En el Presupuesto General se sabe qué es realmente que quiere un gobierno. Y en el actual las cosas están muy claras: se fortalecerá el garrote militar al tiempo que abundará ayudas para fortalecer una base social de pobres que gritarán vivas al presidente y a la primera dama.
Los
últimos días de diciembre, y aprovechando muy bien lo que mejor saben
hacer, los políticos a oscuras y sin importar consenso alguno, tomaron
decisiones que por sus consecuencias representan un daño más para los
intereses ciudadanos. La muestra más palpable es justamente con el
Presupuesto general.
El
Congreso Nacional aprobó el Presupuesto General de la República para el
próximo 2015, que asciende a más de 185 mil millones de lempiras. Al
hacer una lectura rápida nos damos cuenta que el presupuesto aprobado
por mayoría simple, contiene una reducción de 2 mil 700 millones de
lempiras; que es sinónimo de perjuicio para rubros que son fundamentales
si se quiere avanzar como país. El presupuesto arrancó grandes tirones a
los rubros sociales fundamentales como educación y salud.
En
concreto este presupuesto perjudica al Instituto Nacional Agrario
–INA-, pues durante el año 2014 contaba con una asignación
presupuestaría de 356 millones de lempiras y para el próximo 2015
únicamente se le asignaron 256 millones, una reducción de 100 millones.
La cosa es clara: no hay voluntad de reactivar y acompañar a los hombres
y mujeres que producen la tierra y que pudieran brindar soberanía
alimentaria.
Otro
de los aspectos que se han denunciada de este presupuesto es que no
cuenta con ninguna estrategia para reactivar la economía interna ni
generar empleo e infraestructura. Privilegia la presencia militar
asignando cientos de millones a las Fuerzas Armadas.
Para
instancias como el Foro Social para la Deuda Externa y Desarrollo de
Honduras, Fosdeh, y el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales,
ICEFI, la proyección presupuestaria para el 2015 es ficticia e
irracional, puesto que parte de un crecimiento económico y niveles de
recaudación que no tenemos, es querer vivir siempre de jaranas.
Este
presupuesto carece del establecimiento de prioridades nacionales para
proteger a los sectores más vulnerables de la población. Desproteger a
mujeres, niños y niñas y personas de la tercera edad, y la política
social integral basada en garantizar los servicios de salud, educación, y
protección social ha sido destituida por la proliferación de bonos de
distintas naturaleza. Así, los diputados y diputadas cumplieron a
rajatabla con el mandato su mandamás: aprobaron un presupuesto general
militarizado y repleto de limosnas, los distractivos necesarios mientras
las garras neoliberales siguen arrasando con nuestros bienes naturales y
nuestra soberanía.
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