Tiempo.hn / 3.02.2913
El Mesón, México
En El Mesón, un pequeño poblado del sur de México, un murmullo de voces
indignadas recorrió la plaza principal repleta de personas cuando un
hombre fue acusado esta semana de homicida y "descuartizador" tras haber
sido detenido por policías comunitarios, que decidieron defenderse del
crimen organizado.
Un total de 53 personas detenidas por los grupos de autodefensa fueron
presentadas el jueves ante un tribunal popular que se instaló en una
plaza pública. Estos grupos, integrados por cerca de 1.000 campesinos e
indígenas, tomaron escopetas y machetes y salieron con el rostro
cubierto a defender a sus comunidades. La movilización empezó el 6 de
enero pasado en el municipio de Ayutla de los Libres, en el estado de
Guerrero (sur), y se ha extendido a otros seis municipios de la montaña
de esa demarcación.
"Las instancias
oficiales no han respondido, el pueblo ha restablecido el Estado de
derecho", explicó Mario Campos, un sacerdote que trabaja hace años con
comunidades de este tipo, durante la instalación del tribunal, al que no
asistió ninguna autoridad oficial.
Los detenidos, que empezarán a ser juzgados en este mes, estaban
vigilados por cientos de miembros de la policía comunitaria armados con
escopetas y con las caras tapadas. También bloquearon las entradas a la
plaza, dispusieron dos puestos de inspección para los automóviles que
entraban al pueblo y montaron grupos de vigilancia en el techo de la
comisaría, donde están los detenidos. Durante el juicio popular
celebrado el jueves en El Mesón, una humilde comunidad ubicada en la
cima de una montaña, los pobladores y familiares de los detenidos y de
las víctimas siguieron con atención una a una las presentaciones de los
acusados, la mayoría por delitos relacionados con el crimen organizado,
incluidos el asesinato, secuestro, extorsión, venta y consumo de drogas.
Eusebio Alberto García, el comisario del poblado de Rancho Nuevo cuyo
secuestro el 5 de enero fue el detonante de la formación de las policías
comunitarias, explicó que le secuestraron por hablar con los ganaderos
de su comunidad para convencerles de que no pagaran a un grupo del
crimen organizado que, entre otras cosas, se dedica a extorsionar a la
población. "Andas aconsejando a la gente para que no pague la cuota, no
quieren pagar 500 pesos [unos 39 dólares], ahora van a pagar más", le
dijeron sus captores, que se vieron obligados a liberarlo al día
siguiente del secuestro cuando los campesinos formaron las policías
comunitarias e instalaron retenes en las carreteras de acceso a sus
pueblos y empezaron a detener a personas señaladas por la gente como
delincuentes.
Entre los 53
detenidos, a los que ellos llaman "resguardados", hay cuatro mujeres,
dos menores de edad, y varios miembros de la familia de un hombre al que
denominan "El Cholo", el jefe de la célula criminal que opera en Ayutla
de los Libres, un municipio de unos 13.000 habitantes y donde empezó la
movilización por la autodefensa.
"Hasta hace poco allá en mi pueblo dejaban papeletas con anónimos que
decían: 'El que ande en la calle en la noche lo vamos a matar'", dice a
la AFP uno de los recién incorporados guardias armados, de 31 años, que
antes se dedicaba a la siembra de maíz y ahora es escolta de un
comandante la policía comunitaria. Aunque las policías comunitarias "no
están regidas por normas y pudieran caer en asuntos no legales, Ayutla
se ha mantenido en paz", dijo el apesadumbrado alcalde de la localidad,
Severo Castro, quien una noche antes de que se instalara el tribunal se
reunió con los líderes del movimiento y autoridades estatales para
discutir la situación jurídica de los detenidos.
Según la fiscalía del estado, los grupos de autodefensa no están
facultados para juzgar y sancionar, mientras que familiares de las
personas retenidas presentaron denuncias penales. Pero los
representantes de las policías comunitarias dicen ampararse en las
normas de usos y costumbres por las que se rigen los pueblos indígenas
en varios estados de México, así como por el artículo 39 de la
constitución que señala que "la soberanía nacional reside esencial y
originalmente en el pueblo" y por convenciones internacionales.
NIÑO DETENIDO
En el tribunal, un niño de 12 años, detenido y que actuó como testigo en un juicio, describió cómo un cabecilla local del crimen organizado lo estaba "entrenando para sicario". El menor remató ante el tribunal, también con el rostro cubierto: "He visto como torturaba gente, como la mataba, como descuartizaba gente".
MÁS TRANQUILIDAD
Ayutla de los Libres era tierra de nadie, "pero ahora todo está más tranquilo, antes al anochecer ya no veías a nadie en la calle. La noche era para ellos [los delincuentes]", comenta por su parte Monserrat Martínez, una estudiante de belleza de 19 años, mientras toma un helado en una céntrica nevería de la localidad.
En el tribunal, un niño de 12 años, detenido y que actuó como testigo en un juicio, describió cómo un cabecilla local del crimen organizado lo estaba "entrenando para sicario". El menor remató ante el tribunal, también con el rostro cubierto: "He visto como torturaba gente, como la mataba, como descuartizaba gente".
MÁS TRANQUILIDAD
Ayutla de los Libres era tierra de nadie, "pero ahora todo está más tranquilo, antes al anochecer ya no veías a nadie en la calle. La noche era para ellos [los delincuentes]", comenta por su parte Monserrat Martínez, una estudiante de belleza de 19 años, mientras toma un helado en una céntrica nevería de la localidad.
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