Nov 2013 08:16 AM PST
Por Zoila Alvarez Fonseca
Cerca de las carpas de la
solidaridad, les veo estrechando sus manos en señal de saludo. Percibo una gran
amistad, un lazo inquebrantable entre dos hombres que no por pertenecer a
tierras diferentes dejan a un lado la posibilidad de luchar por una causa
cubana, el encarcelamiento de los cinco antiterroristas cubanos.
Con un acento bien madrileño José
Luis García de Mingo acepta mi inquietud periodística a tiempo que suma a
nuestra conversación al suizo Samuel Wanitsch, con un complicado y escaso
español, pero con unas ganas tremendas de solidarizarse con nuestra causa.
“Nos conocimos precisamente en este
mismo lugar durante uno de los coloquios por los Cinco, justo el primer día en
que asistimos al encuentro, un compañero mío de la militancia en Madrid nos
presentó y como en los amores, fue una amistad a primera vista. En aquella
ocasión compartimos con el resto de las brigadas de solidaridad en el municipio
de Banes y fue una experiencia maravillosa. Hace dos días no reencontramos en La
Habana y caramba que fue muy bonito coincidir de nuevo como parte del IX
Coloquio por la liberación de los Cinco cubanos”, nos cuenta Luis con ese
marcado acento exclusivo de la “Madre Patria”.
Precisa además el estado actual de
la lucha en su país relacionado con este caso. “En España la lucha va bien.
Ciertamente muchas personas aun desconocen el caso pero nuestros comités hacen
todo lo que pueden para identificarlos con esta lucha. Hay cientos de
organizaciones reunidas mediante los Comités por la libertad de los Cinco. En
Madrid por ejemplo todos los día 12 de cada mes nos concentramos en la Puerta de
Sol y bajo frío, sol, lluvia permanecemos”.
“También a nivel estatal se hacen
carabanas de coches, programas de radio. Hay que ponerle muchas ganas a este
proceso, pero tengan por seguro que en Madrid la lucha es diaria”.
Entonces Samuel con aires muy
optimistas sonríe y apunta: “Pero en Suiza la lucha es también muy fuerte. La
solidaridad con Cuba es nuestra esperanza. En nuestro país la lucha se torna más
decisiva, precisamente porque en Ginebra está la sede de los derechos humanos de
la ONU, un importante lugar para hacer llegar nuestro mensaje. Hemos recibido
familiares de los luchadores cubanos, sus esposas y madres especialmente de Olga
y Adriana. Establecimos encuentros entre ellas y parlamentarios de nuestro país.
En septiembre cuando fue Adriana realizamos un mitin en la ONU y apoyamos la
misión permanente de Cuba”.
Ellos al igual que otros tantos
luchadores distribuidos por todo el mundo deben enfrentar algunas barreras, más
el espíritu de solidaridad supera estos obstáculos.
En este sentido Samuel nos comenta
que “en Suiza el bloqueo mediático es innegable. Yo por ejemplo no supe nada de
los cinco antiterroristas hasta el año 2003. Pero en cuanto conocimos de su
existencia organizamos coloquios y manifestaciones. Este año por ejemplo
desarrollamos una gigantesca manifestación en Berna frente a la Embajada de los
Estados Unidos en Suiza”.
Casi no entiendo lo que dice, cada
vez se torna más complicado descifrar su idioma, mas me valgo de otras
herramientas. Hago corresponder las pocas palabras que entiendo con el brillo de
su mirada y concluyo por entender: “Nosotros vivimos con la esperanza de obtener
un triunfo pronto con respecto al caso de estos grandes héroes”.
Hombres de tierras lejanas,
llegados desde Europa suman sus fuerzas y corazones a esta batalla que agrupa
millones de hermanos y luchadores.
“Este caso es un ataque más a la
Revolución Cubana, de modo que estamos aquí para defender a Cuba una vez más.
Este país es el faro que nos guía”, añade José Luis.
Entre tanto se me ocurre decirles:
¿Si los Cinco fueran liberados dejaríamos de contar con su apoyo?
No pueden evitar el cruce de
miradas y una pícara sonrisa, como tampoco es inevitable una alentadora
respuesta. “Estos comités de solidaridad llevan 15 años luchando por la libertad
de los Cinco, pero fueron creados para apoyar a la Revolución Cubana, por lo que
siempre nos vamos a pronunciar a favor del pueblo cubano”.
Nuevamente se estrechan las manos
seguido de un fuerte abrazo. Esta es la historia de dos hombres de tierras
lejanas que se conocieron en Cuba jurando no solo una eterna amistad, sino un
constante compromiso con la libertad de los Cinco.
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