Las
movilizaciones de las antorchas están mostrando el hartazgo de la
ciudadanía con la clase política y empresarial que a través de la
corrupción se han enriquecido a costa del empobrecimiento y la miseria
de millones de hondureños y hondureñas.
Pero
es pertinente preguntarse cómo es posible que los corruptos y corruptas
hayan podido saquear los bienes que nos pertenecen a toda la ciudadanía
durante tanto tiempo sin ser castigados ejemplarmente.
Sin duda
alguna, la impunidad ha jugado un papel fundamental en esta situación,
ya que los corruptos y corruptas han garantizado la concentración del
poder absoluto hasta lograr que no exista nada, ni las instituciones
democráticas ni la sociedad, por encima de ellos.
Como
lo señala el mexicano Julio Scherer Ibarra, “la impunidad hermana y
promueve la corrupción; al final ambas son causa y efecto de sí mismas.
Se buscan, se necesitan y terminan por ser iguales. Un impune es un
corrupto por su propia naturaleza, sucia la sangre que lo recorre”.
Los
impunes corruptos buscan siempre el poder sin contrapeso y eliminan
cualquier autoridad que busque consenso, ya que saben que el “que tiene
el poder manda. El que manda predomina y el que predomina impone sus
normas a la sociedad”.
Para
ellos, la ley no existe, y si existe, son ellos la ley y la ley no
castiga a los de arriba, así que a pesar de sus delitos, “por naturaleza
propia, terminan conduciéndose como si fueran inocentes, ajenos a toda
perversión política”.
Lo
que olvidaron los impunes y corruptos en su soberbia es que la
impunidad y corrupción han herido al país profundamente y han logrado
que la sociedad hondureña en el cansancio y en la desesperación comience
a gritar ¡basta!
Parafraseando
a Nelson Mandela, la impunidad y la corrupción no es un estado natural y
pueden ser vencidas y erradicadas por las acciones de los hondureños y
hondureñas que hemos dicho ¡basta!, y que hemos comprendido que mientras
se mantengan, será imposible garantizar un derecho humano fundamental,
el derecho a la dignidad y a una vida decente.Escuchar y descargar Nuestra Palabra
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