domingo, 6 de mayo de 2012

François Hollande venció a Sarkozy en elecciones presidenciales de Francia // Socialista Hollande derrota Sarkozy en Francia // Europa Así es Hollande, el electo presidente de Francia

                                                      
Fuente: dpa
Editor: José Ospina-Valencia

El candidato socialista ganó las presidenciales francesas con un 51.9% contra 48.1% obtenidos por Sarkoky, confirmó la cadena nacional de televisón France 2. Sarkozy reconoció la derrota y pidió respeto para Hollande.

El canal belga RTBF indica que los sondeos de las 16:00 GMT dan a Hollande un 51,9 por ciento de los votos. En las grandes ciudades francesas no se cierran los colegios electorales hasta las 18:00 GMT.
Varios medios de comunicación belgas y suizos publican ya los sondeos de las 16:00 GMT elaborados por varios institutos, unos datos que los medios franceses no pueden ofrecer hasta las 18:00 GMT, hora en que cierran los colegios electorales en todo el país.
Los sondeos daban esta tarde a Hollande entre un 52,5 y un 53,5 por ciento de los votos. Para el actual presidente, el conservador Nicolas Sarkozy, pronostican entre un 47,5 y un 48,5 por ciento de los apoyos.
Según el instituto de opinión Ifop, la participación rondará el 81,5 por ciento, por debajo del 83,8 por ciento alcanzado en las presidenciales de 2007. Según los últimos datos aportados por el Ministerio de Interior, a las 15:00 GMT habían votado el 71,96 por ciento de los franceses.

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05 de mayo de 2012 - 15:09   Fuente:   SWISSINFO.CH  Envíe este artículo Imprimir este artículo

Socialista Hollande derrota Sarkozy en Francia

El candidato a la presidencia francesa Francois Hollande junto a su esposa, Valerie Trierweiler, tras votar en la segunda ronda de las elecciones presidenciales en Tulle. mayo 6 2012
El candidato a la presidencia francesa Francois Hollande junto a su esposa, Valerie Trierweiler, tras votar en la segunda ronda de las elecciones presidenciales en Tulle. mayo 6 2012 (reuters_tickers)
Por Lionel Laurent y Catherine Bremer

PARÍS (Reuters) - El socialista François Hollande obtuvo la victoria el domingo en las elecciones presidenciales de Francia, lo que supone un giro a la izquierda en el corazón de Europa que podría generar un alejamiento de las medidas de austeridad impulsadas por Alemania.

Hollande derrotó al saliente presidente conservador Nicolas Sarkozy con un decisivo margen al conseguir un 51,9 por ciento frente a un 48,1 por ciento de su rival, según resultados parciales, llevando a la centro izquierda de regreso al gobierno después de una década en la oposición.

El saliente presidente admitió la derrota unos 20 minutos después el cierre de las últimas estaciones de votación a las 20.00 hora local (1800 GMT), diciendo a sus partidarios que había llamado por teléfono a Hollande para desearle buena suerte.

"Asumo la completa responsabilidad por esta derrota", manifestó Sarkozy, indicando que se retiraría de la política de primera línea.

"Mi lugar ya no puede ser el mismo. Mi participación en la vida de mi país será diferente desde ahora en adelante", agregó.

Sarkozy, castigado por su incapacidad para reducir el desempleo récord de Francia de un 10 por ciento y por su áspero estilo personal, es el undécimo líder sucesivo en ser vencido en comicios desde el inicio de la crisis de la zona euro en el 2009.

Partidarios de Hollande celebraron jubilosos fuera de la sede del Partido Socialista y en la Plaza de la Bastilla de París, donde en 1985 bailaron los partidarios de François Mitterrand cuando se convirtió en presidente francés.

Pero las celebraciones podrían verse opacadas por la incertidumbre política en Grecia, donde los votantes dieron la espalda a los principales partidos en las elecciones parlamentarias y sondeos a boca de urna sugieren que los políticos a favor del rescate podrían haber quedado sin una mayoría parlamentaria, generando dudas sobre su futuro en la zona euro.

La clara victoria de Hollande debería dar al político que se describe a sí mismo como una "persona normal" la autoridad para presionar a la canciller alemana, Angela Merkel, a que acepte un cambio con políticas que alienten el crecimiento en Europa, a fin de equilibrarlas con las medidas de austeridad que han desatado el enojo de los ciudadanos en el sur del continente.

Su sólida ventaja también posiciona a los socialistas en un sitio relevante para obtener una mayoría de izquierda en las elecciones parlamentarias de Francia que se celebrarán el mes próximo, especialmente debido a que el Frente Nacional, que se opone a la inmigración, dividirá la votación de la derecha y golpeará al partido UMP de Sarkozy.

Si gana en las elecciones legislativas de dos rondas del 10 y el 17 de junio, el Partido Socialista podría contar con la mayor influencia política de sus 43 años de historia, al tener el control de la presidencia, ambas cámaras del Parlamento, casi todas las regiones y dos tercios de las municipalidades francesas.

Aún antes de que se declararan los resultados, una multitud se reunió a celebrar en la sede socialista la primera victoria del partido en una elección presidencial desde la reelección de Miterrand en 1998. Muchos ondeaban banderas rojas y algunos portaban rosas, el símbolo del conglomerado.

En la Plaza de la Bastilla, centro de la revolución francesa de 1789 y lugar de reunión tradicional de la izquierda para protestas y celebraciones, activistas comenzaron a festejar antes de que cerraran los últimos locales de votación y vitoreaban a medida que pantallas de televisión gigantes presentaban los resultados.

Hollande, un político de maneras amables y carrera popular, llevaba semanas con una ventaja estable en los sondeos, tras esbozar en enero un amplio programa basado en alzas de impuestos, especialmente sobre los más acaudalados, financiar el gasto y mantener bajo control el déficit público. El prometió equilibrar el presupuesto del país antes del 2017, pero economistas dicen que es probable que pronto deba hacer recortes al gasto público.

El candidato se benefició tanto de su programa como de un ambiente contra Sarkozy, debido en parte al estilo vistoso y en ocasiones arrogante del presidente, así como al descontento por esas penurias económicas que ya han derrocado a líderes en Irlanda, Grecia o Portugal.

Los partidarios de Sarkozy se consolaban con el hecho de que el margen podría haber sido mayor, lo que mantenía sus esperanzas de cara a las elecciones parlamentarias. "La gente está hablando sobre un tsunami contra Sarkozy", dijo el ministro de Relaciones Exteriores francés, Alain Juppé. "Eso no es lo que ocurrió", agregó.

SARKOZY NECESITABA UN MILAGRO

Sarkozy lanzó su campaña tarde y dio un giro fuerte hacia la derecha entre las dos rondas de votación debido a que intentaba recuperar los votos de quienes tienen bajos sueldos y que según los sondeos le dieron la espalda en favor de partidos de extrema derecha o extrema izquierda.

Sus agresivos mítines y promesas de reducir la cantidad de inmigrantes, perseguir a quienes evaden impuestos y cursar programas de capacitación para que los desempleados reciban beneficios apenas recortó la ventaja de Hollande. Sarkozy tampoco logró dar un golpe definitivo en su único debate transmitido por televisión, en el que muchos consideran que se impuso Hollande, según sondeos.

En dos nuevos golpes antes de la elección, la líder de extrema derecha Marine Le Pen, quien ganó un 17,9 por ciento de los votos en la primera ronda, y el centrista François Bayrou, quien consiguió un 9,1 por ciento, se negaron a respaldar al presidente conservador.

Le Pen, quien hizo campaña en una plataforma de promesas de abandonar el euro y restablecer las barreras comerciales, dijo que lideraría "una verdadera oposición que sea ideológicamente distinta", anticipando la caída del partido UMP de Sarkozy.

La elección se da en un momento clave para la zona euro, debido a que Francia, la segunda mayor economía de Europa, es un socio vital de Berlín.

Hollande, de 57 años, se suma a una minoría de líderes izquierdistas en Europa y ha prometido que renegociará un tratado de disciplina presupuestaria firmado por los jefes de la UE en marzo, para sumar medidas en favor del crecimiento. Berlín ha dicho que el acuerdo es una condición previa para dar ayuda a los estados que atraviesan por problemas.

Hollande planea visitar a Merkel en Berlín pocos días después de la elección para discutir sus ideas y planea hablar con ella por teléfono en la tarde del domingo, dijo Jean-Marc Ayrault, considerado como un posible primer ministro socialista.

Merkel pasó una tarde incómoda debido a que su partido de centro derecha Unión Demócrata Cristiana se encaminaba a una derrota en una elección estatal en Schleswig-Holstein, continuando un patrón que podría socavar sus opciones de lograr un tercer mandato el próximo año.

Si bien los mercados financieros se están abriendo a la agenda pro crecimiento de Hollande, dado el creciente respaldo en otras zonas de Europa, analistas dicen que él necesitará abordar rápidamente sus planes económicos para calmar a los inversores a medida que reaparecen los temores sobre los problemas de deuda de la zona euro.

Francia lidia con un bajo crecimiento y el desempleo está en su nivel más alto desde 1999, un creciente déficit comercial y un elevado gasto estatal que golpea a las finanzas públicas y fue un factor para que Standard & Poor's rebajara su calificación crediticia triple A.

(Reporte adicional de John Irish, Elizabeth Pineau, Morad Azzouz y Heleen van Geest en Tulle, Ingrid Melander en Atenas y Geert De Clercq; Escrito por Daniel Flynn y Catherine Bremer; Editado en Español por Ricardo Figueroa)


Reuters
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Europa

Así es Hollande, el electo presidente de Francia 

  Autores: Andreas Noll / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina ValenciaFuente:                                            

 El discurso agresivo al que apeló Nicolas Sarkozy para atraer votos en las elecciones presidenciales francesas no sirvió de mucho. François Hollande ganó los comicios de este domingo (6.5.2012) apostando a la mesura.

Sería exagerado decir que François Hollande le debe su ascenso a la jefatura del Estado francés a Marine Le Pen. Pero si la líder de ultraderecha logró persuadir a los acólitos del Frente Nacional de “votar en blanco” en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, es muy probable que su abstención haya propiciado la victoria del candidato socialista este domingo (6.5.2012) frente a su principal contendiente, el conservador Nicolas Sarkozy. Todos los esfuerzos del último en ganar puntos con un discurso agresivo parecen haber sido en vano.
Hollande, el sobrio

Los franceses le han dado una oportunidad a un presidente menos infatuado con la política como espectáculo.
Hollande, en cambio, apostó a la mesura durante la campaña electoral. De hecho, la sobriedad que muchos le aplaudían, describiéndola como una virtud propia de los grandes estadistas, llegó a ser usada en su contra por sus oponentes: de gris y aburrido lo tildaron algunos medios locales. No obstante, está claro que la mayoría de los franceses han querido darle una oportunidad a un presidente menos infatuado con la élite económica, la prensa del corazón y la política como espectáculo; rasgos nada halagadores atribuidos a Sarkozy.
Hollande no es el presidente de los corazones, sino de las cabezas. Y, sin embargo, antes de que estallaran los escándalos en torno a la vida privada de Dominique Strauss-Kahn, expresidente del Fondo Monetario Internacional, nadie habría creído que el político de 57 años podría llevar a los socialistas al poder. En lugar de encabezar un ministerio, Hollande hizo carrera dentro del partido. Y cuando su correligionaria, Martine Aubry, lo sucedió como líder del Parti socialiste, dijo que Hollande lo había dejado en un estado deplorable.
Hasta Ségolène Royal, su expareja y excandidata a la presidencia de Francia, llegó a preguntar retóricamente el año pasado: “¿Pueden los franceses mencionar una cosa que él haya construido en treinta años de carrera política?”. No, Hollande no siempre contó con el respaldo incondicional de sus camaradas. Fue sólo tras la anulación política de Strauss-Kahn, el “macho alfa” sobre cuyos hombros reposaban las esperanzas de los socialistas para las elecciones recién celebradas, cuando las cualidades de Hollande comenzaron a sobresalir.
Los franceses y Europa

Renaud Dehousse, experto en Europa: “Alemania puede contar con un presidente francés más cercano a sus posiciones”.
Su programa de Gobierno, “Los sesenta compromisos para Francia”, fue redactado vagamente para alienar a la menor cantidad posible de potenciales electores. La renegociación del pacto fiscal firmado por 25 países comunitarios fue uno de los pocos puntos de su agenda que generó un airado debate. Pero hasta eso, opina el politólogo parisino Renaud Dehousse, puede incluirse entre los eslóganes que Hollande articuló con éxito, pensando más en las reacciones de los votantes franceses que en las de los políticos en el exterior.
“Hollande habló de ‘renegociación’ porque él sabía muy bien que entre sus posibles electores habría mucha gente que, en el plebiscito de 2005, votaron en contra de la Constitución europea”, asegura Dehousse. Igualmente, cuando Hollande le pidió a Alemania que mostrara “más solidaridad”, en el marco de un discurso que atrajo la atención internacional, él sabía que ese llamado caería bien dentro y fuera de los bastiones tradicionales del socialismo francés. Pero eso no significa que Hollande sea un antieuropeo. Al contrario.
“Berlín puede contar con un jefe de Estado francés mucho más cercano a las posiciones alemanas en materia de política comunitaria que su predecesor”, enfatiza Dehousse. Es puertas adentro donde Hollande enfrentará los retos más grandes: el nuevo presidente ha prometido crear empleo en el sector educativo y revocar algunos aspectos de la reforma de las jubilaciones aprobada por Sarkozy, pero la golpeada economía nacional y la presión de los mercados financieros podrían obligarlo más bien a acentuar los recortes del gasto público.


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