En la ceremonia de Premios de Amnistía Internacional para los Medios de Comunicación celebrada en Londres, Inglaterra, se reclamó justicia para la periodista hondureña Dina Meza, quien ha recibido amenazas contra su vida.
Edición / EL LIBERTADOR
Londres. En la ceremonia de entrega de los Premios de
Amnistía Internacional para los Medios de Comunicación celebrada anoche
en Londres, a la que asistieron más de 100 invitados, se reclamó
justicia para la periodista hondureña Dina Meza.
Destacados periodistas y otros invitados de renombre, como Sue
Lloyd-Roberts, (corresponsal extranjera de la BBC) y Paul Conroy
(fotógrafo del periódico británico The Sunday Times, quien fue herido
durante el mismo ataque en Homs, Syria, que resultó en la muerte de
reportero Marie Colvin) estaban entre las personas que exigieron a las
autoridades de Honduras que brinden protección adecuada a Dina Meza,
quien ha recibido una serie de violentas amenazas, incluidas amenazas de
violencia sexual.
Los asistentes a la 21ª ceremonia de entrega de estos premios
expresaron su apoyo a Dina Meza, galardonada en 2007 con el Premio
Especial para Periodismo de Derechos Humanos bajo Amenaza, firmando una
tarjeta gigante dirigida al embajador de Honduras en Reino Unido en la
que se instaba a las autoridades hondureñas a investigar las amenazas
contra Dina, llevar a los responsables ante la justicia y garantizar
medidas de protección adecuadas.
La directora de Amnistía Internacional Reino Unido, Kate Allen, fue una
de las primeras personas en firmar la tarjeta anoche, durante la
ceremonia. Dijo: Es una verdadera tragedia que aquí podamos, con
ceremonias como ésta, rendir homenaje a la valentía y el coraje de los
periodistas de investigación de Reino Unido que ponen al descubierto
abusos contra los derechos humanos, y en cambio en otros países, como
Honduras, los periodistas estén expuestos a sufrir ataques o incluso a
que los maten por hacer el mismo trabajo.
Las autoridades hondureñas deben hacer todos los esfuerzos posibles
para poner fin a las amenazas y ataques contra estos hombres y mujeres
tan valientes que se atreven a defender los derechos humanos y la
libertad de expresión. Dina Meza es una de los varios periodistas y
defensores de los derechos humanos que han sufrido amenazas y
hostigamiento desde principios de 2012.
Amnistía Internacional ha documentado las amenazas recibidas por
periodistas en los últimos meses a través de llamadas telefónicas y
mensajes de texto. Aunque se han ofrecido repetidamente garantías de que
el gobierno hondureño está tomando medidas para proteger a los
periodistas, los datos proporcionados por el Comisionado Nacional de los
Derechos Humanos demuestran que, desde que Porfirio Lobo Sosa asumió el
cargo de presidente en enero de 2010, 23 periodistas han sido
asesinados.
Amnistía Internacional publicó una carta abierta el 18 de mayo en la
que pedía al gobierno que abordara el alarmante número de ataques contra
periodistas y contra defensores y defensoras de los derechos humanos.
Dina Meza informa sobre cuestiones de derechos humanos para el sitio
web Defensores en Línea. También es activista de derechos humanos en el
Comité de Familiares de los Detenidos Desaparecidos en Honduras
(COFADEH), destacada organización hondureña de derechos humanos.
En 2007, Dina Meza recibió el Premio Especial para Periodismo de
Derechos Humanos bajo Amenaza, de Amnistía Internacional Reino Unido,
por su labor en el sitio web Revistazo, que llevaba a cabo a pesar del
acoso y la intimidación que sufría tras investigar a varias empresas
privadas de seguridad por infracciones de los derechos laborales.
La serie más reciente de amenazas empezó a recibirlas a principios de
febrero de este año. Dina Meza está protegida por medidas cautelares
dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2006 y
2009 para salvaguardar su seguridad.
Hasta la fecha las autoridades no han aplicado debidamente dichas
medidas. Los defensores y defensoras de los derechos humanos y los
periodistas de Honduras corren peligro: son víctimas de amenazas y
ataques, o de asesinato, debido a su trabajo, que a menudo implica
denunciar violaciones de derechos humanos y exigir que personas
concretas rindan cuentas.
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