Por defensores
Fueron 25 recomendaciones hechas en 12 páginas después de cinco días
de trabajo sobre un terreno minado; la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos informó en rueda de prensa y se despidió de Tegucigalpa
el viernes.
Con sinceridad, nosotros en esta columna editorial declaramos respeto
por el papel histórico que ha jugado la CIDH desde su constitución
hasta nuestros días; sin su trabajo, sin dudas, los estados americanos
no habrían sido frenados con denuncias, juicios y sentencias en la Corte
Interamericana, en San José, Costa Rica.
Pero estamos conscientes que en el momento actual que vive Honduras,
esa vieja narrativa de sutilezas diplomáticas y mensajes entrelineados
que caracterizan los textos entre Estados, no funcionan más aquí. La
población quiere de la Comisión no sólo textos claros y directos.
Reclama acciones.
No puede venir aquí una delegación con el mismo espíritu que fue a Nicaragua, a dos realidades distintas.
A Honduras no se le puede colocar dentro de una situación de
“debilidad institucional”, porque lo que tenemos en realidad es un
gobierno ilegal y una Constitución rota. No se le puede definir la
convivencia dentro de “un clima político polarizado”, porque lo que
existe es una guerra de fusina, de la policía militar y de grupos
paramilitares contra la población en resistencia a la dictadura.
Es inconsecuente, por tanto, hacerle recomendaciones democráticas a
una dictadura sometida a la embajada de Estados Unidos. Y no es justo
recomendarle “diálogo nacional” a una sociedad harta de los delincuentes
con poder. No es éticamente admisible pedirle a las víctimas del
golpismo, que incluye el fraude electoral, que se sienten a pactar con
la mafia narco-corrupta que atenaza el Estado.
Una “salida democrática, incluyente y participativa” a esta situación
— como le gustó decir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
–, significaría adelantar elecciones generales este año para
reestablecer los poderes a la Constitución y rehacer el Contrato Social
destruido por los delincuentes de la Red, el cartel, la Caja Chica de la
Dama y los Pandoros. Pero el texto no llega a ese atrevimiento
ortográfico.
En esta tarea nosotros debemos empeñar las mejores energías de la
comunidad nacional e internacional, y mientras tanto que el país siga
intervenido directamente por la MACCIH y la Oficina del Alto Comisionado
de la ONU, para que al menos entretengan a todos esos demonios sueltos a
quienes no es posible hacerles recomendaciones de derecho.
Una vez recuperado el Estado de Derecho podemos seguir hablando como
en tiempos normales, entonces sí, así con diplomacia de gobernabilidad y
soñando la separación de poderes. Mientras tanto, es un irrespeto a la
inteligencia colectiva de un pueblo resistente insistir en esos
excesivos esmeros por las formas lingüísticas entre Estados. Esta cosa
es una dictadura de ladrones, además de impostores que deben ser
expulsados.
Mientras llega este mensaje a Washington, nosotros vamos a seguir
aquí en el país soportando cada día una situación inhumana y degradante.
Los narco-lavadores violentando el país, los corruptos empobreciendo la
población, los impunes chabacaneando la justicia, los policías y
militares apaleando a la gente, los medios comunicando un país
inexistente, y los cristianos bendiciendo todos los crímenes y
estupideces de quienes pagan sus limosnas.
No queremos que eso continúe. Tiene que parar.
Por eso en el fondo confiamos que estos cinco días durante los cuales
decenas de personas hicieron
un esfuerzo importante para ser escuchadas
por la Comisión, produzcan frutos de justicia y paz.
Las madres y familiares en general de las personas prisioneras
políticas después del fraude electoral merecían un reconocimiento
expreso en las palabras finales de la CIDH. Pero no fue así. En
Nicaragua sí.
También los medios de comunicación comerciales y alternativos tenían
derecho a una mención expresa de los hechos sufridos durante la visita
de los y las comisionadas. En Nicaragua sí.
El diario El Heraldo, con razón, al final de su crónica de este
sábado sobre el informe preliminar de la Comisión reclama que el texto
no consigna la salvaje agresión policial contra reporteras ciudadanas y
periodistas que cubrían el ataque a los estudiantes del MEU, que
mantienen tomada la Universidad Nacional.
El reportero gráfico Emilio Flores de El Heraldo, el periodista César
Silva de uneTV y la comunicadora Gissel Grandez no fueron plasmados al
menos por cortesía en el texto preliminar divulgado a la prensa.
De pronto la prensa hondureña no acabó entendiendo que esto es Honduras y no Nicaragua…
También el movimiento anti minero en Tocoa, Colón, y el campamento de
Pajuiles, Atlántida, tan presentes en nuestra memoria colectiva
nacional por su martirio en defensa de los ríos, tampoco tuvo espacio en
el documento oficial de ayer.
Pero así, entre omisiones y contra-recomendaciones, llegamos por hoy al cierre de esta columna contra el olvido…
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 4 de agosto de 2018
http://defensoresenlinea.com/para-quienes-son-las-recoendaciones/
lunes, 6 de agosto de 2018
Honduras: ¿PARA QUIÉNES SON LAS RECOMENDACIONES?
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