Galel
Cárdenas

Todo se mueve en las
direcciones que posee este plan malévolo, perverso y antihumanista. Nadie
debería sorprenderse de nada de lo que sucede actualmente a nivel nacional en
este gobierno que desde el fraude, la mentira y la publicidad mediática ha ido
construyendo paso a paso, puntualmente, un país falso en todos los niveles de la vida pública,
estatal y de la empresa privada.
En la rama de educación todo está controlado, finalmente. En
el aspecto militar, JOH posee un ejército particular y las Fuerzas Armadas son
su garantía. En el aspecto de la salud, los hospitales y centros de salud
pública han sido abandonados. Solo habrá
de salvaguardarse la medicina privada.
En el área agrícola y
pecuaria los campesinos pobres y medios están fuera de la órbita del desarrollo
y la producción nacional.
En el aspecto de la energía
eléctrica y demás otros concomitantes, todo será privatizado en su momento
mediante mecanismos particulares hacia tal dimensión.
En lo político, JOH se ha
encargado de poner zancadillas, intrigas y compraventa de conciencias en todo
aquello que pueda oler a oposición organizada.
En el aspecto judicial, el
tramado está listo para proseguir el plan y profundizarlo a través de toda una
trampa debidamente calculada en contra de los intereses del pueblo hondureño.
En lo concerniente a los
procesos electorales, nada habrá de moverse si no es en función de sus piezas
debidamente enraizadas en los partidos mercenarios que apoyan este designio
demoníaco que se ha instaurado en la nación.
En el aspecto financiero, ya
se puede prever cómo será el futuro del sistema bancario y la élite que lo va
apretujando para que no exista fisura alguna en el desarrollo del plan
maquiavélico de un enfermizo y mesiánico líder de las fuerzas retrógradas al
servicio del imperio que opera en el país como un gobernador de provincia de
mala muerte.
En el aspecto cultural el
país está condenado a que la respuesta contestataria sea la verdadera expresión
de un pueblo cada vez más analfabeto, más bombardeado por la propaganda, la
función del poder mediático arrodillado a los pies de un desquiciado político
que mesiánicamente dirige la nación.
Digamos que la esfera de
acero repujado, sin fisuras en ninguna
parte, constituye el cerco sin alambradas que JOH ha concebido para que todo
esté controlado desde su vara mágica de poder omnímodo, su cayado dictatorial,
su voz de mando indubitable, su corona de reyezuelo de ínsula degradada, su
sueño de dictador elevado a categoría de dios omnipotente en el cual las
iglesias cristianas también asalariadas, lo aúpan para adorarlo como aquella
imagen vieja del antiguo testamento, el becerro de oro que había enajenado a
los israelitas fetichistas.
El cerco no tiene
alambrados, ni muros, ni tabiques, ni murallas, ni sistemas eléctricos ni
mecánicos, ni tapias, ni barreras.
Estamos cercados por el
político sistema férreo implantado, donde la élite mediática juega un papel
ideológico sin precedentes, que atiborra a los receptores radio televidentes o
lectores de prensa distorsionante, con informaciones pueriles, plenas de
oscuros entretelones que producen idiotismo o imbecibilidad de conciencia
social.
El cerco es una estructura
mental que se ha montado en aquellos ciudadanos que padecen del más absoluto
analfabetismo de todas las dimensiones posibles. Es un cerco para un país que
ha sido concebido como un inválido, un discapacitado que ha perdido la
capacidad sensible de los seis sentidos del ser humano: el olfato, el paladar,
el tacto, el oído, la visión y la razón. Esta última puesta en tal categoría
para obnubilar en todo lo posible las fallas naturales de la lógica acerca de
los hechos reales, que la estructura mediática del régimen ha distorsionado con
premeditación, alevosía y ventaja.
Pero ha sido el dios del
oro, el dinero, la plusvalía, la ganancia,
la mercancía, quien ha realizado el gran milagro de elaborar el paño
maravilloso que virtualmente sostiene un mundo de pesadillas convertido en un
planeta de fementida felicidad ciudadana.
A este perfecto plan de
dictadura voraz, ávida e insaciable, le falta una pieza muy importante, digamos
esencial, la rebelión popular que en su momento romperá el cerco mediático,
fáctico, cívico militar e imperial.
Ese día será de liberación y
de victoria popular, mientras tanto, el cerco sigue allí rodeándonos con sus
púas y prestidigitación propagandística, de engañifas baratas, de compraventa
de baratijas y espejeos, bagatelas y monadas, nimiedades e insignificancias de
fruslerías entregadas en bolsas, bailes y payasadas de toda índole, mientras la
verdad sufre la crucifixión cotidiana.
El día vendrá, de ello
existe la certeza que la historia habrá de avalar para un pueblo digno y
valiente como el hondureño. Será el día de la rebelión popular, de la justicia social,
de la soberanía del pueblo, de la igualdad entre todos los ciudadanos hondureños.
No hay comentarios :
Publicar un comentario