Tegucigalpa - Pese a que Honduras experimentará la baja más significativa en la tasa de
homicidios en la última década, la percepción de violencia sigue latente en este país centroamericano considerado en el más violento del planeta en una zona que no está en guerra formal.
homicidios en la última década, la percepción de violencia sigue latente en este país centroamericano considerado en el más violento del planeta en una zona que no está en guerra formal.
- El 2015 comenzará con nuevas directrices en materia de Seguridad, el general Pacheco Tinoco asume esta papa caliente.
- Al finalizar el 2014 el país recibió la noticia que abandonará “la Lista Negra” de países violadores de derechos humanos.
Con
una tasa de 30.7 homicidios por cien mil habitantes en 2004, este año
se prevé que la cifra cerrará con 66 y aunque es el doble de la
registrada hace diez años, son veinte puntos menos de registrada en 2012
que fue de 86.5 por cada 100 mil personas. La Organización Mundial de
la Salud, dice que el promedio ideal de la tasa de homicidios o muertes
violentas es de 8.8 por cada 100 mil habitantes.
Independientemente
de lo que reflejan las estadísticas en el renglón de seguridad
ciudadana, la percepción del hondureño continúa siendo presa del temor,
debido a las masacres, asesinatos cruentos y otros emblemáticos, así
como del hondureño de a pie que pierde la vida en un atraco o discusión
callejera.
El
2014 también fue un año marcado por asesinatos de periodistas,
abogados, mujeres, niños, operadores de justicia, empleados del
transporte y otros grupos vulnerables.
Aunque
ha existido un combate férreo al crimen común, las autoridades
hondureñas en el campo de Seguridad sufrieron cambios en sus mandos
principales. En la Policía Nacional, el general Ramón Sabillón Pineda fue sustituido sorpresivamente
por su par Félix Villanueva, en tanto la titularidad en Seguridad
pasará a ser ocupada a partir del 15 de enero por el general Julián
Pacheco Tinoco en sustitución de Arturo Corrales, quien retorna a la Cancillería.
Las
nuevas cabezas en Seguridad asumen con el reto de acelerar la
depuración policial, un sueño acariciado por la hondureñidad y que,
según expertos, ayudará a mejorar
el combate al crimen y la reducción de violencia en el país.
el combate al crimen y la reducción de violencia en el país.
Jóvenes, víctimas de la violencia
Los crímenes que cobran la vida de 15 personas diarias en Honduras hacen de los jóvenes su blanco preferido.
Muchas de las muertes son vinculadas a acciones del crimen organizado y el tráfico de drogas por territorio nacional.
Datos
de la organización no gubernamental “Casa Alianza”, establecen que
entre enero y noviembre de 2014 se registraron un total de 947 muertes
de jóvenes menores de 23 años, lo que representa un incremento de 21
casos respecto al mismo período de 2013, en el que se contabilizaron
926.
En
el 80 por ciento de estos asesinatos se desconoce el responsable de los
mismos, lo que se traduce en total impunidad para los que cometen los
crímenes.
Abogados y periodistas
Casi
una decena de profesionales del derecho perdieron la vida violentamente
durante el 2014, entre los que resaltan el de las fiscales Marlene Banegas y Olga Patricia Eufragio,
ambas fiscalas activas del Ministerio Público en San Pedro Sula. Previo
a estas dos muertes, en marzo de este año se registró el asesinato de
un juez en Tocoa, Colón.
Los
otros abogados que fueron ultimados son: Oswaldo Lujan, Lenin
Castañeda, José Nicolás Bernárdez, Dilmer Reyes Torres, Rafael Alberto
Paredes, Iris Azucena Argueta y Edwin Giovanni Eguigure, éste último ex
fiscal y esposo de una fiscal activa.
Paz
Mayes fue asesinado el lunes 15 de diciembre por dos hombres, mientras
realizaba ejercicios físicos en un campo de Comayagua.
Entre
las restantes siete víctimas figuran: el locutor y productor de
televisión José Roberto Ugarte; el coordinador de mercadeo de Radio
Progreso, Carlos Hilario Mejía; el comunicador social de radio Opoa,
Hernán Cruz Bárnica; Óscar Antony Torres Martínez, locutor de Radio
Patuca Stereo y Doble M Stereo; el locutor de Radio Patria de Catacamas
Luis Alonso Fúnez Duarte y el coordinador del noticiero Hoy Mismo en San
Pedro Sula, Herlyn Iván Espinal.
También Nery Francisco Soto, comunicador social de canal 23 de Olanchito, Yoro, fue asesinado en agosto durante un apagón de energía eléctrica.
Soto
fue ultimado a tiros por desconocidos a inmediaciones de su casa de
habitación en momentos en que se produjo un corte de energía eléctrica.
Al parecer los victimarios aprovecharon la oscuridad de la noche para
dispararle al comunicador social.
También
otros operadores de justicia como policías y militares fueron víctimas
de la violencia. Decenas de efectivos perdieron la vida combatiendo el
crimen y en cumplimiento de sus deberes, mientras otros fueron objeto de
atentados, entre ellos portavoces y coordinadores de Fusina.
Muerte violenta de mujeres
De
acuerdo al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh),
Honduras vive una de las peores crisis de seguridad en su historia, que
se acentúan por la falta de condiciones adecuadas a la seguridad humana
de los habitantes.
Hasta
el 10 de diciembre, la Fiscalía Especial de Delitos Contra la Vida,
contabilizaba alrededor de 400 muertes de mujeres en el país.
El
asesinato de la Miss Honduras Mundo, María José y su hermana, Sofía
Trinidad Alvarado, fue otro crimen que impactó a la sociedad hondureña.
El doble crimen sucedió a mediados de noviembre en el noroccidental
departamento de Santa Bárbara. La noticia le dio vuelta al planeta y
puso al país en la picota mundial.
Transportistas, altamente castigados
Los empleados del transporte público se convirtieron en presa fácil de la delincuencia común y organizada el presente año.
También
el transporte urbano e interurbano sufrió la baja de al menos 80
motoristas, ayudantes e incluso pasajeros de este servicio público.
La
mayor parte de las muertes están vinculadas con el cobro del mal
llamado impuesto de guerra. Los que se resisten a realizar este
“tributo” pagan con sus vidas.
También
decenas de unidades de transporte urbano fueron incineradas por los
grupos de extorsionistas, quienes incluso, en más de una oportunidad,
quemaron las unidades con el motorista adentro.
Avance humanitario
No
obstante, pese a los hechos que marcaron el 2014, con un repunte de las
masacres como la modalidad más utilizada por la criminalidad, al
contabilizarse a septiembre de este año cerca de 77 masacres, el país
experimentó un avance en materia humanitaria luego que tras una visita
in loco, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informa
que Honduras no será incluida en el capítulo IV.B, del informe anual de 2014 conocido como la “Lista Negra” en donde ha estado en los últimos cinco años, tras la crisis de junio de 2009.
Sin
embargo, ello no significa que el país esté sin ausencia de violencia o
de abusos contra los derechos humanos, pues en su informe del 5 de
diciembre, al concluir su visita oficial a Honduras, la CIDH detalló la
situación de inseguridad que se vive en el país y que temas como la
violencia, el crimen organizado y la proliferación de maras, son una
realidad presente que se trabaja para revertirla en los próximos años.
http://www.proceso.hn/component/k2/item/93805-la-seguridad-inicia-en-el-2015-con-baja-de-homicidios-aunque-la-percepci%C3%B3n-es-otra.html
******************************************
Por Ezequiel Sánchez Página/12 En Honduras.
******************************************
EL MUNDO › PARA LA ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD ES EL PAIS MAS VIOLENTO DE LAS AMERICAS
Una epidemia de asesinatos en Honduras
Desde bancos hasta jugueterías tienen las entradas
vigiladas por seguridad privada con ametralladoras. Los militares son
los encargados de resguardar las escuelas y de cumplir las tareas que le
correspondían a la policía, como sucede en México.
Por Ezequiel Sánchez Página/12 En Honduras.
Desde Tegucigalpa
Honduras es un país repleto de armas, con un promedio de veinte asesinatos diarios que ha naturalizado la barbarie. Desde bancos hasta jugueterías tienen las entradas vigiladas por seguridad privada con ametralladoras. Por otro lado, los militares son los encargados de resguardar las escuelas y de cumplir las tareas que le correspondían a la policía, ya que según el gobierno, y como en México, ésta fue relegada tras haber sido corrompida por el narcotráfico.
“Un policía mal pagado, un policía discriminado, un policía que sabe que está exponiendo su vida y que cualquiera de estos días va a dejar a su familia desprotegida, es presa fácil de cualquier ofrecimiento por parte de la delincuencia común o por la organizada”, dice María Luisa Borjas, ex jefa de Asuntos Internos de la Policía Nacional, removida de su cargo por denunciar que el jefe del Estado Mayor Conjunto había participado en una banda que robaba autos.
Pero en vez de mejorar la calidad de la policía, el ex presidente Porfirio Lobo Sosa sacó a los militares a la calle a mediados del 2012. Al mes, ya habían asesinado por la espalda a un joven de quince años que no frenó en un retén para que su padre no descubriera que le había usado la moto sin permiso. “Ya estamos cansados de decirles que no están preparados para lidiar con la sociedad. Ellos están preparados para otros menesteres, están entrenados para matar”, denuncia Wilfredo Yanez, papá de la víctima, parado en la escena del asesinato, donde aún hay marcas de las balas que le dispararon a su hijo Ebed.
Omar Rivera, de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), indica que la ola de violencia se da en un contexto de aumento de presupuesto militar y disminución de los de salud, educación y servicios públicos. “Honduras es el segundo país que más ha incrementado su presupuesto militar en los últimos años (58 por ciento desde 2010) en América latina después de Paraguay”, señaló.
Aunque los militares tienen cada vez más poder, las muertes violentas no dejan de crecer. A pesar de que el gobierno aseguraba haber reducido el número a 69 sobre cien mil, la cifra es desmentida por la Organización Mundial de la Salud, con un informe publicado hace dos semanas, que ubica a Honduras entre los países más violentos del mundo. El informe de la OMS afirma que en realidad Honduras alcanza los 103,9 muertos por cada cien mil. En el continente, la segunda distante es Venezuela, con 57,6, mientras que Argentina ostenta 6 cada cien mil.
El contraste entre Honduras y sus vecinos inmediatos es aún más llamativo. “A dos horas de Tegucigalpa, los índices de seguridad en Nicaragua son totalmente inversos (13 homicidios cada cien mil), porque ese país se dio cuenta de que tenía que atacar el problema desde un punto de vista integral”, ilustra Carlos Sierra, coordinador del Area de Seguridad del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh).
Para Neesa Medina, especialista en femicidios, Honduras no sólo carece de un plan integral para aplacar la violencia, sino que la alienta a través del alto nivel de impunidad que garantiza su ineficaz sisterma judicial. “El Estado no sólo promueve la violencia y el armamento a su población, sino que la perpetúa a través de la impunidad del 95 por ciento de los casos de muertes violentas de mujeres que se dan a diario”, apuntó la especialista. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el porcentaje de casos que terminan sin condena asciende a 98 por ciento cuando se trata de delitos por violación a los derechos humanos. Es que ni la fama que da ser Miss Honduras protege a las jóvenes. María José Alvarado apareció asesinada a balazos junto a su hermana hace un mes, justo el día en que debía volar a Londres para participar del concurso Miss Mundo.
Uno de los oficios más peligrosos en Honduras es el de conductor de transporte público. De acuerdo con el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), más de cien choferes de colectivos han sido asesinados este año. Yeleni Cruz, usuaria habitual de dicho transporte, sabe a lo que se expone. “El impuesto de guerra es que los mareros te piden una cuota mensual para que vos puedas tener tu negocio sin ser acribillado, porque ellos tienen el control de las drogas y el control del transporte público”, describe mientras hace fila en la parada.
La violencia aqueja a toda la población, pero desde la sociedad civil afirman que practica una persecución colectiva para aprovecharse de los sectores más vulnerables. “Afecta a ciertas poblaciones como los indígenas, por las zonas con recursos naturales. Otros grupos vulnerables han sido los periodistas, abogados, líderes campesinos y miembros de la comunidad Lgtbi”, afirma Erick Martínez, del Ciprodeh.
Mientras tanto, el actual presidente Juan Orlando Hernández ha lanzado este año los Guardianes de la Patria, una iniciativa para que chicos rodeados de militares reciban educación cívica y religiosa los fines de semana. Por primera vez en su historia, el Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas le envió una carta formal al presidente donde le solicita “abstenerse de implicar a niños y niñas en actividades como las visitas escolares a bases militares o los actos militares en los centros educativos”, según relata Wilmer Vázquez, director de la Red pro niños, jóvenes y adolescentes Coiproden.
En Honduras un permiso para portar armas durante cuatro años vale sólo quince dólares. Berta Oliva, fundadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), traza un paralelismo con las peores épocas del terrorismo de Estado. “Los mismos actores del pasado –afirma– han creado esta inseguridad para vender después políticas de seguridad.”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-262671-2014-12-26.html
Honduras es un país repleto de armas, con un promedio de veinte asesinatos diarios que ha naturalizado la barbarie. Desde bancos hasta jugueterías tienen las entradas vigiladas por seguridad privada con ametralladoras. Por otro lado, los militares son los encargados de resguardar las escuelas y de cumplir las tareas que le correspondían a la policía, ya que según el gobierno, y como en México, ésta fue relegada tras haber sido corrompida por el narcotráfico.
“Un policía mal pagado, un policía discriminado, un policía que sabe que está exponiendo su vida y que cualquiera de estos días va a dejar a su familia desprotegida, es presa fácil de cualquier ofrecimiento por parte de la delincuencia común o por la organizada”, dice María Luisa Borjas, ex jefa de Asuntos Internos de la Policía Nacional, removida de su cargo por denunciar que el jefe del Estado Mayor Conjunto había participado en una banda que robaba autos.
Pero en vez de mejorar la calidad de la policía, el ex presidente Porfirio Lobo Sosa sacó a los militares a la calle a mediados del 2012. Al mes, ya habían asesinado por la espalda a un joven de quince años que no frenó en un retén para que su padre no descubriera que le había usado la moto sin permiso. “Ya estamos cansados de decirles que no están preparados para lidiar con la sociedad. Ellos están preparados para otros menesteres, están entrenados para matar”, denuncia Wilfredo Yanez, papá de la víctima, parado en la escena del asesinato, donde aún hay marcas de las balas que le dispararon a su hijo Ebed.
Omar Rivera, de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), indica que la ola de violencia se da en un contexto de aumento de presupuesto militar y disminución de los de salud, educación y servicios públicos. “Honduras es el segundo país que más ha incrementado su presupuesto militar en los últimos años (58 por ciento desde 2010) en América latina después de Paraguay”, señaló.
Aunque los militares tienen cada vez más poder, las muertes violentas no dejan de crecer. A pesar de que el gobierno aseguraba haber reducido el número a 69 sobre cien mil, la cifra es desmentida por la Organización Mundial de la Salud, con un informe publicado hace dos semanas, que ubica a Honduras entre los países más violentos del mundo. El informe de la OMS afirma que en realidad Honduras alcanza los 103,9 muertos por cada cien mil. En el continente, la segunda distante es Venezuela, con 57,6, mientras que Argentina ostenta 6 cada cien mil.
El contraste entre Honduras y sus vecinos inmediatos es aún más llamativo. “A dos horas de Tegucigalpa, los índices de seguridad en Nicaragua son totalmente inversos (13 homicidios cada cien mil), porque ese país se dio cuenta de que tenía que atacar el problema desde un punto de vista integral”, ilustra Carlos Sierra, coordinador del Area de Seguridad del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh).
Para Neesa Medina, especialista en femicidios, Honduras no sólo carece de un plan integral para aplacar la violencia, sino que la alienta a través del alto nivel de impunidad que garantiza su ineficaz sisterma judicial. “El Estado no sólo promueve la violencia y el armamento a su población, sino que la perpetúa a través de la impunidad del 95 por ciento de los casos de muertes violentas de mujeres que se dan a diario”, apuntó la especialista. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el porcentaje de casos que terminan sin condena asciende a 98 por ciento cuando se trata de delitos por violación a los derechos humanos. Es que ni la fama que da ser Miss Honduras protege a las jóvenes. María José Alvarado apareció asesinada a balazos junto a su hermana hace un mes, justo el día en que debía volar a Londres para participar del concurso Miss Mundo.
Uno de los oficios más peligrosos en Honduras es el de conductor de transporte público. De acuerdo con el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), más de cien choferes de colectivos han sido asesinados este año. Yeleni Cruz, usuaria habitual de dicho transporte, sabe a lo que se expone. “El impuesto de guerra es que los mareros te piden una cuota mensual para que vos puedas tener tu negocio sin ser acribillado, porque ellos tienen el control de las drogas y el control del transporte público”, describe mientras hace fila en la parada.
La violencia aqueja a toda la población, pero desde la sociedad civil afirman que practica una persecución colectiva para aprovecharse de los sectores más vulnerables. “Afecta a ciertas poblaciones como los indígenas, por las zonas con recursos naturales. Otros grupos vulnerables han sido los periodistas, abogados, líderes campesinos y miembros de la comunidad Lgtbi”, afirma Erick Martínez, del Ciprodeh.
Mientras tanto, el actual presidente Juan Orlando Hernández ha lanzado este año los Guardianes de la Patria, una iniciativa para que chicos rodeados de militares reciban educación cívica y religiosa los fines de semana. Por primera vez en su historia, el Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas le envió una carta formal al presidente donde le solicita “abstenerse de implicar a niños y niñas en actividades como las visitas escolares a bases militares o los actos militares en los centros educativos”, según relata Wilmer Vázquez, director de la Red pro niños, jóvenes y adolescentes Coiproden.
En Honduras un permiso para portar armas durante cuatro años vale sólo quince dólares. Berta Oliva, fundadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), traza un paralelismo con las peores épocas del terrorismo de Estado. “Los mismos actores del pasado –afirma– han creado esta inseguridad para vender después políticas de seguridad.”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-262671-2014-12-26.html
No hay comentarios :
Publicar un comentario