
“Se van por razones sencillas. Porque aunque tenga uno aquí con que, sueldo o el ingreso de una pequeña empresa, no alcanza nunca. Posesa de profunda angustia, la gente se deprime, se desconecta por la razón equivocada, la desesperanza. Se va porque irse es darle la espalda a la congoja de la frustración cotidiana”.
Rodolfo Pastor Fasquelle
Ruy y a Bartolo y a todo el que le ayude
Estos
marchantes son los caminantes que profetizaba Ruy. Se dieron cuenta que
no les servía de nada marchar en Honduras y decidieron probar afuera.
No recuerdo los detalles, pero fácil el más diligente los encontrará. Un
día de tantos en la antigua Roma, incapaces de prevalecer en una serie
de demandas para garantía de sus intereses y derechos básicos, los
proletarios de la gran ciudad, los que hacían el trabajo, decidieron
marcharse. Se organizaron y partieron.
Pero
apenas empezaron a alejarse alegremente de “La Eterna” cuando,
recapacitando, los propietarios y patricios cedieron y mandaron
emisarios a llamarlos para que regresaran, aceptando un cambio
constitucional. Que la ley se escriba en forma indeleble y se publique,
¡para que no sigan inventándosela ad hoc y a su conveniencia, los
poderosos! Esta es migración económica.
La
última gota quizás fue el desplome del precio del café, el ingreso
nacional más repartido. Los aspectos normativos formales de nuestra
degradación institucional no son su agravio primordial ni foco de
atención. El gobierno quiso desacreditarla en los medios pero no trató
de detenerla. Y no está ya en sus manos por más que lo amenacen. ¿Por
qué JOH no reprimió la Caravana? Creo que se anticipa a la inminente
publicación de una lista de políticos, empresarios, militares y
potentados corruptos que -por orden del Congreso- tendrá que publicar
dentro de pocos días el gobierno de los EUA.
Como
no tienen que probarles nada, cualquiera puede aparecer en esa lista,
¿incluso la fundación de Ana García? La Caravana grita “Fuera JOH”, por
reflejo, no porque entienda. No protesta directamente el autoritarismo y
la corrupción. Sólo es una consecuencia más de esa forma de gobierno.
Los funcionarios del régimen incluso se sorprenden y se resienten.
¿Acaso simpatizan?
¡Hay
que respetar! Da la misma risa que vaya a la OEA, Oliva a decir que
ellos (los cachos) no pueden violar los derechos de los migrantes que
han comenzado una avalancha, como escuchar a Pence quejándose de que el
Estado de Honduras afrenta a la soberanía de y a los propios EUA,
rehusándose a reprimir la Caravana. También es cómico que nos amenacen
con ya no darle a JOH bombas y balas.
Y
la Ministra Tábora se ríe también, acaso sin saber que más. Porque no
es cierto que le importen un bledo a Oliva los derechos de los
hondureños de a pie, o no hubiera dirigido las operaciones de saqueo de
las instituciones que deben satisfacer sus derechos básicos. Ni puede
reivindicar soberanía y respeto a su nación, la oficialidad
estadounidense que tan flagrantemente ha atropellado la soberanía de
Honduras, como de tantos países hermanos.
Una
Unión que ha sido sentenciada, sin reconocer ni pagar la condena, por
las cortes mundiales de violar el derecho internacional, que alentó y
luego amparó las dictaduras de los 1970s, las guerras sucias de los
1980s, las imposiciones del Consenso de Washington en los 1990s y las
intervenciones de nuevo cuño que incluyen al golpe de estado de 2009. Un
país que predica contra los cambios de las reglas de elección desde el
poder, como antidemocrático, pero vino a aquí a amparar y a afianzar los
patentes fraudes de JOH. Y ahora quiere echarle toda la culpa al títere
de las consecuencias de las mismas políticas neoliberales abusivas que
le imponen y son las que han fracasado.
No
se puede hoy, estar con dios y con el diablo, quien era su más cercano
colaborador antes de la caída. Lo que la Caravana expresa, de una manera
prístina que no pudieron ni las elecciones intervenidas, ni las
movilizaciones combatidas mediáticamente como irracionales es el fracaso
del régimen y rechazo del pueblo a soportar más las consecuencias. A
aguantar más. ¿Se hartó Ud.? Deberían de estudiar más los
estadounidenses que disponen de toda la información en sus consulados y
sus agencias migratorias. No son tres mil ni tres mil quinientos los
hondureños que quisieran irse hoy a EUA, aunque fuera caminando.
Son
todos. Los ricos y los pobres y los de clase media. Los hijos de los
magnates acosados, los mecánicos y los profesionistas que no ganan lo
que invierten, los propietarios de fincas familiares compartidas, los
operarios y obreros mejor calificados, que saben que allá su trabajo
vale más y los miserables que aunque vayan a limpiar letrinas entienden
que, entonces sí, van a poder construir aquí las casas que solo tienen
los narcos y los remeseros. Van a poder comprar sus carros y televisores
y hornos y joyas y suplementos medicinales, porque aquí ni aspirinas
hay en los hospitales.
Van
a mandar sus hijos a los colegios que aquí no hay simplemente. Eso
dicen las encuestas que desde hace años se repiten con la ilusión de que
va a cambiar alguna vez su resultado. No es de Cuba que se quieren ir
solamente, sino de todo este desastre. Nadie teme el horror porque ya es
peor quedarse. (Cuál sueño si son pesadilla la bestia y los zetas, la
migra y los sheriffs.)Todos quieren irse, menos la ínfima minoría
arraigada a la tierra y cultura, esos indios a los que les están
queriendo arrebatar sus ríos y mares y tierras y aires. De tal forma, me
dice un magnate amigo viéndome a los ojos que, si no hubiera costo ni
obstáculo, el país se vaciaba en unas horas, desde hace tiempo.
No
es solo el golpe en sí, ni únicamente el continuismo cínico, la
reelección de JOH ni es la sinvergüenzada y la prepotencia de los
cachurecos únicamente, no es solo el fraude electoral que por supuesto
indigna y el apoyo para esa burla, igual de la UE y de la Casa Blanca,
de la derecha mundial y de otros que no son de derecha. Está bien que lo
digan los políticos, para fines pedagógicos o demagógicos pero a
quienes tampoco importan nuestros derechos democráticos, aunque se diga
lo contrario, ni respetan los de los suyos.
La
gente entiende que es por el régimen… Pero no son las formas de la ley
trascendente, ni aunque las griten con emoción, las consignas sonoras,
ni las doctrinas, las que la mueven caminar ni es únicamente por la
falta de empleo o valor del salario. Son las consecuencias inminentes
integrales de esa inopia. De esa quiebra de la economía y de la
institucionalidad, esa transparencia de la arbitrariedad en el sistema
de justicia, en manos de políticos irresponsables, los resultados
destilados de la corrupción y el entreguismo. Son las manifestaciones
cotidianas de la perversidad sistémica.
La
realización de que, como dicen varias canciones, aquí no se puede
vivir. Yo no quiero irme por nada del mundo. Nunca quise quedarme allá.
Hace frío. Pero entiendo que se van por razones sencillas. Porque aunque
tenga uno aquí con que, sueldo o el ingreso de una pequeña empresa, no
alcanza nunca. Posesa de profunda angustia, la gente se deprime, se
desconecta por la razón equivocada, la desesperanza. Se va porque irse
es darle la espalda a la congoja de la frustración cotidiana que se
acumula y permite recrear ilusión.
http://www.web.ellibertador.hn/index.php/avance/3033-lo-que-dice-la-caravana-de-hondurenos
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