Caracas, 15 nov (PL) Tras insistir en la existencia de una "guerra económica" en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro denunció hoy una campaña mediática internacional contra su Gobierno y aludió a probables nuevos planes contra la estabilidad interna del país.
- Mandatario venezolano avizora estabilidad en panorama económico
- Ofensiva gubernamental obliga bajada de precios en Venezuela
Rechazó de plano el discurso mediático que hace creer a la opinión pública internacional que en Venezuela reina el caos y está en marcha una "guerra civil".
En cambio, el dignatario reforzó el argumento de que la actual coyuntura de crisis se debe a una "guerra económica" -en ocasiones ha hablado de un "golpe de Estado silencioso"- azuzada y protagonizada por factores de la oposición con el presunto objetivo de quebrar el equilibrio del panorama político nacional.
Precisamente, Maduro reiteró que no existen "razones económicas" para los abultados precios detectados mediante el operativo cívico-militar de contraloría en los comercios del país (electrodomésticos, textiles, calzado, automotriz y autopartes).
Mantuvo que la "burbuja de precios" se debe a la búsqueda de objetivos político por parte de algunos sectores.
También renovó este viernes sus críticas a un sistema que todavía beneficia a lo que ha etiquetado como "la burguesía parasitaria".
Maduro arremetió contra ese sector que, en su opinión, se beneficia de los dólares de la renta petrolera -actualmente a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi)- sin tener vocación para satisfacer las necesidades del país y, menos, para contribuir al desarrollo nacional.
Sostuvo el gobernante que se han invertido este año más de un 30 por ciento más que las divisas necesarias para la economía venezolana y, en consecuencia, negó que haya habido ausencia de dólares.
Por otra parte destacó la inversión en bolívares para impulsar proyectos sociales.
Recordó que en 2013 se ha defendido ante la inflación el salario mínimo (tres aumentos que llegan al 45 por ciento) y que se decretaron incrementos de sueldo para los trabajadores universitarios; maestros; médicos y empleados del sistema público de salud; militares, y las policías nacional y científica.
Igualmente, mencionó el aumento de los pensionados (casi tres millones).
El jefe de Estado defendió la solvencia de Venezuela y vaticinó un fin de año feliz y un 2014 promisorio.
No obstante, hizo alusiones a renovados proyectos de sus adversarios.
Están planeando provocar otro gran apagón para que se declare emergencia y se suspendan los comicios municipales del próximo 8 de diciembre, advirtió Maduro, quien no tardó en descartar cualquier escenario en que no se celebren los sufragios.
También -dijo- apuntan a algunos objetivos petroleros.
Maduro aseguró igualmente tener información sobre conversaciones de funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Venezuela con representantes de grupos que él mismo ha identificado como promotores de la "guerra económica".
Tales entes serían la Federación Venezolana de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras), el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) y la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria (Venamcham).
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Maduro cumple: golpea a la burguesía vendepatria
¿Se ha vuelto loco el presidente de Venezuela Nicolás Maduro al ordenar la
drástica rebaja de los precios de infinidad de productos, intervenir cadenas de
tiendas, detener gerentes especuladores y asignar a la guardia popular la misión
de cuidar el orden de esta operación? Recordemos que Maduro prometió mano dura
contra la guerra económica (véanse mis artículos del 3, 10 y 17 de octubre) y vaya si lo está haciendo que ha levantado la
moral combativa del chavismo, evidenciado que la inflación es artificial y
puesto a la burguesía en la picota. Pero esa no es la idea que transmiten los
ponzoñosos contenidos de CNN y
de la maquinaria mediática imperial, impresa o electrónica, que las reproduce
país por país.
No,
esta adopta un tono de burla ante los dichos y los hechos del gobierno
venezolano al que achacan mendazmente la responsabilidad por el supuesto casos,
desorden y ruina del país. La economía venezolana es sólida, más que la de
países que presumen de competitivos por su entreguismo y los salarios de hambre
que pagan a sus trabajadores, como demuestra este trabajo (http://www.aporrea.org/actualidad/a176371.html)
Reitero,
la batalla que se libra desde el año pasado en Venezuela es un nuevo capítulo de
una antigua disputa: quién controla la pletórica renta petrolera y su
distribución. Si es el pueblo y, por consiguiente, el Estado venezolano
encabezado por su gobierno popular, a quien corresponde según la Constitución
aprobada por amplia mayoría en 1999, o si es el imperialismo yanqui y sus
aliados parásitos de la oligarquía local.
Esos
nunca han aceptado el orden jurídico y político independiente y soberano que se
dio en histórico referendo la nación venezolana en esa fecha y desde entonces
pretenden derribarlo apelando al camino de la desestabilización y del golpe de
Estado. Su único objetivo es restaurar en la patria de Bolívar un régimen
corrupto, proyanqui, capaz de tomar las más antipopulares medidas y reprimir sin
piedad las protestas como era costumbre hasta la elección de Hugo Chávez a la
presidencia en diciembre de 1998. ¿O es que vamos a permitir que las hienas
mediáticas metan bajo la alfombra el caracazo(1989)?, ese vigoroso
levantamiento popular contra un cruel paquetazo neoliberal. ¿O la rebelión
encabezada por esa misma razón en 1992 por el entonces teniente coronel Hugo
Chávez?
La
contrarrevolución venezolana dirigida por Washington, ha visto cómo sus
proyectos subversivos contra la Revolución Bolivariana han sido derrotados uno
tras otro y su cabecilla Henrique Capriles no es más que un mequetrefe
multimillonario manufacturado como líder en un gabinete de guerra sicológica
yanqui. Pero el repertorio de acciones desestabilizadoras de la CIA es casi
infinito por lo que adoptó una nueva táctica desde antes de las elecciones de
octubre del año pasado en que resultó reelecto el comandante Hugo
Chávez, enormemente intensificada previamente y después de los comicios de
abril de este año ganados por el candidato de la Revolución Nicolás Maduro.
El
nuevo modelo golpista es muy semejante al aplicado por la central de
inteligencia gringa en Chile contra el gobierno constitucional de Salvador
Allende hace ahora cuarenta años. Consiste en crear el desabastecimiento
artificial mediante el acaparamiento de productos, el aumento astronómico de los
precios por las grandes empresas privadas importadoras y distribuidoras, la
organización de motines callejeros y, en el caso venezolano, el jineteo
descarado de las divisas del pueblo por los bancos privados, que llegó a
provocar la fuga de sumas millonarias de dólares. Todo hay que decirlo, para
ello han contado con la complicidad de funcionarios gubernamentales, muchos ya
sometidos a proceso después de una total reestructuración del sistema de
asignación de divisas del Estado.
Venezuela
no es Chile aunque existan semejanzas. La fuerza armada venezolana es patriota y
constitucionalista, tiene generales y almirantes revolucionarios y cientos de
oficiales jóvenes muy radicales; la situación de América Latina y del mundo es
mucho más favorable para la Venezuela chavista que lo que era para el Chile de
Allende; en Venezuela hay una población revolucionaria con experiencia de poder
popular que sabe actuar y movilizarse autónomamente sin esperar orientaciones
de “arriba” y hay miles de hombres y mujeres del pueblo listos para el combate.
Eso sí Venezuela, como nunca, necesita nuestra solidaridad.
Twitter:
@aguerraguerra
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