Aram Aharonian
ALAI AMLATINA, 28/11/2011.- Hoy podemos estar orgullosos de nuestros
avances. Hablo de nuestra América Latina y el Caribe, que surge con
extraordinaria fortaleza para dar un pasito más -decisivo- en el camino
de la integración y la unidad, de la naciente soberanía regional,
conscientes que seguramente Estados Unidos quiera sabotear también esta
experiencia, como lo hiciera con el Congreso Anfictiónico de Panamá.
Hablar de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe
significa comenzar a asumir la soberanía regional, dejando de lado el
“proteccionismo” de Estados Unidos y Canadá, conscientes que las viejas
recetas que nos impusieron desde hace 500 años solamente significaron
dolor y penas para las grandes mayorías: exclusión social, pobreza,
mientras los países centrales se quedaban con nuestros recursos
naturales.
Bienvenida la CELAC, esta decisión de unirnos y buscar salidas
conjuntas, aún cuando no todos los gobiernos de la región tienen el
mismo signo ideológico y hay algunos que quieren seguir apostando a la
dependencia imperial.
El establecimiento de un esquema de integración política, social,
cultural y económica implica la fijación de mecanismos soberanos de
autodeterminación en el uso de materias primas y recursos naturales (el
mayor reservorio de agua), que incidiría directamente en la reversión
del ejercicio de control y dominio que EEUU ejerce aún en nuestros
territorios.
Comenzamos a vernos con nuestros propios ojos y no, como lo hiciéramos
durante cinco siglos y pico, con ojos de extranjeros. Vernos con
nuestros propios ojos significa recuperar nuestra memoria y buscar cómo
satisfacer las necesidades de nuestros compatriotas antes que las
exigencias de los organismos internacionales. Pueblo que no sabe de
dónde viene no puede saber a dónde va y, entonces, el destino siempre se
lo imponían desde afuera.
Es un largo camino éste, el de entender que integración no significa
solo intercam bio comercial o negociación de aranceles. Y quizá el
puntapié inicial se dio en Mar del Plata en 2005, cuando los
latinoamericanos le dijimos NO al ALCA. Claro, que antes los movimientos
sociales lograron llevar al gobierno (y algunos incluso al poder) a
gobernantes comprometidos con sus pueblos y no con los bancos acreedores
ni las recetas –tantas veces causantes de hemorragias- de los
organismos internacionales.
Es un largo camino que comienza asumiendo un cambio histórico: pasamos
de la etapa de la resistencia a la etapa de la construcción. Ya tenemos
posgrados en denunciología y lamentos, ahora tenemos que crear,
inventar, buscar los caminos para nuevas teorías, programas, planes, y
nuevos caminos que redunden en sociedades más justas, más equitativas.
Hace más de 500 años que pagamos los platos rotos del desastre
capitalista.
Pero para eso debemos primero lograr la liberación. Y hablo de la
liberación de los mil 400 centímetros cúbicos de nuesros cerebro,
conscientes en que tantos paradigmas que nos impusieron como verdades
absolutas no son más que disparates para mantenernos divididos,
sometidos. Comencemos por formatear nuestro propio disco duro.
Escribe el brillante académico francés Remy Herrera: La gravedad extrema
de la crisis que golpea actualmente a Europa, especialmente a la zona
euro, ante la elusión de las deudas llamadas “soberanas” de Grecia e
Italia, entre otras, lleva a plantearnos la pregunta: ¿no tienen acaso
los pueblos europeos lecciones que obtener de las experiencias vividas
por ciertos países del Sur, provenientes de las estrategias anticrisis
que han sido allí adoptadas?
Y es que, hasta ahora, son las recetas del Norte, supuestamente de
validez universal, las que fueron administradas habitualmente en las
economías del Sur – aun cuando les haya convenido sólo muy raramente –.
Pero esos tiempos ya cambiaron, señala.
Las soluciones neoliberales de austeridad generalizada y de
desmantelamiento de los servicios públicos hoy propuestas (o más bien
impuestas) para intentar salvar al capitalismo en crisis y reactivar el
crecimiento, son absurdas; constituyen el medio más seguro para agravar
aún más esta crisis y para precipitar con mayor rapidez al sistema hacia
el precipicio.
Sin ningún tapujo lo dijeron las presidentas sudamericanas: la argentina
Cristina Fernández de Kirchner en el Grupo de los 20 y la brasileña
Dilma Roussef cuando ejemplificó que “en Brasil tenemos empleo cuando en
Europa crece el desempleo: no vamos a permitir que se exporten empleos a
otros países”, tras señalar que Brasil ya no recibe instrucciones sobre
política económica de organismos internacionales.
Hoy nuestra región el único espacio en el mundo que ha resistido a la
crisis económica mundial del capitalismo, que ha logrado el mayor
activismo global anticapitalista y antiimperialista, con los
“indignados” de más de 75 países, entre ellos Chile y Colombia, que aún
siguen el libreto neoliberal e imperial.
Muchos alertan desde ya que la CELAC, es y será un objetivo militar de
los Estados Unidos, considerando que Obama (en vísperas de su intento de
reelección), no querrá ser apuntado como el Presidente que dejó perder
su patio trasero.
No todos bailan al mismo ritmo, es cierto. Cinco de los 33 países -
Panamá, México, Chile, Colombia y Costa Rica- tienen gobiernos que
siguen atados umbilicalmente a Washington. Por eso, será también un foro
para el debate de ideas, para la exposición de consensos y de
discrepancias. Durante cinco siglos nos dividieron para dominarnos. Es
hora de buscar el destino común.
Hay que comenzar por definir qué se quiere con la Celac. El presidente
ecuatoriano Rafael Correa tiró en la mesa sus barajas debe ser un foro
para resolución de conflictos regionales que reemplace a la OEA, porque
ya sabemos que no lo van a resolver ni el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas y mucho menos otras instancias.
Los países de la CELAC hoy en día sumados, representan 6.3 billones de
dólares en su Producto Interno Bruto (PIB), lo que la convertiría en la
tercera potencia mundial económica, la principal reserva petrolera
(aproximadamente 338 mil millones de barriles de petróleo), la tercera
productora de energía eléctrica y la principal economía productora de
alimentos, siendo las cuatro principales economías a lo interno de la
CELAC las de Brasil, México, Argentina y Venezuela.
Unasur avanza en la arquitectura financiera
El Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de la Unasur delineó el
documento contempla avanzar en los posibles mecanismos financieros para
sustituir al dólar como moneda de pago (experiencia que ya se realiza
entre Argentina y Brasil, y entre los países del ALBA con el Sucre) y un
plan de infraestructura conjunto como herramientas para afrontar los
efectos de la crisis financiera internacional.
Asimismo, se adelantaron propuestas concretas con el fin de fomentar el
comercio intrarregional que incorporan valor agregado y consecuentemente
empleo y bienestar para los pueblos de la región.
Se adelantaron 31 proyectos que demandarían una inversión de 16.000
millones de dólares. También forma parte del temario la coordinación en
el uso de reservas y la puesta en funcionamiento del Banco del Sur, que
podrá estar operativo una vez que el Parlamento uruguayo apruebe el
documento constitutivo de la entidad, previsto para antes de fin de año
según el presidente José Mujica.
“América latina vive un renacimiento político, económico y cultural sin
precedentes. Sudamérica se presenta hoy como un ejemplo al mundo”,
sostuvo la colombiana María Emma Mejía, secretaria general de la Unasur,
quien reemplazo en ese cargo al ex presidente argentino Néstor
Kirchner.
La coordinación de políticas económicas entre los miembros de la Unasur
forma parte de la estrategia regional para hacer frente a la crisis
internacional –con epicentro ahora en Europa– y delinear instrumentos de
acción conjuntos para evitar cualquier embate económico.
“Es una muy buena señal para enfrentar la crisis sistémica del
capitalismo del Norte y construir fórmulas de desarrollo económicas para
la región. En esta época bicentenaria, estamos hablando de una nueva
independencia”, dijo el canciller venezolano Nicolás Maduro.
Otro de los temas relevantes tiene que ver con la posibilidad de
coordinar el uso de reservas a nivel regional, como fondo anticíclico,
que alcanzarían la suma de 600.000 millones de dólares. El objetivo es
contar con una herramienta que pueda dar auxilio a los países miembro en
caso de “especulaciones financieras” en torno de sus monedas. “Existen
tres posturas diferentes sobre la propuesta para coordinar el manejo de
las reservas. Por lo tanto, este tema se mantendrá en el consejo
técnico”, sostuvo el ministro argentino Amado Boudou, quien agregó que
“es importante mostrar que en la región hay consensos para afrontar una
crisis que tendrá impacto global”.
El otro instrumento del cual se habló es el Banco del Sur. Esta entidad
ya fue aprobada por los Parlamentos de Argentina, Bolivia, Venezuela y
Brasil. Uruguay es el país que está en pleno debate del proyecto. Una
vez que sea aprobado, la entidad regional contará con más del 60 por
ciento de su capital constitutivo, por lo que podrá entrar en funciones.
La iniciativa contempla la integración de un capital total de 20.000
millones de dólares.
Y discúlpeme, pero con estas noticias, mirando al mundo desde el balcón
del Sur, me siento muy orgulloso de ser latinoamericano, de estar
haciendo realidad la consigna de que otro mundo es posible... si
trabajamos todos juntos, desde abajo.´
- Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director
de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio
Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC).
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