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Informe de la CGT, CTH y la CUT de Honduras, con el apoyo
de la Confederación Sindical de las
Américas.
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Rebanadas de Realidad - ENS,
Medellín, 05/02/13.- Para muchos colombianos
Honduras es quizás un país remoto, más por ausencia de referencias que por
la distancia geográfica. Sin embargo, la presencia de Colombia allí es muy
importante, toda vez que su sistema bancario está controlado por los
grandes bancos colombianos, el gobierno colombiano asesora en muchos temas
al gobierno hondureño y, lamentablemente, la presencia del crimen
organizado colombiano es muy incidente y nefasto.
El pasado
29 de enero Honduras conmemoró el tercer año de la presidencia de Porfirio
Lobo, y pocos recuerdan ya que su elección tuvo como escenario el golpe de
estado que sectores políticos, económicos y las fuerzas armadas
orquestaron para derrocar al presidente constitucional Manuel Zelaya
Rosales.
Pues bien,
gracias al apoyo de las organizaciones sindicales hondureñas (CGT, CTH y
CUT), de la Confederación Sindical de las Américas, del Congreso Laboral
Canadiense y de la OIT, la Escuela Nacional Sindical tuvo la oportunidad
de recorrer este país durante 4 meses, de entrevistarse con los 70 líderes
sindicales más importantes, con cooperantes internacionales y funcionarios
públicos para construir este primer informe sobre el déficit de trabajo
decente, denominado "Ausencia de Trabajo Decente en Honduras"; informe que
muestra las difíciles condiciones en que viven las casi 5 millones de
personas que trabajan en este país, el segundo más pobre del
continente.
Un diagnóstico desolador
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Según la CEPAL,
Honduras tiene los niveles más altos de pobreza de América Central, y las
cifras así lo ratifican: el 67.6% de la población vive en condiciones de
pobreza, o sea que 5`493.390 de hondureños; mientras que en la pobreza
extrema, o indigencia, está el 46.9% de la población.
Por otra parte, es un
país bastante desigual: el 10% más pobre de la población recibe sólo el
0.6% del ingreso nacional, mientras que el 10% más rico acapara el 43.4%
del mismo. El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, es 0.58, de
los más altos de América Latina.
Más de la mitad de la
población económicamente activa está en la informalidad. Apenas la mitad
de su población ocupada tiene educación primaria terminada. 360.000 niños
y niñas trabajan, y de ellos uno de cada 4 sufre desnutrición. Las
disparidades salariales son muy altas. Y a pesar de la existencia de tres
centrales sindicales, las libertad de asociación está severamente
restringida y la negociación colectiva prácticamente no existe.
Empleo
decente, en deuda |
Honduras tiene
8´200.795 de habitantes, y de ellos 3´369.919 hacen parte de la población
económicamente activa.
Hay 1´854.033 personas
con problemas de empleo, discriminadas así: 143.783 en el desempleo,
333.969 en condición de subempleo visible (personas que trabajan menos de
36 horas semanales y manifiestan el deseo de trabajar más), y 1´170.975 en
situación de subempleo invisible, esto es, trabajadores que habiendo
trabajado 36 horas semanales o más tuvieron ingresos mensuales inferiores
al salario mínimo promedio por rama de actividad económica y área
geográfica. Estos representan el 36.3% del total de ocupados del país y el
63.2% de quienes tienen problemas de empleo.
El 45.7% de la
población ocupada hace parte del grupo de los asalariados, que a su vez se
divide en los asalariados del sector público, los del sector privado y los
trabajadores domésticos. Mientras que el 54.3% lo hace en ausencia de
condiciones de abajo decente, o sea que no cuentan con los mínimos que
debe garantizar un trabajo, pues reciben ingresos precarios, no tienen
acceso a la seguridad social, a prestaciones sociales, a vacaciones pagas
y muchos otros derechos laborales. El 40.3% de éstos son cuenta propia y
el 14% trabajadores familiares sin remuneración.
Ingresos
precarios |
En 2011 el ingreso
mensual promedio nacional fue de 5.315 lempiras (273 dólares). Pero cuando
se observan los ingresos por zona, se ve una enorme brecha entre la zona
urbana y la rural. Para la urbana el ingreso promedio es de US 379,
mientras que en el área rural el ingreso es US 191, es decir la mitad. En
el caso de la agricultura, sector clave en la concentración de la mano de
obra, el ingreso promedio es de US 201), y en la industria manufacturera
el ingreso promedio es US 249.
Mano de
obra poco educada |
Una característica de
la población ocupada de Honduras es su baja educación. El 53.1% tiene como
nivel educativo la primaria, el 25.9% con nivel de secundaria, y un
marginal 8.6% tiene educación superior. Es dramático que el 12% de la
población ocupada no cuenta con ningún nivel educativo.
Acceso a
la protección social: todo un privilegio |
En protección social
la cobertura es mínima. La cobertura en Invalidez, vejez y muerte de los
asalariados es de 34.55%, lo que deja al 65.45% fuera del sistema. La
cobertura en enfermedad y maternidad es similar: 42.46%, dejando por fuera
al 57.54% de los trabajadores que no tienen la oportunidad de contar con
garantías mínimas como la seguridad social.
En cuanto a la
protección del adulto mayor, se tiene que de 713.894 adultos mayores de 60
años que hay en el país, tan sólo el 3% tiene asegurada una pensión.
Incremento de la accidentalidad laboral |
En 2011 hubo 3.349
accidentes de trabajo, lo que marcó un incremento del 16.2% con respecto
al 2010, cuando se presentaron 2.969 accidentes. Por ramas de actividad,
el 32,9% de éstos ocurrieron en la Industria manufacturera, seguidos del
sector comercio (30,3%), sector servicios (12.9%) y establecimientos
financieros (10.8%).
Situación
laboral de las mujeres |
Las mujeres ocupadas
son 1´113.790. De ellas hay 660.936 (59.3%) ocupadas en el área urbana y
452.855 (40.7%) en el área rural. En un 41.8% se ocupan como cuenta
propia, el 13% como trabajadoras familiares sin remuneración, y 45.2% como
asalariadas. Se tiene entonces que el 54.8% de las trabajadoras ocupadas
está en la informalidad.
Las diferencias
salariales por sexo también son marcadas. Los ingresos de los hombres son
mayores que los de las mujeres, con grandes diferencias en las ramas de
servicios comunales, sociales y personales, industria manufacturera y
comercio, hoteles y restaurantes, ramas que agrupan al 85.4% de las
trabajadoras hondureñas.
Las mujeres tienen
mayor nivel educativo, sin embargo ese avance no se ve reflejado en acceso
a recursos económicos, ni en participación política, ni les garantiza un
trabajo decente. El 45.6% de las ocupadas cuenta con nivel primario, en el
caso de los hombres el porcentaje es de 57%. El 31.8% de las mujeres
ocupadas tienen nivel educativo secundario, y en los hombres la tasa es
del 22.8%. Y en educación superior las mujeres ocupadas representan el
12.4%, alrededor de 6 puntos porcentuales más que los hombres.
Situación
laboral de los jóvenes |
Los jóvenes en
Honduras se ubican entre los 12 y 30 años de edad. Al observar sus
condiciones laborales se encuentra que 1´422.797 participan en el mercado
como trabajadores (70% hombres y 30% mujeres). La mayoría de ellos:
821.093, está en el área rural y 601.704 en la urbana.
Los jóvenes ocupados
se desempeñan en un 55.1% como trabajadores asalariados en los sectores
público, privado y doméstico. El 19.8% trabaja como cuentapropista y un
25.2% como trabajadores no remunerados, es decir, no reciben ninguna
retribución monetaria por su trabajo.
El nivel de educación
brinda información sobre las competencias laborales de los jóvenes: el
51.8% de ellos tiene la primaria como nivel máximo educativo, un 34.3% la
secundaria, y sólo un 8.5% el nivel superior.
Difícil
panorama en el trabajo infantil |
La tasa de trabajo
infantil en Honduras es bastante alta: 13.9%. O sea que 359.617 niños y
niñas entre los 5 y los 17 años trabajan. Es alarmante mirar las cifras y
encontrar que el 66% de ellos solamente trabajan, lo que indica que no se
están educando ni capacitando para mejorar sus condiciones de vida.
Pero aparte de los
niños que trabajan, se deben tener en cuenta los niños y niñas que ni
estudian ni trabajan, que son el 12.6% del total nacional; como también
vigilar y analizar las políticas por parte del Gobierno frente a esta
población y a este tipo de problema.
Los niños y niñas
reciben una remuneración precaria. Cuentan con un ingreso promedio de
1.681 lempiras (US 86), con grandes diferencias entre unos y otros. El
ingreso promedio de los niños es mayor: US 88, y el de las niñas menor: US
78.
¿Libertades sindicales? El gran interrogante
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En el 2011 se firmaron
en Honduras 41 contratos colectivos y 2 pactos colectivos, con un
incremento del 19.4% con respecto a 2010, cuando se hicieron 36
negociaciones colectivas. Una situación particular es la del comercio,
sector que agrupa a una gran cantidad de trabajadores y que, en los
últimos 7 años, sólo ha tenido una sola negociación colectiva.
Violaciones a los derechos sindicales |
En el 2011 el nivel de
sindicalización se mantuvo en nivel bajo, predominando los sindicatos de
empresa. El empleo temporal y la tercerización continuaron en niveles
altos.
El gremio magisterial
continúa su lucha por rescatar sus derechos adquiridos y su Instituto
Nacional de Previsión del Magisterio (INPREMA). La misma existencia del
sindicato quedó en riesgo con la ley que busca privatizar la educación y
acabar con el Estatuto del Docente.
Los conflictos en el
Bajo Aguán con el sector campesino, la confrontación e intentos de
mediatizar e incluso ilegalizar las organizaciones magisteriales, los
asesinatos de sindicalistas, comunicadores y líderes sociales evidencian
un país que aún no logra reponerse de la ruptura de su institucionalidad y
en el que las instituciones públicas están aún lejos de consolidarse.
Derechos
sindicales vs realidad del ejercicio sindical |
A pesar de que los
trabajadores y trabajadoras sindicalizadas cuentan con derechos
reconocidos por la ley, han sido varios los acontecimientos que en la
práctica evidencian una constante violación de éstos. Los más destacados
en el informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI)
son:
La Ley de Trabajo
temporal por horas: Esta ley decretada por el gobierno nacional desregula
el mercado de trabajo y vuelve casi nulo el Código del Trabajo. Posibilita
esta ley un fuerte control por parte del empresariado sobre el Estado,
manteniendo un bajo nivel de la contratación colectiva y mostrando un
número de sindicatos menor en la empresa privada que en el mismo sector
público.
Despidos masivos y
atentados contra sindicatos y dirigentes sindicales: Se presentó un
sinnúmero de casos de despidos de trabajadores y trabajadoras organizadas.
Entre ellos podemos citar los despidos masivos de directivos del Sindicato
de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, del
Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional Agrario, y del Sindicato
de Trabajadores del Patronato Nacional de la Infancia, todos protegidos
por el fuero sindical. Además el Sindicato de Trabajadores de la Industria
de la Bebida y Similares también sufrió la persecución sistemática de sus
directivos y afiliados en una escalada represiva que cobró una vida y dejó
un saldo de varios heridos.
Violaciones del
derecho de Huelga: Alcanzaron su máximo nivel con las organizaciones
sindicales del sector de la educación, que llegó a la amenaza de su
disolución. Esta amenaza fue acompañada por el mandato dado a la policía
de actuar violentamente contra los huelguistas, quebrantando el derecho de
manifestación y poniendo en riesgo la integridad física de las y los
docentes.
Consideraciones finales |
Algunas de las
principales causas del enorme déficit de trabajo decente están
relacionadas con la poca educación y formación profesional. Así mismo, la
baja generación de puestos de trabajo, la falta de definición de una clara
política laboral, el alto desempleo urbano y alto subempleo rural, la
falta de conciencia sobre el tema de trabajo infantil, la débil
legislación sobre seguridad social, los problemas en la legislación sobre
la tenencia de la tierra, las deficientes y casi inexistentes
negociaciones colectivas, entre otras.
Ante esta situación es
urgente una política laboral con enfoque de trabajo decente que, en
compañía de otras políticas en sectores claves vinculados al mercado
laboral, trace lineamientos claros que mantengan una estabilidad
macroeconómica, un reducido déficit fiscal y una creciente innovación
tecnológica e inversión pública. Todo eso orientado a la disminución del
desempleo y el subempleo y, por supuesto, a la mejora de la calidad de los
empleos. |
El
presente material se edita en Rebanadas por gentileza de la ENS
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