Galel Cárdenas Amador
El
golpe de Estado del
año 2009 entronizó un grupo de dirigentes del Partido Nacional, del
Partido
Liberal, del empresariado corrupto, y de la cúpula militar, todos de
corte fascista y neoliberal, quienes consolidaron un poder absoluto,
omnímodo y despótico, aupados por un temor ficticio referido a la
posible llegada,
a nuestro país, del comunismo
internacional procedente de Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia, en donde
los
sectores democráticos y progresistas se hicieron del poder mediante
elecciones
generales y la instalación de asambleas constituyentes que de algún modo
configuraron una nueva coyuntura política, en la que las fuerzas
retrógradas
fueron derrotadas, prácticamente en todos los campos.
Inventado de alguna
manera un enemigo monstruoso, el poder mediático lanzó una feroz campaña contra
la disidencia política proveniente de los tradicionales partidos conservadores,
reaccionarios y ultraderechistas, y contra las fuerzas democráticas que
subsistían en algunos sectores campesinos, obreros, profesionales
universitarios y movimientos gremiales.
Los dirigentes liberales, torpes como han sido
históricamente, y movidos por una sentimiento anticomunista mezclado con
ambiciones de riqueza y poder, fueron solamente utilizados como embragues que
dieran paso al verdadero protagonista de la reconquista del poder público,
denominado Partido Nacional, quien contando con el apoyo irrestricto del
imperio, preparó todos los mecanismos fraudulentos en la institución que sirve
de escalera para la toma del poder, en este caso el Tribunal Supremo Electoral.
Y así los dos
presidentes nacionalistas han seguido a pie juntillas todas las asesorías
malévolas de la embajada norteamericana, que ha apostado por proseguir las
justificaciones golpistas con el objetivo de no perder su traspatio y su base
militar, erigida como una zarpa castrense contra los países ya salidos de su
hegemonía política.
Y así, en medio de esta
batalla campal sorda, a veces subrepticia o en otras ocasiones manifiesta,
pero, esencialmente virulenta, la oposición política del partido LIBRE, el
Frente Nacional de Resistencia Popular y los partidos de izquierda, han
realizado acciones en la medida de sus posibilidades institucionales, de
combate a la dictadura anticomunista que preside el actual presidente de la
república.
Y en medio de este complejo
y denso fenómeno político nacional, dos medios de comunicación se han dado a la
tarea de librar una lucha casi encarnizada por decir la verdad, denunciar la
corrupción, desmentir las falacias gubernamentales, y desnudar la corrupción
desmedida del más maquiavélico dirigente que ha podido poseer la derecha
hondureña, y el mismo departamento de Estado Norteamericano.
Radio TV Globo y Canal
36 han sido los portavoces de una crítica sistemática contra el sistema
dictatorial del gobierno de JOH.
Se destaca entre todos
los periodistas que forman parte de los equipos informativos, la figura de
David Romero Ellner, a quien se le sigue un disfrazado proceso judicial sobre un asunto que por las
pruebas que maneja la defensa correspondiente, no debería pasar a otra
instancia, si no al cierre del caso que tiene connotaciones domésticas, pero que
es usado como catapulta de una
proyección política.
El gobierno de JOH
necesita acallar las voces de David Romero Ellener y Esdras Amado López, para silenciar la fuente de información que
cada día descubre los más horrorosos casos de
corrupción como jamás en la historia del país se habían cometido, tanto
que hayan producido unas tres mil muertes por culpa de los saqueos monetarios
escandalosos de casi todas las instituciones del Estado que fueron tocados por
la mano monstruosa del robo descarado y laberíntico.
El país entero se ha
levantado contra este régimen que ya no tiene más rostro que el de una máscara
de vulgar asaltador de instituciones gubernamentales.
Necesita JOH encarcelar
a David Romero Ellner, acallar Radio TV Globo, porque esa voz cotidiana cada
día saca a luz pública un documento fehaciente de la descomunal corrupción que
protagoniza el presidente de la república, que extrañamente, nunca sale
vinculado a todas las operaciones de narcotráfico, y del crimen organizado, a
pesar de que sus alcaldes, funcionarios públicos, diputados y asesores, han
sido quienes han financiado su campaña política previa a su investidura de presidente
fraudulento.
JOH tiene la espada de Damocles
en sus manos a través del titiritazgo que ejercen el poder judicial y legislativo.
Hay un problema que tiene
en sus manos el más descarado funcionario corrupto que haya pisado los terrenos
de la administración pública, y es la vindicta masiva de los indignados que siguen
mostrando su fuerza, valor y músculo en las calles viernófilas.
La pregunta que surge es,
si JOH encarcela a David, el de la honda que posee la piedra de la verdad demoledora:
¿protestará todo el país en contra de la más encarnizada violación a la libertad
de expresión de la hondureñidad?
La dirigencia nacional de
los opositores plenos contra esta dictadura tiene la palabra y la acción en sus
labios y en sus quehaceres militantes, si
este hecho judicial político se lleva a la concreción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario