo, para condimentar el
caldo, pide que se convoque a los demás sectores de la sociedad, y no
solo a los partidos, para “socializar” las susodichas reformas, como el
gato que juega con la madeja para enredarla del todo, no obstante que se
trata de una cuestión eminentemente técnica, de sobra discutida y
analizada en las instancias correspondientes, entre ellas el Tribunal
Supremo Electoral.
Es
otro ejemplo de la demagogia rampante, que a partir de 2016 se
desplazará sobre arenas movedizas, peligrosas, proclives a la
insurrección y al jaque mate de la institucionalidad política-electoral.
(Editorial Tiempo / Diciembre 29, 2015).
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/899-honduras-opinion-ano-electoral
No hay comentarios:
Publicar un comentario