![]() |
Una mujer y su hijo recogen comida de la basura en el basurero municipal. |
![]() |
Basureros recogen comida entre la basura y los animales en el basurero municipal. |
"Nadie del gobierno ha venido, no hay ayuda. Cuando uno se halla atribulado, porque no se consigue trabajo, uno tiene que venir aquí", dice a la AFP esta mujer pequeña, que intenta protegerse del sol enfundada en una sudadera marrón. Un gorro cae sobre su rostro sucio de mirada infinitamente triste.
Va con sus dos hijos más grandecitos, de 12 y 14 años. "Si vengo sola
no hago nada en el día. Tengo que venir con ellos para poder llevar algo
a la casa", dice. A los más chicos los deja con una vecina en Campo
Cielo, uno de los barrios que forman los cinturones de miseria colgados
de las colinas de Tegucigalpa.
Unas 400 personas, muchas familias enteras, se rebuscan la vida en ese
deprimente y maloliente lugar, de donde con suerte sacan unas 150
lempiras al día (5 dólares), disputándose el espacio con docenas de
perros y vacas famélicas que llegan a alimentarse de los desperdicios.
"Ni por uno ni por otro"
A través de un tapabocas que improvisó con un trozo de tela blanca
enmugrecida, Estéfany Berríos, de 20 años, abre grandes sus ojos pardos y
expresa con seguridad: "Necesitamos trabajo, ya estamos hartos de tocar
puertas. Han pasado varios gobiernos y mire este lugar, ni agua nos
vienen a dar".
Honduras es uno de los cuatro países más pobres de América Latina,
junto con Haití, Bolivia y Nicaragua: Un 71% de sus 8,4 millones de
habitantes vive en pobreza, un 53% en miseria y el desempleo alcanza
niveles del 40%, según la ONG local Foro Social de la Deuda Externa y
Desarrollo (Fosdeh).
Pese al tétrico panorama, los ocho candidatos presidenciales dejaron en
el segundo plano la lucha contra la pobreza en sus ofertas electorales,
y se concentraron en el combate al crimen organizado. Este es el país
sin conflicto bélico más violento del mundo, con 85,5 homicidios por
cada 10.000 habitantes, diez veces la media mundial.
De los dos favoritos, el oficialista Juan Orlando Hérnández promete
fogones, letrinas y techos de zinc para mejorar las casas de los pobres;
la izquierdista Xiomara Castro, esposa del derrocado presidente Manuel
Zelaya, proyectos de seguridad alimentaria y estímulo a la agricultura.
"Ojalá el que salga sea un gobernante que mejore la comida y acabe la
delincuencia, ya uno no puede ni salir de su casa porque da terror. Hay
mucho ladronismo (corrupción)", dice Jesús Turcios, sonando la campana
de su carrito de helados que vende para saciar la sed de los
popularmente llamados "pepenadores".
María Moreno dice que no va a votar "ni por uno ni por otro". Trabaja
desde hace 18 años en el basurero y así ha mantenido a sus 14 hijos:
"Siempre es la misma pobreza. Son lo mismo, el que sale o el que entre.
Mire cómo estamos", se queja la mujer, de 52 años.
"Primero los pobres"
El ganador de las elecciones heredará del gobierno de Porfirio Lobo un
país endeudado y asfixiado por el déficit fiscal. "Habrá mucho más
sacrificio para los pobres, dice a la AFP el analista Jaime Flores, de
la ONG humanitaria Casa Alianza.
Carmen Castro, de 38 años, llega con sus cinco niños al Crematorio,
ella no llegó a cursar ni el sexto grado de primaria y dice no tener la
mínima esperanza de dar estudio a sus hijos.
"Cuando miro que casi no me ajusto para comer, aquí vienen a botar
restos de pollo y me los llevo para mis hijos", contó mientras cargaba a
su niño de un año y un plato plástico con arroz y frijoles que acababan
de llevar los misioneros de la ONG 'Honduras Help'.
Al estadounidense Mark Tindall y su grupo todos allí les llaman "los
gringos", portadores del único auxilio que llega al lugar, cada
miércoles y desde hace cinco años.
"Los políticos prometen cosas, pero nadie cambia nada. Es una vida muy
difícil aquí. Ellos tienen hambre. No tienen identidad, no terminaron la
escuela, y este el único lugar para trabajar. Es su vida", se lamenta
Tindall con la AFP.
Algunos allí juegan al fútbol, otros cantan, unos platican o juegan con
los perros. Suenan con fuerza unos motores y un tumulto se abalanza,
esperando conseguir lo "mejor".
Toneladas de desechos caen al abrirse la compuerta del gran camión
azul, que lleva un letrero lacerante en la puerta del conductor:
"Primero los pobres, trabajamos por usted".
No hay comentarios:
Publicar un comentario