La nueva víctima luchaba con la
resistencia trabajando en las fincas pertenecientes a Coapalma en la
aldea la Prieta, en Tocoa, Colón. El crimen sucedió esta semana cuando
viajaba en un vehículo con su esposo German Castro, herido de bala por
matones a sueldo, actualmente se recupera, ojalá sobreviva.
En Honduras ya la vida no vale nada porque los
responsables de conducir el Estado deciden cuando una persona hay que
eliminar, tienen licencia para matar a quien les antoja, al estilo de la
película el agente 007 con James Bond.
Tal ensañamiento con los campesinos en el Aguán
es porque un anciano, convertido en el hombre más rico de Centro
América, junto a extranjeros que han robado tierras en el sector, tiene
una sed de más riqueza, cuando en el mejor de los casos estuviera
disfrutando a sus nietos.
Miguel Facussé cuando se vaya al infierno el
único tuco de tierra que llevará es el que le depositen en su tumba,
pero lo que hace, no tiene madre al dejar huerfanos y viudas que provoca
dolor y desamparo a miles de familias por la pérdida de sus seres
queridos.
Pero lo más ridículo y denigrante es como las
Fuerzas Armadas, con los matones de segurida, interviene la zona para
proteger a los terratenientes asesinos. En su justificación repiten,
como loros en desbandada, hay guerrilleros, es gente enferma
sicológicamente, requieren de tratamiento siquiátrico
El propio director del Instituto Nacional
Agrario (INA), César Ham, expresó que los campesinos en el Aguán se
dedican únicamente a producir la tierra y que es falso lo de los
guerrilleros.
Cuando un ejército se convierte al servicio de
familias asesinas a largo, mediano o largo plazo, produce el peligro de
su extinción, los ejemplos están a la vista, caso concreto con lo
sucedido a la Guardia Nacional del dictador Anastasio Somoza en
Nicaragua.
Antes del golpe de Estado, las Fuerzas Armadas
era una institución que mantenía algún margen de respeto entre la
ciudadanía, con el cuartelazo en el 2009 a los jefes militares no les
importa el lodo que chispea en toda la entidad castrense.
Acaso los 30 millones de lempiras que
recibieron de la oligarquía por quebrantar el orden institucional no les
permite safarse de sus garras e intereses, no piensan en los futuros
oficiales que quedarán en el aire al desaparecer el instituto
armado, aunque los actuales resolvieron ya sus problemas hasta su
tercera generación, lo que uno hace malo en la vida hay consecuencias
tarde o temprano.
Han llegado a situaciones inimaginables, el
ejército en el Aguán, ha destruido champas de humildes campesinos y
escuelas, en el caso de la comunidad de Rigores, si no les gusta la
educación, dejen por lo menos que los niños aprendan a leer y escribir,
no sean bárbaros.
Urge tener en la zona un observatorio
permanente de Derechos Humanos, pero las organizaciones encargadas a
esos menesteres le temen, porque cuando han viajado por el sector los
matones, con armas de grueso calibre, les amenazan.
Una oficina de Derechos Humanos en el Aguán es
más que necesaria, igual como los verdaderos periodistas cubren
acontecimientos internacionales de guerras y desastres naturales, es
cierto peligra la vida, pero ante la adversidad primero el deber, no hay
excusas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario