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jueves, 12 de noviembre de 2015

Honduras: ESPADA DE DAMOCLES SOBRE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN‏

Galel  Cárdenas  Amador 

El golpe de Estado del año 2009 entronizó un grupo de dirigentes del Partido Nacional, del Partido Liberal, del empresariado corrupto, y de la cúpula militar, todos  de corte fascista y neoliberal,  quienes consolidaron un poder absoluto, omnímodo y despótico, aupados por un temor ficticio referido a la posible llegada, a nuestro país,  del comunismo internacional procedente de Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia, en donde los sectores democráticos y progresistas se hicieron del poder mediante elecciones generales y la instalación de asambleas constituyentes que de algún modo configuraron una nueva coyuntura política, en la que las fuerzas retrógradas fueron derrotadas, prácticamente en todos los campos.
Inventado de alguna manera un enemigo monstruoso, el poder mediático lanzó una feroz campaña contra la disidencia política proveniente de los tradicionales partidos conservadores, reaccionarios y ultraderechistas, y contra las fuerzas democráticas que subsistían en algunos sectores campesinos, obreros, profesionales universitarios y movimientos gremiales.
A esa campaña se unió la represión militar que hizo desaparecer, asesinar y encarcelar líderes nacionales y locales, con una calculada fuerza dirigida a aplacar los ánimos adversos al golpe.

Los dirigentes  liberales, torpes como han sido históricamente, y movidos por una sentimiento anticomunista mezclado con ambiciones de riqueza y poder, fueron solamente utilizados como embragues que dieran paso al verdadero protagonista de la reconquista del poder público, denominado Partido Nacional, quien contando con el apoyo irrestricto del imperio, preparó todos los mecanismos fraudulentos en la institución que sirve de escalera para la toma del poder, en este caso el Tribunal Supremo Electoral.

Y así los dos presidentes nacionalistas han seguido a pie juntillas todas las asesorías malévolas de la embajada norteamericana, que ha apostado por proseguir las justificaciones golpistas con el objetivo de no perder su traspatio y su base militar, erigida como una zarpa castrense contra los países ya salidos de su hegemonía política.

Y así, en medio de esta batalla campal sorda, a veces subrepticia o en otras ocasiones manifiesta, pero, esencialmente virulenta, la oposición política del partido LIBRE, el Frente Nacional de Resistencia Popular y los partidos de izquierda, han realizado acciones en la medida de sus posibilidades institucionales, de combate a la dictadura anticomunista que preside el actual presidente de la república.

Y en medio de este complejo y denso fenómeno político nacional, dos medios de comunicación se han dado a la tarea de librar una lucha casi encarnizada por decir la verdad, denunciar la corrupción, desmentir las falacias gubernamentales, y desnudar la corrupción desmedida del más maquiavélico dirigente que ha podido poseer la derecha hondureña, y el mismo departamento de Estado Norteamericano.

Radio TV Globo y Canal 36 han sido los portavoces de una crítica sistemática contra el sistema dictatorial del gobierno de JOH.

Se destaca entre todos los periodistas que forman parte de los equipos informativos, la figura de David Romero Ellner, a quien se le sigue un disfrazado  proceso judicial sobre un asunto que por las pruebas que maneja la defensa correspondiente, no debería pasar a otra instancia, si no al cierre del caso que tiene connotaciones domésticas, pero que es usado  como catapulta de una proyección política.

El gobierno de JOH necesita acallar las voces de David Romero Ellener y Esdras Amado López,  para silenciar la fuente de información que cada día descubre los más horrorosos casos de  corrupción como jamás en la historia del país se habían cometido, tanto que hayan producido unas tres mil muertes por culpa de los saqueos monetarios escandalosos de casi todas las instituciones del Estado que fueron tocados por la mano monstruosa del robo descarado y laberíntico.

El país entero se ha levantado contra este régimen que ya no tiene más rostro que el de una máscara de vulgar asaltador de instituciones gubernamentales.

Necesita JOH encarcelar a David Romero Ellner, acallar Radio TV Globo, porque esa voz cotidiana cada día saca a luz pública un documento fehaciente de la descomunal corrupción que protagoniza el presidente de la república, que extrañamente, nunca sale vinculado a todas las operaciones de narcotráfico, y del crimen organizado, a pesar de que sus alcaldes, funcionarios públicos, diputados y asesores, han sido quienes han financiado su campaña política previa a su investidura de presidente fraudulento.

JOH tiene la espada de Damocles en sus manos a través del titiritazgo que ejercen el poder judicial y legislativo.

Hay un problema que tiene en sus manos el más descarado funcionario corrupto que haya pisado los terrenos de la administración pública, y es la vindicta masiva de los indignados que siguen mostrando su fuerza, valor y músculo en las calles viernófilas.

La pregunta que surge es, si JOH encarcela a David, el de la honda que posee la piedra de la verdad demoledora: ¿protestará todo el país en contra de la más encarnizada violación a la libertad de expresión de la hondureñidad?

La dirigencia nacional de los opositores plenos contra esta dictadura tiene la palabra y la acción en sus labios y  en sus quehaceres militantes, si este hecho judicial político se lleva a la concreción. 

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