Tiempo.hn / Martes, 25 Febrero 2014 - 15:19 / Tegucigalpa, Honduras
En 42,32 por ciento incrementó la deuda exterior de Honduras en
comparación del año 2013 con el porcentaje de cierre en el 2012, informó
una fuente oficial a medios locales.
Con la elevada la deuda alcanza un total de 5.190,3 millones de dólares
suma estimada hasta diciembre del pasado 2013. Un informe del Banco
Central de Honduras (BCH) detalla que el año pasado el país incrementó
su deuda exterior en 1.543,5 millones de dólares.
Según la información el Estado adeuda en mayor porcentaje a los
organismos multilaterales con 3.244 millones de dólares y, 1.186,5
millones al sector comercial que abarca las instituciones financieras y
proveedores, además de 759,8 millones de dólares bilateralmente.
El servicio de la deuda alcanzó 902,9 millones de dólares y unos 774
millones fueron destinados al pago de del capital, además se erogaron
128,9 millones en intereses y comisiones.
Cabe señalar que la deuda exterior el pasado 2013 comprende el 27,3 por
ciento del producto interno bruto (PIB), que a diferencia del 19,7 del
año 2012 refleja un aumento en el porcentaje de 7,6.
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El efecto dañino de los altos déficits fiscales
voselsoberano.com |
Martes 25 de Febrero de 2014-11:13
Hugo Noé Pino
Paul Krugman, premio Nobel de Economía, en un
reciente artículo señalaba que de no haber sido por la política fiscal y
monetaria expansionista de los Estados Unidos después de la Gran
Recesión de 2008-2009, el sistema económico en su conjunto se habría
sumido en una profunda depresión de consecuencias inimaginables. El que
muchos países de Europa no hayan seguido estás políticas resultó en la
recesión que algunos de ellos continúan manifestando.
Aún más, sostiene Krugman, el problema
fue que el tamaño de estímulo a la deprimida economía no fue lo
suficiente y que las batallas políticas sobre el déficit fiscal y el
tamaño de la deuda impidieron una recuperación más dinámica. Lo
anterior es congruente con las recomendaciones de Keynes que cuando una
economía está a un nivel de subempleo de factores, estímulos por el
lado de la demanda podrían restablecer el crecimiento.
Por un buen tiempo, especialmente en el
período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, muchos
gobiernos latinoamericanos adoptaron estas medidas pero con abusos en
la persistencia de los déficits fiscales y de las políticas monetarias
expansionistas generando procesos de endeudamiento e inflación que
sirvieron paran desacreditar el uso de estas políticas. Lo cual, junto a
otros aspectos, propiciaron el surgimiento del neoliberalismo. Este
último tuvo su prueba principal en la Gran Recesión mencionada, aunque
sus defensores y funcionarios públicos quieran seguirlas implementando,
como se ve muy claro en nuestro país.
La lección de la región latinoamericana
fue muy costosa en términos de producción y empleo y por ello es que
vemos en la actualidad políticas fiscales y monetarias prudentes que
buscan mantener los déficits fiscales bajos y las políticas monetarias y
cambiarias flexibles. Prueba de ellos es que el presidente Ricardo
Lagos de Chile, de la coalición socialista, en el momento de su
despedida señaló que uno de sus mayores aportes a su país era el de
haber mantenido la disciplina fiscal. Igual lección aprendieron los
Sandinistas en Nicaragua que después de haber propiciado
hiperinflaciones de más de diez mil por ciento, ahora son un ejemplo de
buen manejo fiscal.
Las políticas actuales ampliamente
aceptadas señalan que cuando los países se encuentran en procesos de
expansión económica fomenten el ahorro público que le permita en
momentos de recesión hacer uso de estos ahorros para poder ejecutar
políticas anticiclícas que disminuyan los efectos negativos de la
reducción de la producción y el empleo.
Por eso cuando desde el poder se
fomentan déficits fiscales con fines políticos electoreros se le impide
al país el uso de la política fiscal como elemento compensador del
ciclo económico. Eso es lo que hemos presenciado en los últimos años en
el país. La desastrosa política fiscal del gobierno anterior,
fomentada en mucho desde el Congreso Nacional, dejó como herencia una
acumulación de deuda que en las actuales condiciones requiere que el
pago en su servicio (capital más intereses) se el gasto más alto del
gobierno con veinte siete mil millones de lempiras, más del doble que
el presupuesto de salud del país.
Aparte de los efectos negativos sobre la
población del paquete de medidas fiscales que sacrifica a la mayor
parte de la población mientras mantiene privilegios a grupos económicos
cercanos al poder político, los efectos macroeconómicos adicionales
tampoco son de subestimar.
Antes de la aprobación de los nuevos
impuestos y cargas, la proyección de crecimiento económica para
Honduras en 2014 era baja: 2.8% para el Fondo Monetario Internacional,
3% para CEPAL; sin embargo, ninguna de las dos estimaciones
consideraron la reducción del consumo que la aplicaciones de estos
impuestos traería. Es decir, de no haber elementos compensadores que
apoyen el crecimiento, las estimaciones actuales pueden ser muy
optimistas.
Esto es porque la reducción de un
déficit fiscal de 7.7% del PIB en 2013 a 4.7 en 2014 implica una
reducción de 3% del PIB, que desde cualquier punto de vista es
contraccionista. En otras palabras, debido a la irresponsabilidad de
la política fiscal, el gobierno ahora juega un papel que en vez de
ayudar a fomentar el crecimiento de la producción y empleo, hace todo
lo contrario. De ahí lo dañino de los altos déficits fiscales.
Adicionalmente, el fuerte aumento de la deuda pública se convierte en
un círculo vicioso de más endeudamiento para pagar deuda, que de no
saberse manejar puede llevar a la insostenibilidad de la deuda.
Ahora bien, la responsabilidad de lo
sucedido no sólo es de los políticos que metidos a funcionaron públicos
propiciaron esta situación, también la sociedad en su conjunto es
responsable por quedarse callada ante los claros indicios que se iba en
la ruta equivocada. En marzo del año pasado el Instituto
Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) publicó un diagnóstico
fiscal denominado “Las finanzas públicas hondureñas en cuidados
intensivos” y organizaciones con el FOSDEH y el Colegio Hondureño de
Economistas también llamaron la atención por lo que estaba sucediendo.
Ojalá que en el futuro cercano
organizaciones empresariales, partidos políticos, sociedad civil en su
conjunto, centros de pensamiento, universidades, etc. hagan un
seguimiento y evaluación de políticas públicas, que permita dialogar y
rectificar caminos equivocados.
Diario Tiempo
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