Una
falla estructural del presidente y su equipo es vivir en la burbuja de
sus éxitos y sus logros. Mientras respiramos y nos protegemos dentro de
una burbuja, todo lo que pasa en la sociedad lo acabamos viendo,
analizando y respirando conforme a la atmósfera de dicha burbuja. Si
tenemos salarios muy altos o negocios con abultadas utilidades, lo
normal es que acabemos protegiéndonos dentro de la burbuja de la
estabilidad. Esa burbuja nos hace ver, pensar, sentir y relacionarnos
con la crisis de toda la sociedad de acuerdo a la estabilidad que
tenemos. Si pasamos muy dentro de una determinada denominación
religiosa, acabamos pensando, sintiendo, viendo y hasta rezando conforme
a las seguridades que nos ofrece esa burbuja religiosa.
El
presidente y su equipo viven zampados en la burbuja de sus éxitos, y
ven toda la sociedad a partir de las adulaciones, reconocimientos y
seguridades que le ofrecen sus activistas y empleados de alta, mediana y
baja categoría. Desde esa burbuja política, Don Juan Orlando Hernández
parece estar convencido de ser el mejor presidente que ha pasado por la
silla presidencial; parece estar convencido de que sus programas
personales de asistencia en verdad están conduciendo a la sociedad
hondureña hacia una vida mejor.
La
burbuja política que lo protege parece hacer creer a Don Juan Orlando
Hernández que los logros que ha alcanzado la DEA en la lucha contra el
narcotráfico en Honduras, en lugar de ser de los gringos son suyos. Y
como todos esos logros hacen parecer al presidente exitoso y competente,
entonces la burbuja en la que vive protegido le aconseja que siga
adelante en su decisión de dar continuidad indefinida a su gestión como
presidente salvador de Honduras.
Todo
estaba viento en popa y a todo pulmón hasta que apareció de lleno y sin
piedad el asunto del latrocinio en el Seguro Social en el que no pocos
de su equipo, y el propio Comité Central de su partido Nacional, están
embarrados hasta el tuétano. Esa ha sido la espina que ha desinflado de
un porrazo la burbuja de Don Juan Orlando Hernández y su equipo.
De
todos modos, el presidente se resiste a aceptar que su burbuja política
se ha desinflado. Insiste en unos éxitos que aparte de sus aduladores y
gente deliberadamente desinformada, para mucha gente suena cada vez más
como paja que se la lleva el viento. Ha de ser terrible navegar como
presidente exitoso fuera de una burbuja. Y acaba diciendo lo que es
propio de los dictadores cuando comienzan a sentir pasos de animal
grande: que hay gente perversa que utiliza la situación para propósitos
políticos conspirativos.
La
burbuja, Don Juan Orlando Hernández, se le desinfló. El país no es como
Usted lo ha pintado o como nos lo ha querido pintar. Usted es parte
esencial de la crisis del país. La excesiva ambición por concentrar en
su persona tanto poder está rompiendo el saco. No son los opositores los
que conspiran. Es Usted el que con su proyecto autoritario, impune y
concentrador de poder conspira contra el Estado de Derecho, la
democracia y la verdadera paz de la sociedad hondureña. Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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