Tres
años han pasado desde aquel 14 de julio. Tres años han pasado del
asesinato. Tres años han pasado de impunidad. Tres años de silenciada la
voz de Nery Geremías Orellana Díaz.
Esa
mañana del 14 de julio de 2011, Nery Geremías se dirigía a Radio
Joconguera a prepararse para asistir a la reunión de las radios
comunitarias, a realizarse en La Esperanza, Intibucá. Subido en su moto,
fue interceptado por dos individuos, quienes de un disparo, terminaron
con la vida del comunicador.
Candelaria
es un municipio con un poco más de siete mil habitantes.
Ubicado en la zona más alejada del departamento de Lempira, a unos treinta minutos de la frontera con El Salvador. El acceso a la salud, a la vivienda, a un trabajo digno, están distanciado de la realidad de la población de ese municipio. En el año 2011 el problema de salud era muy crítico en Candelaria, hoy, esa realidad está completamente engusanada. Candelaria es solo una muestra de la podredumbre del sistema sanitario en Honduras. Nery Geremías denunció los actos de corrupción, el desabastecimiento de medicinas y el vencimiento de las que había. Parece que los gobiernos, tanto nacionalistas como liberales, tienen llagadas de corrupción sus manos por aprovecharse del sufrimiento de una población enferma.
Ubicado en la zona más alejada del departamento de Lempira, a unos treinta minutos de la frontera con El Salvador. El acceso a la salud, a la vivienda, a un trabajo digno, están distanciado de la realidad de la población de ese municipio. En el año 2011 el problema de salud era muy crítico en Candelaria, hoy, esa realidad está completamente engusanada. Candelaria es solo una muestra de la podredumbre del sistema sanitario en Honduras. Nery Geremías denunció los actos de corrupción, el desabastecimiento de medicinas y el vencimiento de las que había. Parece que los gobiernos, tanto nacionalistas como liberales, tienen llagadas de corrupción sus manos por aprovecharse del sufrimiento de una población enferma.
Nery
Geremías denunció la vulnerabilidad del sistema sanitario en la zona.
Tanto el alcalde, en ese momento, Manuel Bonilla; Hernán Castro,
director de noticias de la radio local, como el párroco Amílcar Lara,
eran parte de las voces que se alzaban para reclamar el derecho a la
salud de la población de Candelaria. Estos últimos tres recibían
constantemente amenazas de muerte, en Nery Geremías se concretaron esas
amenazas.
Tres
años después, el Estado no ha resuelto el problema de salud y tampoco
ha resuelto las preguntas que la familia, las radios comunitarias y las
organizaciones de derechos humanos nos hacemos: ¿Cuáles fueron los
motivos de su muerte?, ¿quiénes son los responsables materiales e
intelectuales de este asesinato? y la mejor pregunta, ¿dónde están?
Hace
tres años el Estado fue incapaz de proteger la vida de Nery Geremías,
hoy, tres años después, el mismo Estado sigue siendo incapaz de realizar
una investigación seria y objetiva.
Y
mientras tanto seguimos preguntándonos, ¿hasta cuándo el Estado seguirá
siendo hechor y consentidor de la cultura de impunidad que reina en
este país?
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