Rebanadas de Realidad - CCOO -
Madrid, 25/01/13.- "No podemos seguir confirmando
el fracaso de las mismas mes tras mes, año tras año, y no cambiar la
dirección y actuar para generar empleo como elemento prioritario", ha
declarado la secretaria de Empleo de CCOO, Paloma López.
El año se cierra con
691.700 desempleados más que el año anterior y 850.500 empleos menos. Tan
solo 34.600 personas nos separan de la fatídica cifra de 6 millones de
parados. La población activa se reduce en 158.700 personas y la tasa de
actividad se sitúa en el 59,8%. Este descenso afecta tanto a los hombres
como a las mujeres, y como viene siendo habitual la tasa de actividad de
las mujeres (53,42%) se mantiene muy alejada de la de los hombres
(66,52%).
La pérdida de empleo
anual es de 569.000 puestos de trabajo entre los hombres y 281.500 entre
las mujeres. En el cuarto trimestre la tasa de empleo de las mujeres es
del 39,2% % y la de los hombres del 49,5%, con una diferencia de más de 10
puntos porcentuales. Una vez más destaca el hecho de que la mayor parte de
los empleos destruidos respecto a 2011, el 51,74%, estaban ocupados por
jóvenes menores de 30 años.
Anualmente todos los
sectores económicos pierden ocupados. En términos relativos construcción
está a la cabeza con un 15,90% menos, seguido de industria (-5,65%),
servicios (-3,64%) y agricultura (-3,02%).
El aumento del paro
afecta tanto a los hombres (334.300, 11,74%) como a las mujeres (357.400,
14,69%), aunque en mayor medida a estas últimas, con lo que la tasa de
paro de las mujeres, del 26,55% supera a la de los hombres situada en el
25,58%.
El 55,12% de los
menores de 25 años y el 42,73% de los menores de 30 años se encuentra sin
empleo. Al número de jóvenes menores de 30 años parados en 2011 se le
añaden 165.000 nuevos parados en 2012.
El número de parados
de larga duración anualmente se incrementa de forma considerable,
2.789.900 personas (20,3%) se encuentran en paro desde hace más de 1 año.
Por sectores, crece el
desempleo en Agricultura (27,47%), Industria (19,42%), y Servicios (8,44%)
y disminuye en Construcción (-14,31%) como consecuencia del descenso de la
población activa en este sector. Los desempleados que buscan su primer
empleo se incrementan un 10,16%.
En este último
trimestre, con respecto al año anterior, hay 404.500 asalariados menos con
contrato indefinido (-3,64%) y 499.200 menos con contrato temporal
(-13,48%). El descenso de la tasa de temporalidad que pasa del 24,98% al
23,02% obedece a la mayor destrucción de empleo temporal que indefinido.
El empleo desciende
tanto en el sector público como en el privado, aunque en términos
relativos es mayor el descenso del empleo en el sector público (-6,98%)
que en el privado (-4,30%).
En relación con la
jornada el 75,7 % de las personas ocupadas a tiempo parcial son mujeres y
mientras anualmente descienden las personas ocupadas a tiempo completo
(-990.600), se incrementan las que lo están a tiempo parcial (140.200).
El número de hogares
con todos sus miembros parados se sitúa en 1.833.700, con un fuerte
incremento en relación a 2011, un 16,43%, entre estos hogares en 638.300
(34,8%) no se percibe ningún ingreso.
La sociedad española
está soportando por cuarto año consecutivo los efectos de la crisis y el
aumento incesante de personas en situación de desempleo. Esto es
consecuencia de la adopción de unas políticas erróneas e injustas, tanto
desde el punto de vista laboral como desde el punto de vista de la
reducción de los marcos de protección social y la contracción de los
servicios públicos, que se traducen en un reparto desequilibrado de los
esfuerzos entre la ciudadanía, afectando de manera muy especial a la parte
más débil de la población.
Es imprescindible
adoptar otras políticas, no tenemos más tiempo, si queremos frenar esta
sangría de desempleo, que ha vuelto a recrudecerse en este último año. No
podemos seguir confirmando el fracaso de las mismas mes tras mes, año tras
año, y no cambiar la dirección y actuar para generar empleo como elemento
prioritario.
Los problemas de
España no están en la legislación laboral, muy al contrario, la reforma
laboral esta suponiendo un fuerte recorte de derechos laborales y
sociales. Lejos de solucionar las debilidades del mercado laboral, la
reforma ha precarizado el acceso al empleo, aumentado la segmentación del
mercado de trabajo, abaratado el despido, otorgado al empresario un poder
absoluto sobre las condiciones laborales de los trabajadores y
trabajadoras en materias básicas, incluyendo el salario, y ha quebrantado
el derecho a la negociación colectiva.
La exigencia de la
austeridad fiscal, la insuficiente política de financiación de la deuda,
el bloqueo del crédito que se sigue manteniendo, son los principales
causantes del deterioro económico y social en el que nos
encontramos.
Existen alternativas
para salir de la crisis de una forma más equilibrada y más justa, que pasa
por sentar las bases para cambiar el modelo productivo, reforzar el Estado
de Bienestar, situar el empleo y las personas en el centro de las
políticas, establecer un marco de relaciones laborales competitivo con
calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras. Para poner en marcha
estas alternativas se precisa de un sistema fiscal más potente y más
justo, con un calendario de reducción del déficit compatible con la
necesaria participación del sector público en la economía española y por
supuesto reforzando los mecanismos democráticos, y entre otros, recuperar
el diálogo social.
Ante la negativa
evolución de la actividad e involución del empleo, hay que exigir que el
calendario para la reducción del déficit se amplíe y se establezcan
estímulos para un crecimiento económico sostenido y sostenible.
Es imprescindible, así
mismo, ante el aumento incesante de hogares con todos sus miembros activos
en paro, situar a las personas en el centro de las políticas y se hace
ineludible aumentar los niveles de protección social especialmente para
las personas que carecen de cualquier tipo de cobertura económica,
garantizando unos ingresos mínimos. A la vez, hay que reforzar las
políticas públicas y el Estado de Bienestar para compensar las
desigualdades y garantizar la cohesión social. |
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