jueves, 28 de junio de 2018

Honduras: Golpe cívico-militar: nueve años después // Honduras: A nueve años del golpe de Estado

                                              





                                                             Foto: caroldoey.com
                               La estructura de poder que dio el golpe sigue intacta
              28/06/2018 /          Giorgio Trucchi
El 28 de junio del año 2009, las fuerzas oscuras de la maldad y la muerte institucional de las Fuerzas Armadas y la élite económica y política, aliadas de uno de los proyectos más represivos de la historia nacional en sus últimos 30 años, asestaron un cruento golpe a la democracia representativa que los mismos grupos de poder habían avalado en tiempos de supuesta armonía entre un presidente neoliberal y los poderes fácticos corruptos que han detentado la dirección de la nave del Estado Nacional.

                      Han corrido nueve años largos, tediosos y crueles. La camarilla inicial que lanzó el primer grupo de saqueadores encabezados por Roberto Micheletti, le dio paso a otra camarilla más agresiva y narco política.

Había puesto a Porfirio Lobo Sosa en los cuatro años subsiguientes (2009-2013), tiempo en el cual se establecieron las bases concretas de una relación política con el narco tráfico y los escuadrones de la muerte encabezados por las Fuerzas Armadas, con el fin de disuadir al pueblo que volcado en las calles protestaba por el Golpe de Estado que había sido planificado y ejecutado por la Embajada Norteamericana en Honduras, como cabeza de playa de un programa de desestabilización y derrocamiento de los presidentes de la democracia participativa que habían logrado ascender al poder mediante los votos electorales correspondientes.

La camarilla mafiosa de Porfirio Lobo Sosa pronto, desde las entrañas mismas de su gobierno, había preparado a un personaje oscuro y ambicioso, cruel y narco político, para que asaltara las estructuras del poder general de la nación en las ramas legislativa, judicial y ejecutiva.

El megalómano enfermizo sucedió en el mando político junto con su pacotilla de saqueadores inmorales como el que más, el dictador Juan Orlando Hernández, poseedor de una habilidad para detentar el poder omnímodo de la nación, usó al ejército como su punta de lanza y luego fue acomodando las leyes desde el Congreso Nacional con el fin de montar una estructura dictatorial en la cual ninguna hoja de los árboles del bosque podría moverse si no fuese con sus consentimiento.

Así que emitió leyes de manera abrupta e ilegal, sustituyó magistrados y nombró nueva Corte de Suprema de Justicia que obedeciera ciegamente a sus dictados tiránicos. Armó todas las estructuras administrativas que están ligadas a las decisiones políticas fundamentales para ejercer una dictadura con proyecciones temporales de hasta cincuenta años como lo ha proclamado repetidamente en los espacios mediáticos correspondientes.

De este modo también asaltó al Tribunal Supremo Electoral y el Congreso Nacional, poniendo en la cabeza de cada una de estas instituciones a los cuadros más avezados, corruptos y deleznables posibles, tanto que fueran capaces de hacer frente a cualquier crisis de poder que se pudiera presentar en el decurso del tiempo.

Así que primero tomó para sí el primer cuatrienio político mediante un mecanismo de robo electoral que fuese perfecto y sin ninguna posibilidad de falla siquiera mínima incontrolable.

De este modo arrebató tramposamente las elecciones a Xiomara Castro, del Partido Libre, candidata presidencial para el período 2013-2017, sin el menor rasgo de pudor que pudiera mostrar alguna debilidad de su carácter tiránico.

Y para ello desfalcó más siete mil millones de lempiras al seguro social hondureño, a fin de repartir el naipe de la compra venta de todo aquello sujeto al precio de los dirigentes bipartidistas en cada uno de los cargos donde habían sido colocados en el ajedrez infernal que el asesino presidente de mente perturbada asentaba en los puestos claves para el sustento de la dictadura.

Y así durante su primer mandato configuró un equipo de saqueo, estafa, chantaje, usurpación, fraude y demás otros concomitantes, organizando un tejido dictatorial sin precedentes a lo mejor en Centroamérica.

Con el fin de que su dictadura cívico militar se sostuviera debió servir de títere al imperio, para complacerlo a nivel regional, continental y mundial.

Entre tanto, haciendo la parodia de un combate el narco tráfico se alió a Washington de la manera más abyecta posible. Y de paso se deshizo de los carteles que le hacían la competencia en el mercado nacional, entregando a Estados Unidos lo que en Honduras se denomina pirrachas narcóticas con el fin de convertirse en el padrino territorial de la droga hondureña y el crimen organizado.

Así transcurrió el cuatrienio de su gubernatura, y entonces se preparó para el siguiente período presidencial, y configuró su equipo de corrupción electoral en el Tribunal Supremo atingente, montó una coyuntura de partidos inventados para lograr mayoría absoluta en esa instancia. Y la Oposición Política contra la Dictadura (OPCD) organizada al efecto con la participación de Libre, Pinu y lo que quedaba del Pac, pusieron a Salvador Nasralla de candidato presidencial a fin de vencer el fraude que se avecinaba.

Pero, había una carta mágica bajo la manga, la encargada de negocios norteamericana, tal como había practicado ya iguales acciones fraudulentas, se apersonó a través de Heide Fulton, en las oficinas del TSE para corroborar que las elecciones para el período 2018-2022 favorecieran específicamente a Juan Orlando Hernández arrebatando nuevamente el contundente triunfo de Salvador Nasralla de la Oposición Política contra la Dictadura.

La reacción del pueblo ante este fraude escandalosos se fue a las calles durante casi tres meses del año 2017-18, habiendo sido reprimido de manera brutal hasta dejar 40 asesinados por las fuerzas del orden enviadas a reprimir por el presidente fraudulento que ocupa la silla presidencial.

El país durante estos nueve años ha sufrido las más calamitosas deficiencias económicas, de tal manera que en este momento ocupa el primer lugar en pobreza, miseria y de abandono social sin precedentes. Se han vendido las empresas públicas de los servicios básicos, se han destruido todas las institucionalidades que la Constitución ordena.

Bajo el puente corre el río de la historia durante nueve años de brutal agresión contra el pueblo, devaluando la moneda, elevando los precios de los derivados del petróleo a cifras sin parangón, alzando la canasta básica en porcentajes aumentativos muy fuertes, y prosiguiendo en el ámbito de corrupción desmedida saqueando las arcas nacionales de manera hiperbólica.

Realmente es desastroso el panorama nacional de la economía, la salud, la educación, el transporte, la vivienda y sobre toda la superestructura financiera nacional.

Loas nueve años de asesinato de la democracia hondureña no pueden ser menos que fatales, menos que crueles, y menos que tiránicos. Empero, el pueblo sigue su lucha en todos los terrenos sobre los cuales se construye una ciudadanía beligerante, valiente y determinada.

Pronto habrá un estallido social incontenible, sólo es cuestión de espera y acción. Habrá una chispa que será la explosión de la bomba de tiempo que el bipartidismo, el poder fáctico mediático y las fuerzas armadas han ido alimentando poco a poco.

El día de la resurrección social vendrá. Y allí estaremos apoyando lo necesario, los intelectuales comprometidos con el país y su futuro democrático socialista.
https://www.alainet.org/es/articulo/193772

Del mismo autor


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Honduras: A nueve años del golpe de Estado

 
28/06/2018 /  Pablo Ruiz
El 28 de junio de 2009, el presidente democrático de Honduras, Manuel Zelaya, fue sacado por la fuerza del palacio presidencial, puesto en un avión militar desde la base Soto Cano, sede de la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” del Ejército de Estados Unidos, siendo expulsado a Costa Rica.
 El golpe de Estado en cuestión fue encabezado por el jefe del Estado Mayor Conjunto, Romeo Orlando Vásquez Velásquez y por el jefe de la Fuerza Aérea, general Luis Javier Prince Suazo. Ambos graduados de la Escuela de las Américas.

Meses antes, en abril de 2009, por primera vez una delegación de SOAWatch encabezada por Lisa Sullivan y el padre José Mulligan visitaron Honduras donde sostuvieron reuniones con autoridades de gobierno, y con organizaciones sociales, para pedir que Honduras no siguiera enviando soldados a entrenamiento a la Escuela de las Américas del Ejército de EEUU.

A este llamado se sumó entonces Berta Cáceres, Coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), quien pidió, en presencia de la delegación de SOAW, al Presidente Manuel Zelaya, en una reunión con organizaciones en San Pedro Sula, que Honduras retirara sus soldados de la Escuela de las Américas.

En marzo del 2016, Berta Cáceres fue cobardemente asesinada, entre los responsables militares con entrenamiento militar en EEUU y la Escuela de las Américas.

¿Por qué el golpe de Estado?

En pocas palabras, porque en el gobierno de Manuel Zelaya, mientras estuvo en el cargo, su política se hizo cada vez más progresista, reduciendo la pobreza en un 10%, aumentando el salario mínimo en un 80%, proporcionando educación gratuita a todos los niños, proporcionando subsidios para los pequeños agricultores y fundamentalmente teniendo un contacto más cercano con los movimientos sociales.

El mismo 28 de junio de 2009, y con el fin de democratizas más Honduras, el presidente Zelaya había convocado a una Consulta Popular para que en las elecciones de noviembre del mismo año se pusiera una “cuarta urna” y el puedo soberanamente decidiera si quería convocar a una Asamblea Nacional Constituyente en búsqueda de una nueva constitución política para Honduras.

¿Qué ha pasado desde entonces?

Desde el golpe de Estado, y con el apoyo, financiamiento y entrenamiento de los EEUU a las fuerzas represivas sólo han aumentado los asesinatos, las amenazas, y la represión al pueblo de Honduras.

De acuerdo a un Informe del Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (COFADEH) desde el golpe de Estado a la fecha, se han registrado 13 personas detenidas desaparecidas en forma forzada.

De acuerdo al Informe “Honduras: El lugar más peligroso para defender el Planeta”, de Global Witness, “desde el golpe de Estado de 2009, 123 activistas de la tierra y el medio ambiente han sido asesinados en Honduras”.

Entre ellos, recordamos a Berta Cáceres, a Tomas García, ambos de COPINH, los asesinatos cometidos contra el pueblo garífuna, la masacre en contra del pueblo Misquito, por parte de agentes de la DEA, y tantos otros crímenes que han quedado en la más completa impunidad.



A eso debemos sumar, a lo menos a 31 personas más las que fueron asesinadas por los aparatos de seguridad a consecuencia de las protestas que sucedieron luego del fraude electoral, de noviembre del 2017, donde se reeligió nuevamente a Juan Orlando Hernández.

Además, de acuerdo a un informe de Amnistía Internacional, se “denunciaron múltiples casos de personas heridas por arma de fuego o brutalmente golpeadas por las fuerzas de seguridad, así como casos que podrían constituir tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes”.

Más de 1300 manifestantes fueron arrestados en las protestas de los cuales a 22 prisioneros políticos se los acusó de cargos graves. Entre ellos a los activistas Edwin Espinal y Raúl Álvarez quienes todavía se encuentran prisioneros en la cárcel de máxima seguridad La Tolva.

Desde el golpe de Estado de 2009, se han aprobado más de 48 proyectos de concesiones hidroeléctricas para la generación de energía y privatización de ríos como de otros proyectos “extractivistas”.

Miles de hondureños han tenido que huir producto de las políticas económicas como represivas que se han ejercido desde el golpe de Estado a la fecha.

De acuerdo a un Informe de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, 14.735 personas hondureñas habían solicitado asilo entre enero y octubre el 2017 en países de todo el mundo, la mayoría en México y Estados Unidos”.

Actualmente, unos 50 mil hondureños podrían ser deportados a la fuerza desde EEUU a Honduras por la retirada del Estatus de Protección Temporal (TPS).

Por otro lado, “el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) registró que entre enero de 2001 y agosto de 2017 fueron asesinados en Honduras 70 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación; el 91% de estos casos permanecen en la impunidad”.

Honduras figura en el lugar 140 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa el 2017. Muy lejos de Noruega, Suecia y Finlandia que ocupan los primeros lugares con mayor libertad de prensa.

Por su parte, el “Informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión” de la CIDH señaló que tan sólo en el año 2016 en Honduras fueron asesinados 3 periodistas y hubo ataques, amenazas e intimidaciones a periodistas y medios de comunicación. El 13 de septiembre del 2017, fue asesinado también el periodista del Canal 22 Carlos William Flores por personas “no identificadas”.

¿Qué podemos seguir haciendo?

El movimiento de la SOAW, y muchas organizaciones de América Latina, desde el golpe de Estado a la fecha, han seguido en solidaridad con Honduras.

En EEUU seguimos apoyando, en el Congreso de EEUU, el proyecto de Ley HR 5474 llamado por muchos “Ley Berta Cáceres” el que busca “suspender la ayuda de Estados Unidos a la policía y a las fuerzas militares de Honduras hasta que cesen las violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad de Honduras y hasta que los autores sean llevados ante la justicia”.

Seguimos denunciando las graves violaciones a los derechos humanos que siguen sucediendo en Honduras. Demandamos la libertad de los prisioneros políticos, ahora.

Seguimos en solidaridad con quienes son perseguidos y luchan por salvar sus vidas. En ese sentido, SOAWatch desde el 2016 realiza el Encuentro Fronterizo, en la misma frontera de EEUU y México, para solidarizarse con las personas migrantes y para denunciar las raíces de fondo que causan la migración. El próximo Encuentro Fronterizo se realizará del 16 al 18 de noviembre. Ver más Información en: www.soaw.org

Pablo Ruiz es periodista de SOAWatch. Este artículo contó con la colaboración de Adrián Bernal.
https://www.alainet.org/es/articulo/193775

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