Migrar
para solicitar refugio o asilo no es un crimen y los Estados tienen
obligaciones internacionales que deben respetar y garantizar tanto para
evitar la migración, como en el tránsito y en el destino.
Washington/ San José (Tomado de CEJIL).-
Desde el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) expresamos nuestra preocupación del trato recibido por las personas que se han visto forzadas a migrar desde Honduras, a través de una caravana masiva que ya ingresó a México y que apunta a llegar hasta Estados Unidos.
Desde el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) expresamos nuestra preocupación del trato recibido por las personas que se han visto forzadas a migrar desde Honduras, a través de una caravana masiva que ya ingresó a México y que apunta a llegar hasta Estados Unidos.
A
partir de la información recabada y que se ha hecho pública, nos
preocupa la vulneración y falta de protección de sus derechos durante el
tránsito hacia el país del norte.
Aunque no hay datos oficiales, se
calcula que la cifra de integrantes de la caravana asciende a unas 7.000
personas, entre hombres, mujeres, niños y niñas. Hasta la fecha, de
acuerdo al Instituto Nacional de Migración de México, 640 personas han
solicitado asilo en México. Sin embargo, solamente 164 mujeres, 104
niños y personas adultas mayores han recibido un trato prioritario.
Numerosos
medios de comunicación dan cuenta de la situación que están enfrentando
las personas migrantes, por ejemplo, han sido agredidos por fuerzas de
seguridad en Guatemala y México, además, en el trayecto enfrentan
condiciones precarias, sin acceso a alimentación adecuada, sin acceso a
albergues suficientes y sin medicamentos para enfrentar los problemas de
salud propios de las extensas caminatas.
Es
preciso recordar que la caravana es producto de la violencia, la
represión, la corrupción y la impunidad que azota a Honduras y a los
otros países que integran el Triángulo Norte.
Solo a modo de
ilustración, Honduras encabeza las listas entre los países más
desiguales y violentos del mundo. Adicionalmente, este país enfrenta una
inestabilidad política que se agudizó a partir de noviembre de 2017
cuando se reeligió el señor Juan Orlando Hernández en elecciones que
fueron seriamente cuestionadas pero apoyadas por el gobierno de Estados
Unidos.
Ante este panorama, migrar para solicitar refugio o asilo no es un crimen y los Estados tienen obligaciones internacionales que deben respetar y garantizar tanto para evitar la migración, como en el tránsito y en el destino.
En
el caso de Honduras, este país tiene serias deudas en materia de
derechos humanos con su población. Se requiere demostrar voluntad
política para construir una democracia que permita la convivencia y la
garantía de derechos sin discriminación alguna.
Los
países de tránsito como Guatemala y México tienen la obligación de
proteger a las personas en sus respectivos territorios, ello incluye
abstenerse de brindar una respuesta represiva y tomar todas las acciones
para que las personas migrantes transiten en condiciones de seguridad
sin mayores obstáculos.
Por
otra parte, las personas tienen el derecho a solicitar protección
internacional en otro país que no sea su país de origen. México y
Estados Unidos deberán respetar estas solicitudes, de acuerdo a sus
compromisos internacionales y nacionales. A la vez, se debe respetar el
derecho a no volver para quienes enfrentan situaciones de vulnerabilidad
o riesgo, es decir, cumplir con el principio de non-refoulement.
CEJIL
se suma a las voces que exigen al Estado mexicano atender en tiempo y
forma toda solicitud de refugio y asilo de acuerdo a estándares
internacionales. Asimismo, condenamos las manifestaciones amenazantes
por parte de autoridades estadounidenses que estigmatizan a la población
migrante y que aumentan su situación de precariedad y riesgo. Este país
debe garantizar la protección internacional a aquellas personas así lo
requiera.
Instamos
a los Estados de la región a generar alternativas coordinadas y
complementarias, integrales de derechos y con una mirada de soluciones
duraderas a la situación de migración forzada. Las Américas están
pasando una crisis de movilidad humana. Migrar es un derecho y no migrar
también. Si bien existen responsabilidades diferenciadas, todos los
Estados deben atender y entender las causas estructurales que generan la
migración y comprometerse con avanzar en el fortalecimiento del estado
de derecho y la garantía plena de los derechos humanos.
Para ver publicación, click AQUÍ.
http://www.conexihon.hn/index.php/dh/845-la-caravana-de-migrantes-el-capitulo-mas-reciente-de-una-cronica-anunciada
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