Muchos
de estos casos conmueven, inclusive al más insensible. Empujados por
sus discapacidades salen a las calles en compañía de un familiar, con la
esperanza de obtener unos escasos lempiras.
San Pedro Sula, Honduras /Tiempo.hn 20/12/2012-23:43
Con una lata o caja en sus manos, acompañados de un gesto en sus rostros que revela la evidente necesidad que atraviesan por distintas situaciones, considerándolo como un modo de subsistencia, cientos de personas de todas las edades permanecen durante estas fechas en las calles capitalinas, tratando de convencer a los propietarios que conducen automotores y les concedan un poco del dinero que disponen.
Con una lata o caja en sus manos, acompañados de un gesto en sus rostros que revela la evidente necesidad que atraviesan por distintas situaciones, considerándolo como un modo de subsistencia, cientos de personas de todas las edades permanecen durante estas fechas en las calles capitalinas, tratando de convencer a los propietarios que conducen automotores y les concedan un poco del dinero que disponen.
Ahora más que nunca, por la temporada cercana a la Navidad y Año Nuevo,
ese segmento poblacional busca con todas sus fuerzas las famosas
“pascuas”. Sin importar lo que piensen o digan los demás, su propósito
es ir sumando de lempira en lempira que les permitirá suplir unas
cuantas de sus carencias. El género o la edad tampoco implican un
requisito, mucho menos las inclemencias a soportar, lo que en realidad
cuenta para ellos es la ayuda que la población les brinde
voluntariamente.
Uno de estos
casos, es Jorge Torres (35), quien le da vida al payasito “globito” y
con mucho ánimo sale a las calles para recibir el sustento diario, ya
sea contando chistes o por medio de la interpretación de múltiples
personajes, sin embargo no siempre sale favorecido. “Todos los años nos
regamos por todas las zonas, buses o semáforos para pedir una ayudita,
porque necesitamos comer y darles cosas a nuestras familias, pero esta
ocasión ha sido más difícil en comparación al 2011”, expresó Torres, con
un tanto de tristeza.
Pese a la
crisis económica que atraviesa en la actualidad el país, incluyendo la
demora en los pagos de los aguinaldos para empleados públicos, la gente
que se dedica a vivir a costa de limosnas es optimista y esperan que los
hondureños dadivosos les obsequien una cantidad simbólica que será
compensada con una sonrisa o con palabras como “Gracias” y “Que Dios le
pague”.
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