En los últimos 6 años las denuncias de mujeres
desaparecidas pasaron de ser 91 en el 2008 a 347 en el 2013, lo que significa
un incremento de 281% en los casos de mujeres, niñas y adolescentes que son
reportadas como desaparecidas a nivel nacional. A esto es necesario sumarle 155
denuncias más por delitos que implican desapariciones como privación injusta de la
libertad, secuestro y tráfico de personas.[1]
Solo en esta semana en los medios de comunicación aparecen 4
casos de mujeres desaparecidas.
La
desaparición en el contexto actual se
relaciona en principio con la impunidad en que terminan estos casos cruzada con situaciones de violencia entre parejas,
venganzas, acciones de grupos delincuenciales, y conflictos agrarios y
políticos, entre otros. Así
como al fenómeno de la trata. Aunque el Ministerio Público solamente registra 27
denuncias por el delito de trata interpuestas por mujeres durante el
año 2013, la connotación trasnacional de esta delincuencia organizada indica un
mayor número de víctimas. Según investigaciones[2],
el perfil de las víctimas de trata en Centroamérica es mayoritariamente niñas
menores de edad y mujeres de diferentes edades; y en más de la mitad de los
casos la trata tenía que ver con fines de explotación sexual. En un hecho reciente se desarticuló una red de Trata
que según la Fiscalía de la niñez ofrecía mujeres y niñas a un grupo de
clientes entre ellos policías y militares.[3]
En todas estas historias, las noticias ponen al
descubierto la angustia de los familiares ante el tiempo transcurrido, y las
interminables visitas a hospitales y a la morgue, donde esperan saber algo
sobre el paradero de la joven o de la niña.[4]
Sumado a lo anterior, y en algunos casos en
relación con ello, el monitoreo de medios del observatorio de violencias y
seguridad de las mujeres, constata que en el país se descubren constantemente
cementerios clandestinos con múltiples víctimas que posiblemente hayan sido
denunciadas como desaparecidas, y en muchos otros casos ni siquiera llegan a
ser reportadas. Como ejemplo en Octubre
de 2014 en el sector de la
Colonia López Arellano se encontraron 6 cuerpos y dos en la Rivera Hernández.
El año pasado, en Junio de 2013, se
descubrieron 8 cuerpos en la Aldea el Calan, Villanueva, 7 cuerpos enterrados
en la Aldea el Calan y 7 en Chamelecón. Solo en el primer trimestre del 2012, se encontraron
tres cementerios clandestinos en la zona norte del país en los municipios de
Tela, Ceiba y San Pedro Sula. En uno de estos cementerios se encontraron
también fatigas militares”[5] Mientras
que en 2011 fueron descubiertas 13 fosas
comunes en el Sector Planeta, cuatro de las víctimas eran mujeres.
Particularmente grave es que muchos casos
denunciados y calificados como rapto, secuestro, detención forzada o
desaparición, después de un tiempo, pasan a engrosar la lista de feminicidios. Tal es el
caso de las jóvenes, María José Alvarado y Sofía Alvarado, mujeres jóvenes, desaparecidas
el Jueves 13 de Noviembre, cuando iban de camino de Santa Bárbara a Copan para
celebrar un cumpleaños y que a la fecha, se confirma fueron encontradas sin
vida.
Lo doloroso e indígnate es que si
bien el caso de estas dos hermanas ha
trascendido públicamente por la participación de María José en un concurso internacional, ellas como otras tantas hondureñas
que han sido desparecidas o asesinadas; son
víctimas de un sistema y un Estado que además de incumplir sus responsabilidad y fomentar la
impunidad, es generador de violencia y criminaliza a las víctimas a través de
declaraciones irresponsables como la hecha por el presidente del Congreso
Nacional, quien prácticamente
culpabiliza a la familia y a las mismas jóvenes al decir “esta es una lección de vida que debemos aprender los hondureños, los
padres de familia, de tener esa permanente vigilancia sobre el qué hacer y
sobre las amistades de nuestros hijos. “La mejor seguridad se la brinda uno,
teniendo una actitud prudente, teniendo el cuidado de escoger sus amistades y
los sitios que uno visita”.[6]
La pregunta central aquí es
¿dónde está la seguridad que el Gobierno dice brindar? ¿Son acaso todos los
feminicidios y desapariciones lecciones para las mujeres? ¿Cómo se afirma que
la violencia ha bajado cuando cada día más familias lloran la desaparición o
asesinatos de sus hijas, madres, hermanas, amigas? ¿Cómo se justifica toda la
inversión en militarizar nuestro país y todos los millones de la tasa de seguridad
ante el dolor de un pueblo? Mientras las preguntas circulan por las comunidades y las mujeres siguen
siendo asesinadas, el esfuerzo central del gobierno apunta a que se eleve a rango constitucional una policía militar que
genera miedo, represión, violencia en las comunidades y que a todas luces no
representa seguridad para las mujeres
Como mujeres organizadas hacemos un llamado a la población y a la comunidad
internacional para denunciar un Estado
feminicida que justifica la violencia contra las mujeres y la impunidad
intentado demostrar que somos las mujeres, las familias y las comunidades que
sufren, las mismas responsables de las violencias que vivimos.
Miércoles 19 de Noviembre 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario